Es para mí un privilegio poder escribir estas líneas, enaltecer y dar a conocer un poco a San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del #OpusDei, en mi calidad de amigo de la Obra que se centra en la santificación del trabajo, en la vida ordinaria, la familia, el amor a la Iglesia y al Romano Pontífice y otros aspectos de la vida cristiana. San Josemaría enseñó que debemos santificar el trabajo, imitando a Jesucristo, quien también llevó una vida de trabajo y cumplió la voluntad de Dios en todo momento.
Aquí está la oración para todos los días: “Oh, Dios, que por mediación de la Santísima Virgen otorgaste a San Josemaría, sacerdote, gracias innumerables, escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, y de servir con alegría y con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor.”
Nada más bonito que nuestras vidas fueran un eterno caminar tras las huellas de San Josemaría y que cada día de nuestras vidas en un mundo cada vez más personal donde la preocupación del hombre actual es qué, dónde y cuándo consumiremos algo, a llevar una vida de santidad; claro, está el libre albedrío; sin embargo, parece que no entendemos que la vida es hoy, que cada amanecer, gozar de salud, tener a nuestros seres amados es de por sí un privilegio y ante tal regalo que dar gracias a Dios con nuestro actuar; muchos vemos con aversión el trabajo, sabemos que luchamos día a día por conseguir el pan nuestro de cada día; sin embargo, no santificamos el trabajo como agrada a Dios y saber que Dios está en cada lugar de trabajo y actuar de nuestro trabajo.
Qué mejor que iniciar el día santificando nuestro hogar y a nuestra familia. Que sea nuestro momento en la mesa una oportunidad dentro del hogar para agradecer, sabedores de la fragilidad humana, que debemos entender que salimos de nuestros hogares, pero no sabemos si nos volveremos a ver, confiar en el poder que tiene la frase que el padre le dice a su hijo: “Que Dios te bendiga, hijo”, esa frase tiene un poder inconmensurable.
En estos momentos que como país, como sociedad, como comunidad, como vecinos debemos ser solidarios, poner en práctica la empatía hacia nuestro prójimo sea lo común y dejar de una vez por todas de hacer de las iglesias, centros sociales. Honrar y bendecir la unidad de vida va más allá de nuestro entendimiento, considerando la vida como lo más divino que Dios pudo regalarnos debe ser algo inherente a nuestra fe.
Una de las muchas cosas que me gustan del #OpusDei es cómo exaltan que podemos progresar en virtudes, como la vida interior, el tono humano, la vida de piedad que nuestra espiritualidad sea más fuerte, nuestras virtudes no son estáticas, sino que, día a día, debemos dejarnos llevar por un Dios misericordioso e intentar que nuestras virtudes sean mejores cada día, las virtudes que agradan a Dios.
Qué decir de enseñar la doctrina cristiana; parece que creemos que tal acción solo recae en las autoridades religiosas y en particular este año la homilía de la misa de aniversario nos invitó a comprender a rezar por las decisiones y la visión que tiene el santo pontífice sobre el caminar de la Iglesia católica adquirir, fomentar y transmitir el compromiso que tenemos como católicos, apostólicos y romanos que no haya excusa para que, día a día ser más fieles a Dios que ayer.
Definitivamente para mí todo esto después de analizarlo, estudiarlo, leerlo para escribirlo, me doy cuenta lo difícil que es lo bueno, pero que no es imposible. Antes de escribir esta columna me pregunte posterior a la misa de este sábado, 22 de junio en la Catedral, aquí hay cientos de personas con mejores ejemplos de vida que pueden escribir de las bondades del #OpusDei y de su fundador pero aquí estoy escribiendo de este santo de lo ordinario que la Iglesia nos regaló y que podemos tratar en la oración y el día a día mi propósito es ser más Cristocéntricos, que la Virgen María y la Iglesia sea mi ejemplo a seguir, un hogar Cristocéntrico, nunca estará solo y algo que estoy cada día comprendiendo es que se puede hacer en lo cotidiano del día a día, en lo ordinario y más sencillo que realice se que se lee fácil pero en la práctica con la ayuda de Dios se puede ser mejor en medio de un mundo complejo, difícil pero se puede y se debe.
Con todo mi aprecio para la gran familia del #OpusDei que este 26 de junio celebra la fiesta de su fundador.
Médico