En el proceso de transformación digital que vivimos cada vez se utiliza menos el efectivo, predominan los pagos con tarjetas de crédito y débito, el uso de aplicaciones móviles digitales, las transferencias, al punto que recibimos dinero y pagamos servicios sin tocar ni ver billetes.
Lo anterior sucede en los niveles económicos más formales; en la economía informal que predomina en nuestro mercado, el efectivo, cash o fíat aún tiene un peso importante, marcado por cierta desconfianza asociada al analfabetismo digital y a otros aspectos culturales. A pesar de ello, la tokenización de la economía es una realidad que viene forzada por las tendencias globales y que podría ser utilizada por los gobiernos como una ruta de escape fiscal.
William Mougayar, autor del libro The business blockchain define el token como: “Una unidad de valor que una organización crea para gobernar su modelo de negocio y dar más poder a sus usuarios para interactuar con sus productos, al tiempo que facilita la distribución y reparto de beneficios entre todos sus accionistas”. Esto nos evoca al UDIS de Suchitoto, pero en otro contexto, tiempo y metodología…
En términos sintéticos, la tokenización de la economía es un fenómeno transformador que, impulsado básicamente por el avance de la tecnología blockchain y las criptomonedas o cripto, convierte los activos físicos o virtuales en tokens digitales con cierto valor. En efecto, cualquier cosa sobre la cual se pueda capturar un valor y representar en una ficha digital, puede emigrar de la economía real hacia transformarse en un instrumento financiero de inversión.
La tokenización se refiere a un proceso mediante el cual un dato, activo o valor confidencial se reemplaza por un valor sustituto conocido como token. Por lo general, los datos confidenciales aún deben almacenarse de forma segura en una ubicación centralizada para su posterior referencia y requieren fuertes protecciones a su alrededor. La seguridad de un enfoque de tokenización depende de algoritmos para conservar la seguridad de los valores confidenciales y del proceso utilizado para crear el valor sustituto y asignarlo al activo original.
En una economía digital las empresas y los gobiernos pueden buscar liquidez a través de cripto activos y blockchain para financiar sus actividades o proyectos de inversión, actuando las tokenizadoras como un ente articulador entre clientes inversionistas y proyectos de desarrollo; y lo hacen a través de una plataforma para emitir TOKEN, lo cual permite crear un mercado alternativo a través de blockhain, entre otras funciones.
Las empresas digitales trabajan con tecnología blockchain con el propósito de mantener registros seguros, auditables e inmutables, con el objetivo de simplificar las transacciones y el financiamiento de bienes, abriendo las puertas a un mundo financiero desde otro paradigma ubicuo y globalizado por medio de activos digitales que buscan democratizar el acceso a oportunidades de inversión fuera de los sistemas tradicionales o bancarios.
El marco novedoso creado por plataformas sirven para catalizar un cambio de paradigma. Históricamente se ha requerido de títulos, escrituras y un rastro de papel para definir el propietario de un bien, o, por ende, el titular. Esto no ha cambiado en muchos mercados tradicionales, a pesar del crecimiento y la proliferación del comercio digital de productos y servicios.
A través de la tokenización de bienes, se reemplazará la necesidad de un rastro de papel. El propietario o titular del bien será quien posea el activo digital que lo representa, lo cual reemplazará al contrato escrito o escritura tradicional de este. El rastro de papel se transformará ahora en un rastro digital, permanente, facilitado por tecnología de registro distribuido “blockchain”. Esto ya está sucediendo, por ejemplo, con los títulos universitarios.
Las nuevas plataformas emergentes se basan en una infraestructura tecnológica que ahora puede facilitar el financiamiento inclusive de bienes del mundo real (Real-World Assets “RWA”) por medio de su tokenización en activos digitales. Podríamos decir que lo que comenzó casi como un juego en “Earth Two” se trasladó al mundo real de los bienes raíces.
Muchas de las plataformas tecnológicas emergentes se basan en la organización descentralizada que regula asuntos de gobernanza de la misma por medio de la organización autónoma descentralizada. El propósito de las Plataformas es proveer un mercado nuevo de activos digitales mediante la tokenización de proyectos del mundo real; este propósito es solo de la plataformas que tokenizan RWA, hay otras que tienen por objeto negociar otros activos digitales.
A nivel mundial las plataformas se han enfocado a tokenizar proyectos y mercados diversos como gas, oro, acciones, inmuebles, bonos de carbono entre. Dichos activos digitales serán una alternativa ante otros activos digitales que involucran únicamente proyectos nativos en blockchain y que conllevan un alto grado de volatilidad de los mercados crypto. Las Plataformas permitirán que el mercado y los usuarios tengan la oportunidad de participar en productos de activos digitales con rendimiento estables sobre activos físicos, en lugar de productos especulativos.
La tokenización debe seguir un proceso riguroso de identificación de usuarios y contrapartes, de la documentación relativa a las emisiones de activos digitales, y la estructuración jurídica y técnica de todos los componentes necesarios “off-chain” y “on-chain” necesarios para lograr la integridad del mercado. Para generar confianza en el proceso de tokenización y crear un mercado seguro, se deberían seguir procesos de transparencia e identificación de usuarios
Para evitar el hacking y otros riesgos financieros digitales se deben emplear los mejores esfuerzos inspirados normas de ciberseguridad y aplicar políticas como: conozca a su cliente (Know Your Customer - KYC) y conozca a su contraparte (Know Your Business - KYB), herramientas basadas en estándares internacionales de la industria.
Las propias plataformas implementarán campañas de comunicación para asegurarse que las personas que deseen participar en los mismos conozcan los riesgos, términos y condiciones que ello implica, velando siempre por cumplir con los factores de riesgos trazados en las políticas de la propia plataforma.
En términos prácticos, se podrán subir proyectos de inversión -sobre todo bienes raíces- a plataformas de tokenización; diversos usuarios -pequeños, medianos y grandes- podrán participar en estos negocios y recibir beneficios; y luego se ampliará el encadenamiento económico de los activos digitales hacia otros sectores y actores. En teoría se obtendrán fondos para proyectos de inversión y se pagarán beneficios a los clientes sin la mediación bancaria.
Obviamente puede haber riesgos, al pretender acelerar y masificar la tokenización con el encadenamiento de salarios y pagos en una economía pequeña, podría generar un aislamiento, en la medida que otras economías locales o vecinas no ingresen en esta dinámica.
Algunas preguntas hipotéticas finales: ¿Es un adiós al dólar fiat…? Quizá sí, de modo lento pero sostenido; aunque los grandes importadores y exportadores aún se mantendrán conectados con el viejo modelo mientras avanza la trasformación digital. ¿Será aceptado por la gente…? En una economía informal es difícil, pero es un tema de relevo generacional. ¿Pueden aparecer nuevos micro sistemas con tokens digitales locales fuera de la red blockchain? Sí, es un riesgo gubernamental que debe ser regulado ante la falta de liquidez. ¿Y el ingreso de remesas en dólares?: se podría crear un sistema de convertibilidad y sería oxígeno financiero para muchos. ¿y si se tokeniza la economía totalmente cuando quiera viajar al exterior habrá convertibilidad?: debería existir una propuesta, pero eso aún no lo sabemos…
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Investigador Educativo/opicardo@uoc.edu