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Go woke, go broke…

El comentarista de cine de El País dice, gráficamente, que Disney se hace un lío artístico y ético con la nueva moral… y da en el clavo.

Por Carlos Mayora Re
Ingeniero @carlosmayorare

 Disculpas de entrada por titular en inglés esta columna, pero es que el dicho es gráfico y representa muy bien (algo así como “si te apuntas a lo progre terminarás pobre”) lo que le ha pasado a la productora Disney con su última producción cinematográfica: Blancanieves.

La productora apostó fuerte (más de doscientos cincuenta millones de dólares) y todo parece que no va a recuperar ni los costos… ¡ya no se diga ganar algo de dinero con el film! Los expertos vaticinan unas pérdidas entre cien y ciento cuarenta millones. Mucha plata.

Como escriben algunos críticos “por muy bien que se realice una campaña de marketing promocional en la industria del entretenimiento, hay algunos estrenos cuyo fracaso puede anticiparse casi desde su propia concepción. Porque, aunque la mayoría de los live action de la casa del ratón le hayan funcionado comercialmente bien a la compañía, el aterrizaje de Blancanieves en la taquilla mundial tenía toda la pinta de terminar siendo una manzana envenenada para Disney“. Dicho y hecho.

De los cien millones de dólares que los entendidos esperaban que la película ingresara su primer fin de semana en la taquilla estadounidense, solo entraron un poco más de cuarenta y tres sumando los cines canadienses, y eso sin casi competencia de otros estrenos exhibidos en las mismas fechas.

Una película plagada de controversias. Empezando porque la productora decidió que llamar Blancanieves a la protagonista por el albo color de su piel ofendería al público (¡¿?!), por lo que optó por una protagonista más bien trigueña, que explica el origen de su nombre por haber sobrevivido a una tormenta de nieve cuando era niña… Por otro lado, además de eliminar del título eso de “los siete enanitos” la productora optó por generarlos por medio de efectos de computadora que hacen poco creíbles a los personajes, y que ofendieron a actores de talla corta que se sintieron injuriados al ver cómo se trata algo tan real, tan presente como la acondroplasia, con algodones y pinzas intentando “no ofender” y logrando exactamente el efecto contrario.

Se vea por donde se vea la agenda progresista está presente en la película: desde el intento de superar la visión “heteropatriarcal”, que supone que una joven solo puede encontrar sentido a su vida casándose (de preferencia con un príncipe), por medio de una especie de “viaje interior” emprendido por la protagonista para encontrar su verdadero yo independientemente de quienes le rodean; hasta la concepción de los siete enanos como “figuras mágicas” (¿ah?) creadas por imágenes generadas por computadora. Pasando por controversias fundamentadas en las posturas políticas de las dos protagonistas principales en relación al conflicto en Oriente Medio, pues una de ellas defiende públicamente la causa palestina mientras la otra, de nacionalidad israelita, se apunta al bando contrario.

El comentarista de cine de El País dice, gráficamente, que Disney se hace un lío artístico y ético con la nueva moral… y da en el clavo.

Una cosa es querer apuntarse a la agenda DEI (Diversidad, equidad e igualdad), y otra pensar que la mayoría de las personas comulgan con ese planteamiento y esperar no solo que aplaudan, sino que gasten sus dolaritos yendo a ver una película culturalmente atrevida, pero, por lo mismo, con una aceptación reducida. “Disney apostó por una princesa que nadie estaba pidiendo…”, “Blancanieves es blanca, no latina”, escribieron algunos en X.

En fin… los cambios en la historia original, la cancelación del príncipe como príncipe, el tratamiento extraño de los siete enanitos (un torpe intento de ser inclusivos), el activismo woke de la protagonista, y las posturas agresivamente impositivas de la campaña de lanzamiento, todo sumado, resultó en un serio fracaso económico, y una advertencia al mundo cultural acerca de la actualidad y aceptación de la agenda progresista, al menos, en lo que al séptimo arte se refiere.

Ingeniero/@carlosmayorare

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