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Nuevas fuerzas, como el Águila

No pierdas la esperanza, no te des por vencido. Este mundo les pertenece a los soñadores, los que entienden que las fuerzas no vienen de ellos, sino del Todopoderoso

Por Jaime Ramírez Ortega
Abogado y teólogo

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9).

En ocasiones los seres humanos buscan resolver los problemas que les agobian mediante el cristal de la lógica, pensando que la solución proviene de fuentes humanas, pero la realidad es que Dios tiene maneras muy misteriosas de proveer soluciones a grandes problemas, que rompen con la lógica y los procesos terrenales. 

A manera de ejemplo, piensa por un momento si un día el Señor Jesucristo se te aparece en medio de las grandes tribulaciones que te agobian y, en lugar de darte una solución según la lógica humana, te dice: “Necesito que vayas hacia aquella enorme roca de la montaña y la empujes una hora diaria durante un año”. A lo mejor tú quedes impertérrito ante esa propuesta, pero aun así decides obedecer a Jesús, a sabiendas de que es imposible mover la enorme roca de varias toneladas. Pero comienzas a empujarla con todas tus fuerzas, día tras día, mas no consigues moverla ni un milímetro.

Luego de este fracaso día tras día se te aparece el diablo y te dice: ¿Por qué sigues obedeciendo a Jesús? ¿Acaso no ves que es imposible mover esa roca? Luego te remata con la siguiente aseveración: Yo no seguiría a alguien que me haga trabajar tanto y sin sentido. Debes alejarte, ya que es tonto que sigas empujando esa roca, nunca la vas a mover. En este contexto solo tienes dos opciones, seguir el consejo del diablo u obedecer a Jesús. Esta disyuntiva en la vida ocurre a diario, con cada problema que enfrentamos, pero la mejor opción siempre será obedecer al Señor Jesucristo.  

Por lo tanto, no te des por vencido, sigue empujando la enorme roca; ciertamente, a lo mejor no logres moverla ni un milímetro, pero ten por seguro que tu mente y tu cuerpo se fortalecerán día con día, tus brazos y piernas se harán fuertes. Pero, sobre todo, estarás ocupado y enfocado en una actividad que, aunque parezca ilógica, traerá un resultado que te dejará impávido.  Y cuando se cumpla el tiempo de la prueba de tanto mover la enorme roca, no te olvides de elevar una oración al Señor Jesucristo, diciendo: “Ya he hecho lo que me pediste, pero he fracasado, no pude mover la roca ni un centímetro”.

En ese contexto de obediencia verás al Señor Jesucristo diciéndote: “¿Por qué lloras? Yo te pedí que empujaras la roca, yo nunca te pedí que la movieras; en cambio, mírate, tu problema físico ha desaparecido, las dificultades que te agobiaban ya no están. No has fracasado, yo he cumplido mi propósito en ti…”.

Aprendamos la lección: muchas veces no encontraremos la salida a los problemas, las adversidades de la vida deprimen; es por ello que empezamos a buscarle lógica, nuestra lógica, a la voluntad de Dios, y viene el enemigo y nos dice que no servimos, que somos inútiles o que fracasaremos por más que nos esforcemos.

Amigo y amiga lectores, el día de hoy te hago un llamado a “empujar esa roca de los problemas, a esforzarnos y obedecer la voluntad perfecta del Señor Jesucristo” sin importar cuántos pensamientos de duda ponga Satanás en nuestra mente, pongamos todo en las manos del Señor, y Él por medio de su voluntad nunca nos hará perder el tiempo; más bien, nos hará ser más fuertes y valientes para enfrentar los obstáculos de la vida. 

Recuerda lo que dijo Jesús: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30).

No pierdas la esperanza, no te des por vencido. Este mundo les pertenece a los soñadores, los que entienden que las fuerzas no vienen de ellos, sino del Todopoderoso, tal como lo dice Isaías 40: 28-31: “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance”.

Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán.

@Jaime_RO74

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Cristianismo Opinión Valores

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