Por Como nada, 2023 llega a su fin. Este es mi artículo 26, último programado del año. Y repasando los títulos de los 25 artículos anteriores, compruebo lo difícil que ha sido mantener equilibrada nuestra salud mental. Sumado, la actualidad nacional y mundial indica que el próximo año requerirá de un esfuerzo centuplicado para mantenernos medianamente cuerdos. ¿Qué hacer? Este es el día ideal para definirlo.
Porque estamos en vísperas de Nochebuena y de Navidad, cuando niños y adultos piensan qué pedir al Niño Dios. La pregunta debe cambiar radicalmente por “¿qué ofreceremos Jesús, que nace para redimirnos?”
Claro, cada quien deberá responder. Sin embargo, tengo una sugerencia que puede ser universal y de cambio profundo: ofrezcamos a Jesús Niño la decisión firme y verdadera de ser agradecidos.
El agradecimiento es una virtud que, como el respeto, el sentido del deber y de la dignidad y otros muchos, se ha perdido. Es chocante, por decir lo menos, cómo la palabra “gracias” ha sido erradicada del vivir cotidiano. Y, según sabias palabras del padre Javier Martin FM, el dar las gracias por cada pequeño favor recibido, es una costumbre que nos educa mental y espiritualmente para reconocer todos los beneficios que recibimos y que, precisamente por habernos hecho desagradecidos, nos pasan ignorados.
Hay (o había) un dicho muy popular en inglés, “Count your blessings”, cuenta tus bendiciones, equivalente a decir "fíjate cuánto has recibido", mucho de ello sin merecerlo, pero no lo aprecias. En cambio, estás amargado, envidioso y resentido por aquello que crees merecer o deseas tener y no te ha sido dado.
Según los Franciscanos de María, el agradecimiento es alegría, porque nos enseña a descubrir y disfrutar lo bueno de cada momento. Incluso aquellos eventos difíciles y duros podremos sobrellevarlos con entereza, porque estaremos mucho más conscientes de que en la vida hay sufrimiento y dolor, pero ellos nos dejan valiosas lecciones y nos dan más fortaleza para el futuro. También el agradecimiento es salud del alma, del espíritu y nos trae la paz mental que tanta falta hace en los tiempos actuales. El descubrir a diario los pequeños o grandes milagros que Dios realiza a nuestro alrededor, nos convierte en seres más humanos, más solidarios y, principalmente, más pacíficos y serenos.
Pero, para llegar a vivir el agradecimiento, iniciemos con recordar y practicar la palabra “gracias”. No porque quien nos hace un servicio esté obligado a ello (traernos la correspondencia, o un vaso de agua, o abrirnos una puerta, etc.) debemos ignorar que hemos sido favorecidos con algo. Apreciémoslo dando las gracias. Y que sea con una sonrisa, con sinceridad. Aunque talvez quien nos sirvió lo haya hecho de mala gana, será una buena manera de mejorar su día y su actitud.
Recientemente, de manera muy diferente, he sabido cómo el vivir con agradecimiento ha cambiado la vida a dos personas. Eso, y el pensar en qué ofrecer en su cumpleaños al Niño Dios, me han motivado a compartir esta sugerencia: regalemos a Jesús la intención de descubrir y practicar el agradecimiento durante 2024. Y, sin duda alguna, eso cambiará un año que se perfila terrible en otro enriquecedor y de enorme crecimiento personal.
Que la Sagrada Familia de Nazaret nos bendiga y reine en cada hogar salvadoreño en esta Navidad y durante los 366 días de 2024.
Empresaria.