Por La Iglesia Católica celebra el 20 de marzo a San Daniel, profeta bíblico que escribió el Libro de Daniel, escrito del Antiguo Testamento. Abarca de 605 a 163 antes de Cristo. Lo escribió en la época de la rebelión de los Macabeos.
En hebreo, Daniel significa “Dios es mi Juez”. Este profeta, Príncipe de Judá, fue desterrado a Babilonia
El nombre Daniel gramaticalmente es una palabra aguda y no se tilda porque termina en consonante, como Manuel, Miguel, Samuel, Raquel, Vindel, pared, quietud, alud, portal, etcétera.
La veneración de los griegos por la belleza y las inquietudes filosóficas de los grandes sabios, ganaron muchos fieles entre los judíos. No era el culto de la belleza. Ni a los altos pensamientos propios de los verdaderos griegos, a los que en el “Libro de Daniel” se hace referencia como a la “abominación de la desolación”.
Eso llegó cuando Antioco, el rey sirio de Palestina, que se llamaba a sí mismo “un fiel de la religión griega”, saqueó el templo reconstruido de Jerusalén -168 antes de Cristo-, derramó la prohibida sangre de cerdo sobre el altar y proscribió terminantemente el antiguo culto de los judíos.
Los romanos llegaron a la conclusión de que los cristianos eran inmorales. Un escritor los calificó de “hombres de maligna y nueva superstición”; otro habló de “su odio a la especie humana” y declaró que “eran delincuentes que merecían el más severo de los castigos”. ¡Hasta había mucha gente que creía que devoraban a los niños!
Con impresionante realismo, algún artista cristiano pintó al profeta Daniel entre los leones. No es, pues, nada difícil que algún tiempo después el artista hallara su fin, en forma análoga en el Coliseo de Roma.
También la Iglesia recuerda a San Amadeo.
Amadeo VIII (1383-1451), conde (1391-1416) y duque de Saboya (1416-40) incorporó al Piamonte a sus dominios y fue el verdadero fundador del Estado de Saboya, cuyos estatutos promulgó (1430). Retirado de la vida monástica fue elegido Papa por el Concilio de Basilea (Félix, 1439), pero abdicó en favor de Nicolás (1449).
Saboya es una antigua región europea, poblada primitivamente por celtas alóbroges (siglos VII a V). Fue incorporada por los romanos a la provincia Narbonense (-121) . En 43 fue cedida por Aecio a los burgundios, y se incorporó en 534 al dominio merovingi. Carlomagno la conquistó en 771.
San Félix III (m. 492) fue Papa romano desde 483 hasta 49. Se opuso a la doctrina monoteísta, defendida por el emperador Zenón. Decretó en el Sínodo romano (484) la deposición de Aecio, quien respondió borrándolo del díptico ( Así se inició el primer sisma en la iglesia de Oriente y la de Occidente, que duró hasta el año 518.
La NUEVA ENCILOPEDIA TEMÁTICA, dice lo siguiente: En el año 1889 a los seis años del viaje del noruego Fridtjof Nansen, de explorar el Polo Norte, siguió adelante; pero solo le quedaban víveres para dos semanas; entonces tuvo que emprender tristemente el regreso.
“En 1889, a los seis años del viaje de Nansen, una expedición italiana bajo el mando del duque de Abruzzos, hijo del que fue rey de España, Amadeo de Saboya, logró llegar 18 millas más al norte que Nansen, pero al duque se le congelaron las manos y hubo que amputarle varios dedos”.
“Al ser destronada Isabel II como reina de Francia, el Gobierno provisional convocó a Cortes constituyentes, las cuales elaboraron una nueva Constitución, que fue promulgada en 1689. Se confió la regencia al general Serrano, quien encargó al general Prim la formación de Gobierno, mientras se hallaba un monarca para ocupar el trono de España”.
“Entre los diversos candidatos del 26 de noviembre de 1860 el Congreso eligió por 191 votos a Amadeo de Saboya, hijo segundo de Víctor Manuel. El 27 de diciembre el general Prim fue asesinado fue asesinado en las calles de Madrid”.
Finalmente, San Gálgano Guidotti, quien fue un eremita o sea un ermitaño, nombre de los cristianos que huyendo de las persecuciones, se refugiaron en la Tebaida. El primer eremita fue San Pablo el Ermitaño.
La Tebaida era un lugar de Oriente, como Libia, Palestina Siria y otros lugares orientales.
San Gálgano nació en Chiusdino, Italia, el año 1148 y falleció en 1181. Sus padres fueron Guido y Dionisia. Tuvo una vida despreocupada hasta después de los 20 años, cuando se le aparece dos veces, en sueños, el Arcángel San Miguel.
Así inicia la conversión del joven Gálgano que empieza a predicar en Siena y sus alrededores, hasta su retiro a la cabaña que se convertirá en su ermita, en el Monte Siepi.
Luego, tiene un encuentro con el papa Alejandro III, quien lo bendice y lo anima a construir una abadía cerca de la ermita.
Regresa a la ermita, y ante la desesperación de su madre y de su prometida Polissena, y del sarcasmo de los demás caballeros, realiza su único milagro conocido: clava profundamente su espada en la piedra (año 1180, formando una cruz con la empuñadura. Posiblemente el gesto de arrojar la espada quisiera significar el rechazo de su vida anterior, aunque en algunas biografías se dice que Gálgano quiso demostrar al Ángel San Gabriel que la conversión que le pedía era algo más complicado que si le pidiera clavar una espada en la piedra (esto obligaría a colocar el milagro antes de su llegada a la ermita.
Sea cual fuera el sentido que Gálgano quiso dar al gesto, lo cierto es que la piedra y su espada clavada se conservan en la actualidad en la abadía de San Gálgano.
Este santo murió joven, a los 33 años, el 3 de diciembre de 1181, año del nacimiento de San Francisco. Las reliquias del santo se han dispersado por distintas iglesias; pero en Chiusdino, se conserva y se venera su cabeza.
Es digna de admirar la corta vida religiosa de San Gálgano Guidotti y su misteriosa espada. ¡Sí, señores!
Maestro, sicólogo, gramático.