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Las Normas Mandela

Aunque las Normas Mandela no son vinculantes legalmente, los estados miembros de las Naciones Unidas se han comprometido a esforzarse por implementar estas normas en sus sistemas penitenciarios. Se trata de un compromiso moral de respeto a la persona humana, de civilidad y que permite al Estado demostrar que es diferente a lo que pretende combatir.

Por Mario Vega

El pasado 18 de julio se celebró el Día Internacional de Nelson Mandela. Este fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 2009, para honrar el legado de Mandela y su contribución a la cultura de paz y libertad. La idea principal de la fecha es la de animar a las personas a verse capaces de cambiar el mundo y sentirse responsables de hacerlo. El modelo de Mandela es el de un hombre que fue capaz de transformar las terribles condiciones de segregación racial en su país.

Su legado incluye la lucha por los derechos humanos, la justicia social y la paz, tanto en Sudáfrica como en el mundo. Pasó en prisión 27 años que lo potenciaron como un símbolo mundial de resistencia contra la opresión. La presión interna y externa creció tanto que, finalmente, fue liberado en 1990. Aprovechó su libertad no para buscar venganza sino para liderar negociaciones con el gobierno en busca de establecer una democracia multirracial. Su enfoque fue en la reconciliación y la construcción de una nación inclusiva donde no se despreciara a nadie, ni siquiera a quienes lo habían sometido a tantos años de prisión. Se considera que su voluntad de perdón y reconciliación fue fundamental para evitar una guerra civil y asegurar una transición pacífica.

Es en su honor que las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos se denominan Normas Mandela, haciendo alusión a los 27 años que pasó en prisión antes de convertirse en un símbolo mundial de la lucha por los derechos humanos. Las Normas Mandela establecen lineamientos sobre cómo deben ser tratados los privados de libertad, garantizando el respeto de sus derechos humanos y dignidad. Los estados miembros de las Naciones Unidas, entre los que se encuentra El Salvador, se han comprometido a implementar las Normas Mandela en sus respectivos sistemas penitenciarios.

En esencia, las Normas Mandela establecen mínimos para los detenidos como, por ejemplo, que el alojamiento cumpla con normas de higiene, en particular en lo que respecta al volumen de aire, la superficie mínima y la iluminación. Garantizan la vestimenta adecuada, la alimentación y el acceso a cuidados médicos prontos y tratamientos adecuados. En cuanto a la disciplina y sanciones dentro de los centros penales definen procedimientos justos y humanos.

Las Normas Mandela también promueven el mantenimiento de los vínculos familiares y sociales mediante visitas y correspondencia. Dado que el propósito de las prisiones es el de proteger a la sociedad contra el delito, los estados miembros deben aprovechar el período de privación de libertar para lograr la reinserción de los reclusos. Para ello, las autoridades deben ofrecer educación, formación profesional y trabajo, así como otras formas de asistencia apropiadas como las de carácter recuperativo, moral, espiritual y social. También juega un papel importante la promoción de la salud y el deporte.

Dado que la sola privación de libertad es aflictiva, los estados miembros deberán asegurar que los imputados tengan derecho a un juicio justo y a recibir información sobre sus derechos y obligaciones. Además, se comprometen a no agravar los sufrimientos inherentes a su situación de privación de libertad. En consecuencia, la regla número 1 reza de la siguiente manera: «Todos los reclusos serán tratados con el respeto que merecen su dignidad y valor intrínsecos en cuanto seres humanos. Ningún recluso será sometido a tortura ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, contra los cuales se habrá de proteger a todos los reclusos, y no podrá invocarse ninguna circunstancia como justificación en contrario».

Aunque las Normas Mandela no son vinculantes legalmente, los estados miembros de las Naciones Unidas se han comprometido a esforzarse por implementar estas normas en sus sistemas penitenciarios. Se trata de un compromiso moral de respeto a la persona humana, de civilidad y que permite al Estado demostrar que es diferente a lo que pretende combatir. Además, las Normas Mandela, poseen un sustento cristiano que reafirma la capacidad de transformación que el evangelio posee. Si no se es capaz de creer que el evangelio puede cambiar a las personas, se ha perdido la fe y ya no queda más razón para continuar usando el nombre de cristiano.

Pastor General de la Misión Cristiana Elim.

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Cristianismo Opinión

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