Con toda la controversia migratoria, racial y conflictos étnicos alrededor del mundo, que no acaban. Deseo cerrar este 2022 escribiendo contenido que, a los llamados “latinos” nos habrá el corazón y la mente para sentirnos orgullosos de quienes somos y no menospreciarnos por otros seres humanos, solo por el color de la piel o de nuestros ojos.
En términos menos estrictos, el concepto “latino” se utiliza como abreviatura de “latinoamericano” y se usa para describir a personas nacidas en o ascendentes de algún territorio en América, donde la lengua principal proviene del latín. Más ampliamente agrupa países cuyas lenguas oficiales son el español, el portugués, italiano y francés, conocidas como lenguas romances. Este término tiene una historia marcada por controversias sociales, políticas y lingüísticas.
En la década de 1970, la Oficina del Censo de EE.UU. creó la clasificación “hispano” para agrupar a las personas que procedían de los países americanos colonizados por España (incluidos los portugueses e indígenas). Y oficialmente usado en el censo de 1980. En los censos anteriores, las únicas opciones para clasificar el origen étnico de la población eran “blanco”, “negro” y “otro”. Esto ha evolucionado a llamar a la población “negra” como “personas de color”, ¿pero por qué ese adjetivo? Si unos y otros representan un color determinado, …entonces podemos afirmar que “los blancos” son personas de color por igual.
La palabra “latino” es un adjetivo que proviene del vocablo “latinus” con origen en la antigua Roma, el Lacio, que existía alrededor del año 500 a.C., donde la gente hablaba latín (fundadores del Imperio Romano, odiado y admirado). A medida que el Imperio Romano dominaba el mundo entonces conocido, también ganaba idiomas. De ahí proceden las lenguas romances.
Lo cierto es que muchas personas en la actualidad se identifican con estos términos y esta denominación latino/hispano ha causado la unión de miles de personas para generar cambios positivos. También es verdadero que hay que dejar atrás la absurda idea, que unos, tiene supremacía sobre otros y que cada raza tiene su historia y virtudes de la cuales sentirnos orgullosos, mucho menos inferiores por la piel o por no tener ojos azules o verdes, los ojos negros y café también son hermosos.
En esta temporada navideña-cristiana tan especial es oportuno recordar que todos los seres humanos fuimos creados iguales ante Dios y somos iguales ante las leyes. Que los latinos/hispanos, desde la antigüedad clásica, desde antes de Jesucristo y después, hemos dado grandes aportes a la humanidad. Para muestra tenemos a Luis Walter Álvarez,
ganador del Premio Nobel de Física en 1968 (español/cubano). Sonia Sotomayor, primera jueza hispana de la Corte Suprema de Estados Unidos (2009), primera persona hispana en ser nombrada en la rama judicial de Nueva York, y tercera mujer en ser nombrada en toda la historia de la Corte Suprema de ese país (puertorriqueña). Y qué decir de Frank Rubio, primer astronauta de origen salvadoreño en viajar al espacio.
Además, los prolíficos aportes (haciendo a un lado los errores), de nuestras raíces romanas desde donde proceden todos los latinos. “SABER es PODER” así que, vasta de subestimarnos. A sentirnos orgullosamente latinos, pero sobre todo a demostrar que podemos ser mejores de lo que hasta hoy hemos sido. Sirva esta cápsula para motivarles a investigar más sobre nuestros orígenes y aportes.
Militar y Economista.