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¿Qué se hace para prevenir la violencia?

La sola represión no resuelve ninguno de estos elementos y, en consecuencia, limita los resultados que se puedan obtener. No obstante, la actual situación de pacificación puede y debe ser diligentemente aprovechada para trabajar en resolver las raíces del problema. Lastimosamente, no hay ningún indicio de que se esté haciendo algún esfuerzo articulado de atención a esas raíces.

Por Mario Vega

La violencia brota de raíces que han sido identificadas con bastante precisión. Su caldo de cultivo es la marginación social. Existe una relación directamente proporcional entre el grado de marginación y los niveles de violencia. A mayor marginación, mayor propensión de las personas a actuar agresivamente. A las condiciones que producen la humillación social se les llama factores de riesgo. La violencia no es provocada por uno solo de esos factores sino por la combinación de varios de ellos. Si bien la pobreza es un factor de riesgo, no siempre detona en violencia. Pero cuando el factor pobreza se combina con otros, la agresividad brotará de manera bastante segura.

La manera de prevenir y mitigar la violencia es elaborando una política nacional de prevención de la violencia. Esta debe enfocarse en el desmontaje de los factores de riesgo, es decir, en la mitigación de la marginación. Dado que las condiciones de marginación son de carácter estructural, la prevención de la violencia debe necesariamente tener un carácter sostenido, sistemático e integral. Los frutos no se cosechan de manera pronta, pero es la única manera de asegurar que no haya brotes futuros.

Para atender los factores de riesgo se necesita la construcción de un modelo económico que no esté basado en las remesas, la dependencia y el consumo. Mas bien debe ser un modelo productivo e inclusivo. Los jóvenes deben disponer de oportunidades de trabajo que no sacrifiquen a las personas mayores, pero que puedan dar la certeza de una remuneración justa y posibilidades de ascenso. También se deben asegurar las necesidades humanas básicas de la población viviendo en carencia, necesidades como la nutrición, un sistema de salud preventivo, humano y eficiente; un sistema público de educación adecuado, dotado y competente. La atención a estas necesidades esenciales solo es posible si se combate firmemente la corrupción en todas sus expresiones. La permisividad con la deshonestidad corrupta es el principal obstáculo para atender las necesidades de desarrollo.

También se debe trabajar en una política nacional de vivienda que reduzca el déficit que afrontamos. Otro tema que trabajar es el de los derechos ciudadanos. La restricción de libertades constitucionales no contribuye a mitigar la marginación, por el contrario, la profundiza. La prevención de la violencia no es contraria a la persecución del delito, ya que esta es parte integral de aquella. Pero se trata de una persecución que debe ser apegada a la ley y siguiendo el método científico. Para eso, se requiere que la policía sea de características comunitarias, profesionales y respetuosa de los derechos humanos. El complemento de esto es la instalación de un sistema de justicia que sea pronto, imparcial e insobornable. Que no consienta la impunidad.

Otro aspecto de la prevención incluye elementos como la elaboración de marcos legales para el control de la portación y adquisición de armas y que responda a nuestra realidad muy particular. Lo mismo sucede con la regulación de bebidas alcohólicas y drogas. También se debe enfatizar la enseñanza de valores por medio de la potenciación de modelos vivientes de honradez, paternidad responsable y justicia. Dejar de promover y potenciar a sinvergüenzas, mentirosos y patanes. Privilegiar la reconciliación sobre la confrontación, el razonamiento sobre la imposición, el perdón sobre la venganza. Promover el respeto a la mujer y la niñez.  

Se podría continuar mencionando más elementos para la desactivación de los factores de riesgo. Pero los mencionados son suficientes para comprender que se trata de un esfuerzo integral que debe atender a variedad de elementos de manera simultánea y sistemática.

La sola represión no resuelve ninguno de estos elementos y, en consecuencia, limita los resultados que se puedan obtener. No obstante, la actual situación de pacificación puede y debe ser diligentemente aprovechada para trabajar en resolver las raíces del problema. Lastimosamente, no hay ningún indicio de que se esté haciendo algún esfuerzo articulado de atención a esas raíces. Por el contrario, se puede constatar la profundización de condiciones de humillación social que, en definitiva, es el patógeno de la violencia. Nunca es tarde para atender los factores de riesgo, porque, al fin y al cabo, hacerlo no es otra cosa que gobernar bien. Que es lo que la ciudadanía en definitiva desea.

Pastor General de la Misión Cristiana Elim.

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Cristianismo Opinión

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