¿Qué dice el Nuevo Testamento sobre la justicia? La semana anterior escribí sobre las enseñanzas del Antiguo Testamento relacionadas con ese tema. Todas las citas que utilicé fueron tomadas de esos libros. Pero ¿qué se puede decir sobre el tema usando pasajes del Nuevo Testamento? Primero es necesario recordar que en el Antiguo Testamento tenemos el surgimiento de una nación y las instrucciones sobre cómo debía ser gobernada. Los principios sobre la justicia eran de carácter fundacional y, desde ese punto de vista, expresaban el deber ser. En cambio, en el Nuevo Testamento nos encontramos con la misma nación sometida ya por más de un siglo al Imperio Romano, con todos los vicios imaginables de los jueces.
El juicio de Jesús es un ejemplo de la manipulación de la justicia. Los fariseos solo tenían permitido juzgar temas religiosos. Por eso, sometieron a Jesús a un juicio bajo el cargo de blasfemia. Todo era una formalidad porque la decisión de condenarlo ya había sido tomada, no tenían interés en conocer la verdad. Pero no pudiendo aplicar la pena de muerte, lo llevaron ante Pilato con una acusación diferente. Le imputaron el delito de insubordinación, por presentarse como rey de los judíos. Una acusación política de lo más grave.
De acuerdo con el evangelio de Juan, Pilato conversó largamente con Jesús y llegó a la conclusión de que era inocente. Pilato despreciaba a los judíos y no estaba dispuesto a ceder a sus presiones y, por eso, lo vemos haciendo repetidos esfuerzos por dejar a Jesús en libertad. Pero todo cambió cuando le amenazaron con denunciarlo ante el emperador. Anteriormente Pilato ya había tenido problemas con el emperador Tiberio, debido a una denuncia de las autoridades religiosas. Una nueva denuncia podría implicar su destitución. Al ver amenazada su posición, optó por torcer la justicia: consciente de la inocencia de Jesús decidió condenarlo. Su gesto de lavarse las manos fue solo un intento por evadir una responsabilidad que era solo suya.
Años después, Pablo fue apresado por un señalamiento que le hacían desde ya bastante rato: “Estos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús” (Hechos 17:7). Así fue a parar en manos del gobernador Félix, quien, por antojo, fue prolongando su caso por demasiado tiempo. Las Escrituras explican la razón de la dilación: "Esperaba con esto que Pablo le diera dinero para que lo soltara, por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él" (Hechos 24:26). Félix no estaba interesado de ninguna manera en la justicia sino en el lucro que pudiera obtener. La justicia a la carta. Para culminar su mandato lo hizo de manera vergonzosa: “Queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo” (Hechos 24:27). Sin tener pruebas para condenarlo, decidió dejarlo en prisión solo por quedar bien.
El sucesor de Félix se llamó Porcio Festo. Éste es presentado en las Escrituras como un gobernador ágil que ventilada rápidamente los casos. En efecto, apenas unos días después de haber asumido ya había convocado a los acusadores para un nuevo juicio contra Pablo. Escuchando a los acusadores, Porcio Festo llegó a la conclusión de que no existían pruebas para condenar al apóstol. Pero ese gobernador, que hasta ese punto se había mostrado muy diligente, mostró las grietas de su carácter: “Queriendo congraciarse con los judíos, le respondió a Pablo: ¿Quieres subir a Jerusalén y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí?” (Hechos 25:9). Sabiendo que lo que procedía era la liberación de Pablo prefirió prolongar el asunto solo para no desairar a los representantes del pueblo sobre el cual acababa de asumir. El problema es que existía un plan para asesinar a Pablo en el camino a Jerusalén. El apóstol no tuvo otra opción que la de apelar a la instancia superior. Haciendo uso de sus derechos como ciudadano romano, apeló para ser juzgado por el emperador.
La Biblia termina con la revelación del Apocalipsis. En ese libro se presenta la visión de una humanidad transformada, en donde la injusticia y los sobornos han sido suprimidos y donde los inocentes finalmente pueden cantar: “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos” (Apocalipsis 15:3). ¡Finalmente la justicia!
Pastor General de la Misión Cristiana Elim