Ayer fue la confirmación de mi hijo y esto me llevo a conocer e investigar más sobre este sacramento de la Iglesia Católica Se lee: “En este sacramento se fortalece y se completa la obra del Bautismo. Por este sacramento, el bautizado se fortalece con el don del Espíritu Santo. Se logra un arraigo más profundo a la filiación divina, se une más íntimamente con la Iglesia, fortaleciéndose para ser testigo de Jesucristo, de palabra y obra. Por él es capaz de defender su fe y de transmitirla. A partir de la Confirmación nos convertimos en cristianos maduros y podremos llevar una vida cristiana más perfecta, más activa. Es el sacramento de la madurez cristiana y que nos hace capaces de ser testigos de Cristo”.
Muchos celebramos la confirmación de un pariente y apenas sabemos el valor de la confirmación donde se reafirma la unión a Dios, la Iglesia, y parece que no lo entendemos. A mí en lo personal me ocurrió en ocasiones; desconocemos, cuando se trata de un momento de profunda reflexión, ya que el confirmado entiende el amoroso compromiso de su unión con la Iglesia. “La materia del Bautismo, el agua, tiene el significado de limpieza, en este sacramento la materia significa fuerza y plenitud. El signo de la Confirmación es la “unción”. Desde la antigüedad se utilizaba el aceite para muchas cosas: para curar heridas, a los gladiadores se les ungía con el fin de fortalecerlos, también era símbolo de abundancia, de plenitud.
Además, la unción va unida al nombre de “cristiano”, que significa “ungido”. Podemos ver cómo se vive en la intensidad estos ritos que cuando se recibe el bautismo, el agua, limpia; el aceite, sana, cura, alivia y es lo que vive el que recibe la confirmación, ser ungido con aceite lo eleva a otra categoría, donde la confirmación une y reafirma nuestra obediencia a Dios.
“La materia de este sacramento es el “santo crisma”, aceite de oliva mezclado con bálsamo, que es consagrado por el Obispo el día del Jueves Santo.
La unción debe ser en la frente”, si viajamos por el tiempo, tenemos al bálsamo, uno de los componentes de la unción que, en nuestros días, aun se ocupa para aliviar dolores, y metafóricamente, sabemos que todos a lo largo de nuestras vidas, hemos sufrido más de algún quebranto del alma que nos deprime, nos sentimos solos y es el bálsamo, una medicina que aliviará esas dudas, esos dolores.
La forma de este sacramento, palabras que acompañan a la unción y a la imposición individual de las manos “Recibe por esta señal de la cruz el don del Espíritu Santo”: Recibir el don del Espíritu Santo debe ser una inmensa alegría para el confirmado, quien a una edad donde ya se entiende que, no solo se recibe tal don, sino que adquirimos un compromiso que se debe hacer notar en cada acto de vida que hacemos, en cada palabra que sale de nuestra boca, en servir a Dios desde donde nos desempeñemos y hagamos nuestra vida normal y sobre todo santificarnos en el trabajo en esa vida ordinaria a partir de la confirmación es el momento en que el Espíritu Santo desciende y se hace uno con el confirmado, momento que debe ser vivido en toda su intensidad.
El Bautismo y la Confirmación reafirman una “vida nueva” donde con el agua y el aceite, tal unción nos debe reafirmar los valores de fe, esperanza y caridad, como ejes de nuestras vidas y que, sea la caridad hacia nuestro prójimo, un modelo de vida; que sea la esperanza esa luz que ilumine nuestros caminos siempre en las huellas que deja Jesús a su paso y que sea la fe, la más gloriosa relación que exista entre nosotros y un Dios de amor, que a pesar de nuestra calidad de pecadores, Él siempre tiene oídos para escucharnos y un corazón para amarnos.
Para todos los jóvenes que ayer recibieron la confirmación debe ser un día de mucha alegría y un punto de reflexión de la importancia de tan importante sacramento y como lo dice San Josemaría Escrivá en su libro camino 786: Que ningún afecto te ate a la tierra, fuera, fuera del deseo divinísimo de dar gloria al Padre, a Cristo y por Él y con Él y al Espíritu Santo.
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