Las franjas azules no se refieren a las que adornan nuestra Bandera, sino a la iniciativa de funcionarios del MOP y FOVIAL de pintar ambos lados de las principales calles de la colonia San Benito, como carriles exclusivos para bicicletas. Parece que para tomar esta decisión que afectaría a gran número de ciudadanos no hubo un estudio técnico para determinar el número de bicicletas que a diario circulan por esa colonia y la cantidad de vehículos, residencias, hoteles y restaurantes que hay en la zona y generan fuerte circulación vehicular.
La justificación es que se disminuiría el número de vehículos porque muchos optarían por bicicletas, rebajaría los niveles de polución ambiental y beneficiaría a los miles de salvadoreños que ya usan este medio de transporte. No sé si habrá personas mayores de 50 años que optarían por este medio de transporte para ir a trabajar, al supermercado o llevar a sus hijos al colegio. ¿Habrá considerado esta posibilidad el Ministro?
Tal vez cree que la San Benito sigue siendo una colonia que se nació con grandes residencias, amplios jardines, árboles en los arriates y calles tan anchas que servían para carreras de carros, antes de que existiera El Jabalí. Hoy el panorama es distinto. Aquellas residencias señoriales son oficinas, edificios de apartamentos, hoteles, centros comerciales y restaurantes con enorme clientela diurna y nocturna. La Zona Rosa es un referente turístico en nuestra capital.
Los sufridos usuarios vemos con desesperación los carriles azules siempre vacíos, usados por algunos motociclistas atrevidos y por los ciclistas que venden pan. Los vehículos deben circular en dos carriles, sin alcanzar los 30 kilómetros permitidos pues es difícil pasar de los 10 kilómetros pues hay que esperar que un carro entre a un restaurante, espere que salga otro dejando libre un estacionamiento o que alguien quiera cruzar en una bocacalle hacia la izquierda. Las amplias aceras hoy son parqueos. Para los padres de familia que llevan a sus hijos a los colegios de la zona, la situación es caótica.
Los fieles que asisten a Misas y celebraciones religiosas en la Parroquia de San Benito sufren también de las franjas azules alrededor del redondel de la iglesia, al que también tienen acceso los visitantes al centro comercial vecino y un edificio de apartamentos. De igual manera en uno de los tramos de Avenida La Capilla, ya bastante angosto, las franjas azules dificultan el ingreso a un Centro Cultural que está frente a varias oficinas y a una academia de danza. Pero lo más grave de esta medida es que evidentemente los funcionarios que parieron este proyecto olvidaron que San Benito es actualmente una salida que conecta el fuerte tráfico vehicular procedente de varias colonias con la Panamericana, hacia el Occidente. Ya no hay horas pico, porque igualmente recibe por la mañana, el tráfico de la Jerusalén, Merliot y otras colonias hacia San Salvador.
Según datos del MOP y FOVIAL esto es solo el principio de un megaproyecto de 166.27 kilómetros de ciclovía que conectarán el área metropolitana de San Salvador, con la Escalón, San Benito, La Mascota, Maquilishuat y Ciudad Merliot beneficiando a 600 ciclistas. La segunda fase incluye la Ciudad Universitaria, Centro de Gobierno y San Jacinto.
¿Se habrán dado cuenta los responsables de semejante desastre de que la capital salvadoreña ha crecido en las faldas del Volcán de San Salvador, con muy poco espacio plano, y que por muchas ciclovías que construyan las cuestas tan pronunciadas y las calles angostas no reúnen las condiciones para impulsar el uso de bicicletas? ¿Sabrán estos señores lo que significa costo beneficio? Porque esta broma está costando varios millones de dólares, tan necesarios en otros rubros que la población necesita.
Maestra.