Por Existe un axioma en Medicina que dice “líquido que no circula se infecta”. En otras palabras, todo debe fluir para evitar que se contamine y produzca peligro. Lo que sucede en un organismo vivo también es válido para otros sistemas, especialmente los acuíferos. El problema de drenaje o desagüe es sólo uno de los muchos que tienen nuestros lagos y lagunas. La obstrucción a los desagües del lago de Ilopango ha sido un problema repetitivo a lo largo del tiempo, que incide en la concentración de sustancias tóxicas, así como desbordamientos en épocas lluviosas. El lago de Coatepeque no tiene desagües superficiales, sus aguas drenan de forma subterránea, lo que en cierta medida lo protege en este sentido. Pero estos dos lagos, los más representativos de nuestro país, van camino al deterioro y a su eventual colapso.
Ambos lagos, y muchas lagunas, son sujetos a contaminación tanto biológica como química. Fertilizantes, desechos industriales, aguas negras, plásticos y otros muchos desperdicios se confunden con las aguas de forma continua. Existe también la contaminación térmica, cuando deshechos calientes provenientes de fábricas llegan al lago y cambian su temperatura natural y afectan todo el ecosistema.
La sobrepoblación de las cuencas, con viviendas y negocios que no tienen sistemas de alcantarillas, con deshechos que se vierten directamente a las aguas provocan proliferación de algas nocivas. Los turistas, que a diferencia de lo que hacen en otras naciones, dejan rastro de sus visitas, gozan del paisaje, pero no se preocupan de su colaboración al deterioro.
¿Y las autoridades? Muy bien, gracias. A las alcaldías, que son las responsables del cuido de los lagos, parece que les importan más los impuestos que obtienen de los restaurantes que se multiplican que del bienestar y supervivencia que de las fuentes de las que obtienen estos ingresos. Indiferencia que se traspasa de autoridad en autoridad. Creen que todo se mantendrá igual pero se engañan. De no hacerse nada los lagos tienen sus días contados. Regulación de los negocios y de las prácticas de agricultura, educación a los habitantes de las riberas, restricciones a los dueños de fábricas, vigilancia a los turistas; en suma, atención, interés y apoyo integral de parte de las autoridades. El esfuerzo conjunto de las alcaldías, los habitantes, los ministerios relacionados, es esencial. Y algo muy importante pero lastimosamente raro en nuestro tiempo, el escuchar a los expertos. Marco Álvarez conoce del tema y tiene propuestas claras de solución, pero como que hablara a las paredes, nadie responde.
Los propietarios de casas podrían dar pasos más significativos pues les interesa. Actualmente sus propiedades valen entre cientos de miles a millones de dólares. Pero, de seguir las cosas como están, en un futuro no lejano ya no valdrán nada.
Nuestros lagos, además de ser reservorios de agua muy importantes para las actuales y futuras generaciones, tienen muchos potenciales. El lago de Coatepeque ganó el segundo lugar en un concurso mundial de belleza natural llamado La Octava Maravilla del Mundo. El lago de Ilopango tiene un interés histórico y geológico que muchos países quisieran tener. Es un cráter aún activo. Su erupción, en el siglo VI d. de C. ha sido uno de los cataclismos más grandes que conoce la Humanidad, con un puntaje de 6 en una escala de 1 a 8. Es historia líquida. Vaya el lector un día, alquile una lancha a las seis de la mañana y dé un paseo. La belleza es impresionante.
Médico Psiquiatra.