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De la guerra a la esperanza

Moltmann siempre enfatizó la importancia de que la teología no fuera solo una disciplina académica, sino que también debía tener implicaciones prácticas y sociales. Su compromiso con la justicia social y su crítica al autoritarismo y a las estructuras opresivas fueron reflejo de esa convicción.

Por Mario Vega

El pasado 3 de junio falleció, a los 98 años, Jürgen Moltmann, uno de los teólogos más influyentes del siglo XX y XXI. Fue una figura clave en la teología moderna y sus escritos continúan siendo estudiados y discutidos en seminarios y facultades de teología en todo el mundo.   


Moltmann nació en 1926 en Hamburgo, Alemania. A los 18 años fue reclutado por el ejército nazi durante la fase final de la Segunda Guerra Mundial. Fue testigo de la dureza y brutalidad del conflicto, lo cual le produjo una profunda crisis personal y existencial que tuvo un hondo impacto en su visión de mundo. En 1945, al final de la guerra, fue capturado por los soldados británicos y pasó los siguientes tres años como prisionero de guerra en varios campos de Bélgica, Escocia e Inglaterra. Durante esos años experimentó sentimientos intensos de desesperanza y culpa por las atrocidades cometidas durante el período nazi y de las que se fue enterando progresivamente.


Mientras Moltmann estaba en el campo de prisioneros de Escocia un capellán estadounidense le regaló un ejemplar del Nuevo Testamento con Salmos. Comenzó a leerlo y fue profundamente conmovido por los Salmos de lamento y las historias de sufrimiento y esperanza del Nuevo Testamento. Posteriormente se enteró de que en el campo de prisioneros había otros creyentes que formaban círculos de estudios bíblicos. Así, Moltmann se inició en el estudio del Nuevo Testamento y en las discusiones teológicas. Esa experiencia de comunidad y solidaridad fue una de las bases en su proceso de conversión.


El punto cumbre del proceso se produjo cuando él y sus compañeros fueron llevados por las autoridades aliadas a ver la proyección de imágenes que habían sido filmadas en los campos de concentración liberados. La confrontación con el Holocausto y la magnitud del mal perpetrado por los nazis llevó a Moltmann a una profunda reflexión sobre el sufrimiento y la injusticia. Le atormentaba el hecho de saber que había luchado del lado equivocado de la historia. Pero a través de sus lecturas de la Biblia encontró un nuevo sentido de esperanza y propósito. La promesa de la resurrección y la presencia de Dios en medio del sufrimiento le proporcionaron la base para reconstruir su vida y su identidad. De esa manera experimentó su conversión y se unió a la Iglesia Evangélica Protestante.


En 1948, cuando fue liberado, Moltmann decidió volver a Alemania, que se encontraba desbastada por la guerra. Allí comenzó a reconstruir su vida y para profundizar en su fe cristiana ingresó a la Universidad de Gotinga, donde estudió teología. En sus estudios fue influenciado por teólogos como Karl Barth, Friedrich Gogarten y Ernst Bloch. En 1952 completó su doctorado en teología en medio de un ambiente de mucha solidez académica. Su tesis final se centró en temas de teología sistemática, muy influenciado por sus experiencias personales y las corrientes teológicas que en ese momento buscaban respuestas a la locura de la guerra recién terminada.


Contrajo matrimonio el mismo año con Elisabeth Moltmann-Wendel, quien fue una destacada teóloga feminista con quien realizó diversos estudios y publicó varios libros. Elisabeth apoyó a Moltmann durante los 15 años en que fue pastor de varias iglesias. En 1964 escribió su libro «Teología de la esperanza», una de las obras más significativas del pensamiento cristiano de los últimos sesenta años y que comenzó a cambiar el rumbo del pensamiento teológico cristiano en varias direcciones. El libro ha sido traducido a 20 idiomas y continúa siendo ampliamente reimpreso y citado.


En 1967 fue invitado a convertirse en profesor de teología en la Universidad de Tubinga, función que desempeñó hasta el año de su jubilación en 1994. Como docente Moltmann reorientó la teología cristiana hacia el futuro, a las promesas escatológicas de Dios. Integró diversas disciplinas en sus enseñanzas y libros, incluyendo filosofía, sociología y ciencias políticas. Ese enfoque interdisciplinario enriqueció su teología y la hizo relevante para una amplia gama de contextos y problemas contemporáneos. Moltmann siempre enfatizó la importancia de que la teología no fuera solo una disciplina académica, sino que también debía tener implicaciones prácticas y sociales. Su compromiso con la justicia social y su crítica al autoritarismo y a las estructuras opresivas fueron reflejo de esa convicción.


Pastor General de la Misión Cristiana Elim.

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Cristianismo Opinión

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