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La magia de los libros

 Es triste que no seamos un país de lectores cuando nuestros propios autores: Claudia Lars, Roque Dalton, Claribel Alegría, Salarrué y tantos otros son fenomenales y reconocidos a nivel internacional.

Por Carmen Maron
Educadora

Este sábado 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro. Creo que si algo no ha faltado en mi vida, han sido libros. Mi padre, profesor graduado de la Universidad de Santiago de Compostela, era todavía de aquellos estudiantes que aprendían latín y griego y rendían exámenes orales. Uno de mis primeros recuerdos de niñez es estar sentada junto a él en una tarde lluviosa. Mi padre tiene abierto un libro en griego y yo he abierto uno igual de grueso pero del que, obviamente, no entiendo nada. Sin embargo, en mis momentos de estrés y tristeza ese recuerdo y un buen libro, crean el mismo ambiente de paz.

Mi madre venía también de una familia de lectores; mi abuelo fue Presidente del Ateneo Salvadoreño. Teníamos, de niñas, un pequeño cuartito añadido a la casa que se llamaba "el cuarto de juguetes" pero, que en realidad estaba lleno de libros. Mi primer libro que leí sola fue "El Libro de los Perros". Tenía tres años y no recuerdo quién me enseñó. Sé que no fueron mis padres, probablemente mi abuela o mi tío. Mi papá, que no lo creía, me prometió un anillo si leía el libro de Robin Hood para niños. Lo leí y me llevó al entonces Centro de San Salvador dónde yo, muy ufana, escogí un anillo con una piedra rosa como "anillo de aprender a leer".

Mi siguiente libro fueron las Leyendas Noruegas y Laponas. Mi favorita era "Ojos de Estrella", la historia de una niña que había caído en la nieve y había visto por tanto tiempo las estrellas que podía ver el alma de la gente. "¡¿Qué estás haciendo?!", me dijo mi madre la vez que me dejo "afuera" en el jardín porque no me vio acostada en la grama. "Viendo estrellas para ver el alma," le respondí. Me tuvieron que explicar que una leyenda no era verdad, exactamente.

Mi abuela era la devota de la casa y puso en mis manos "La Historia de Jesús", un libro de oraciones, y otro libro que aún mantengo en mi mesa de noche: "Historia de un Alma",  de Santa Teresita del Niño Jesús (Therése Martin). Mis padres lo eran menos y pusieron en mis manos "Mujercitas" de Luisa May Alcott. Los libros de Luisa May Alcott fueron mi primera serie, al igual que los de Laura Ingalls Wilder de "La Casita en la Pradera" y "Ramona la Chinche" (Ramona the Pest) de Beverly Clearly. Por cierto, para los lectores de la diáspora y los que envían encomiendas, los libros de la Ramona son excelentes regalos para las pre adolescentes.

Después  leí "Juana de Arco", "Robinson Crusoe" y "El Cid Campeador" (en formato para niños), "La Vuelta al Mundo en Ochenta Días" y otros más que no recuerdo. Mi mamá descubrió que, en la entonces nueva Librería Moderna, traían una colección que se llamaban Quince Historias. Eran quince historias de diferentes temas. Cada vez que se podía (mis padres no estaban en una posición económica holgada, y estábamos a media guerra) me regalaban un "Quince". Con esos libros viví la conquista de América de México hasta la Patagonia, volé con Orville Wright y en el Concorde, me enteré de las intrigas del Sacro Imperio Romano Germánico, de la Reforma, de la Guerra de los Cien Años  y de la tragedia de los Romanov.

A los trece años me regalaron "El Diario de Ana Frank". Era algo casi obvio porque mi apellido (Marón=multitud) es Sefaredí. Del Diario de Ana Frank se bifurcaron , "La Jornada" de Myrna Grant, "Mi Amiga Ana" de Jacqueline Van Marsen, y "Noche" de Eli Weisel (de adulta me leería toda la serie). Gran parte de mi "mesada" (la cual se ganaba, no me la regalaban) se iba para libros. Mis amigas eran lectoras. Una de mis mejores amigas tenía toda la saga de "The Princess Bride" (La Princesa Casadera), algo así como el Harry Potter de los 80. Así que hacíamos cambio: ella leía mis libros del Holocausto, en lo que yo me sumergía en el mundo de dragones y castillos.

De adulta, el gusto por la lectura no ha mermado. No sólo porque fuí maestra de Literatura casi toda mi vida, sino porque los libros siguen abriéndome mundos que no espero. He gozado con "La Casa de los Espíritus" y llorado con "Paula" de Isabel Allende. Releí "Cien Años de Soledad" y créanme que tiene mucho más sentido en la vida adulta. En un momento de profundo dolor, me consoló "El Año del Pensamiento Mágico" de Joan Didion. Me he reído con las novelas británicas, con su humor tan especial. Con mis alumnos leí "El Color Púrpura" (si alguno de mis alumnos me lee, se recordará de la famosa página 72), y las obras de Shakespeare. He leído la saga de los Kennedy, los Windsor, la historia de las hermanas Mirabal en "El Tiempo de las Mariposas" de Julia Álvarez , además de la historia de mi propio país en el magistral libro "Aroma de Café Amargo" (Bitter Grounds), de Sandra Benítez. Mi director espiritual es también un amante de la lectura y me introdujo a la obra de Fabrice Hadjadj, un filósofo francés. Sus libros "La Fé de los Demonios" y "Resurrección: una Experiencia con el Señor Resucitado" han sido descubrimientos maravillosos en la fé desde la perspectiva del siglo XXI.

La gente no me cree cuando le digo que es raro, rarísimo, que yo vea televisión. Tengo mi cuenta de Netflix pero...no, nada es mejor que un libro. No soy seguidora de series (quizás alguna que vea con amigas o una histórica). Siento que muchos valores se han perdido en nuestra sociedad por no fomentar la lectura, comenzando por aquel famoso libro de buenos modales: "El Carreño". La lectura sirve para andar en buenos pasos. Además, la lectura nos mantiene siempre estudiando y aprendiendo cosas nuevas en muchas áreas: economía, sociología, psicología, teología, etc.

Es triste que no seamos un país de lectores cuando nuestros propios autores: Claudia Lars, Roque Dalton, Claribel Alegría, Salarrué y tantos otros son fenomenales y reconocidos a nivel internacional. Cuando dicto clases a nivel universitario y menciono libro tras libro y veo las caras de "¿de qué esta hablando, Licenciada?", siento muchísima frustración.Así que les dejo unos cuántos títulos para empezar. Algunos se leyeron en el colegio, pero hay que releerlos como adultos para entenderlos. Espero que los disfruten:

1. "Tierra de Infancia"-Claudia Lars
2. "Aroma de Café Amargo"- Sandra Benítez
3. "Las Historias Prohibidas de Pulgarcito"-Roque Dalton (Historia de El Salvador desde la conquista hasta la Guerra con Honduras)
4. "Diario"-Oscar Arnulfo Romero (como documento histórico, si no es católico)
5. "Cuentos de Barro"~Salvador Salazar Arrué
6. "Cien Años de Soledad"~ Gabriel García Márquez
7. "La Casa de los Espíritus"~Isabel Allende.

¡Felíz Día del Libro! Regálese un poco de magia..

 

Educadora

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