Las hermosas vías navideñas no serán suficientes para despertar alegría, buena parte de la población está saboreando el desempleo en la mejor época del año. El Niño Jesús insiste en nacer en las peores condiciones para recordar a quienes toman decisiones y a los soberbios que en los pesebres y establos sigue siendo urgente la construcción y el nacimiento de la dignidad humana.
Por las razones que se dan los despidos, ya sea administrativos, reestructuraciones o políticas, por muy amarga que sea la medicina, las formas y manejos de las situaciones marcan diferencias; la aplicación de los despidos masivos, “renuncias voluntarias”, desvinculaciones o como quieran calificarles, siguen causando duelo a muchas familias. En los últimos días se ha conocido de que profesionales de salud, unos años antes calificados héroes, han sido retirados de sus puestos de trabajo y sin una estrella que les guíe en el horizonte.
“Paz a la gente de buena voluntad”, imposible paz en una condición de desempleo, aunque cada situación es particular y la resiliencia se manifiesta de las más insospechadas maneras, siempre y cuando existan oportunidades, de momento el trauma del desempleo y las despedidas por la puerta trasera no huelen a incienso ni a mirra y menos a oro.
No se precisa el número de personas despedidas, cualquiera sea el número, se extrapola porque no se multiplican los panes en las familias, si el ingreso principal no llega, lo que, si es seguro, según los expertos, que el trauma del desempleo implica a un ser humano un duelo emocional que se manifiesta en el enojo, tristeza, estrés, frustración, autoestima baja, enfermedades y además la inestabilidad e incertidumbre financiera y en definitiva es el despojo de la esperanza y la alegría en muchos hogares.
De inmediato y sin registro oficial las cifras se engruesan, el desempleo ya no será del 42.5% de la población en edad productiva como se difundió en la prensa en julio de 2023, la informalidad parece el camino que lleva a Belén en pleno tiempo de Adviento.
Herodes está en el sistema y tiene a sus auxiliares, la sagrada familia tiene que bregar, caminar, exiliarse o migrar bajo el riesgo y el silencio, se trata de sobrevivir y encontrar la luz y la verdadera Navidad.
En este tiempo de Adviento, más urgente que nunca, más urgente que las ofertas, noches de compras y consumismo es la “Paz a las gentes de buena voluntad”, la solidaridad y la esperanza y que llegue pronto la verdadera noche buena.
Periodista.