Cuando Jesús les dijo a sus discípulos: “Lo que yo les digo en la oscuridad díganlo ustedes a la luz; y lo que oyen al oído, proclámenlo desde las azoteas” (MT 10,27)
Estaba expresando el deseo que el tiene de que su mensaje sea proclamado no solo adentro de las paredes de un templo o de un salón parroquia, el evangelio, la buena noticia de la salvación debe ser proclamado y escuchado “desde las azoteas” es decir en los ambientes abiertos donde la voz pueda llegar a los que están en las casas y a los que van por las calles.
En la parábola de los invitados que se excusan por no asistir al banquete, el señor dijo a su siervo:
“Sal a los caminos y cercas y obliga a entrar hasta que se llene mi casa” (Lc 14,23)
Jesús quiere ver a sus discípulos predicando por todos los caminos posibles para que su mensaje sea conocido por los que aún están en la calle para invitarlos a entrar en su fiesta. Al paralitico que pedía limosna fuera del templo Pedro le dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te lo doy, en el nombre de Jesucristo el nazareno ponte a andar y tomándole de la mano derecha le levanto. Al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza y de un salto se puso de pie y andaba. Entro con ellos al templo andando, saltando y alabando a Dios” (Hechos 3, 6-10)
Hay muchas personas en las calles del mundo pidiendo limosnas de amor, paz y felicidad, los discípulos sabemos que solo Jesús puede llenar totalmente esas aspiraciones que hay en el corazón del ser humano. Las personas no necesitan “algo” necesitan a “alguien” que les de la mano y los ayude a levantarse para que puedan seguir caminando con alegría y esperanza, por eso es necesario “salir al encuentro, buscar a los alejados y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos” (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium #24) A participar de la alegría del reino de Dios, pero eso solo será posible con evangelizadores llenos del Espíritu Santo.
“Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo. En Pentecostés, el Espíritu hace salir de sí mismos a los Apóstoles y los transforma en anunciadores de las grandezas de Dios, que cada uno comienza a entender en su propia lengua. El Espíritu Santo, además, infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente. Invoquémoslo hoy, bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio finalmente carece de alma. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios” (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium #259)
Para lograr esto “¡Necesitamos un nuevo Pentecostés!¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias,las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza! No Podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la historia.” (Documento Conclusivo Aparecida #548)
Adelante hermanos gritemos desde “Las azoteas” usando todos los medios que la tecnología pone a nuestro alcance (Radio – TV – Plataformas digitales) para que el mensaje de salvación llegue a todas las personas que transitan por las calles del mundo real virtual con el deseo que tengan un encuentro personal con Jesucristo que es el único que puede darles abundancia y vida en plenitud. (CF Jn 10,10)
Predicador Católico.