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Religión y taquilla

The Chosen es un suceso inesperado. Inesperado, claro está, para los que creen que el mundo se ha ido al carajo… pero en absoluto inesperado para quienes viven con los pies en la tierra. Sin embargo, no hay que exagerar: la serie es, simplemente eso: una serie.

Por Carlos Mayora Re
Ingeniero @carlosmayorare

No sé si el lector lo ha notado alguna vez: el abismo entre la vida real y el mundo ficticio presentado en las series y películas del mainstream del entretenimiento. Una brecha entre dos orillas: en una los valores y las actitudes que se presentan en las pantallas y en la otra los que forjan la cultura real, en la que viven las personas consumidoras de esos productos de entretenimiento.

¿Será, quizá, que quienes producen lo hacen a su imagen y semejanza? Es decir, que quienes financian, redactan guiones, originan espectáculo, lo hacen a partir de la base vital que les proporciona su conjunto de valores, de modo que pueden llegar a dar la impresión de que dichos parámetros morales/éticos son “los de la mayoría”… Aunque, no lo son.

El fenómeno no es nuevo, pero algo ha cambiado profundamente. El papel que en tiempos pasados ocupaban la literatura y el arte ahora lo tienen las redes sociales y su contenido de entretenimiento… la diferencia es que, si bien antaño se trataba de productos refinados para personas selectas, hoy día todo ese mainstream de cultura impacta, prácticamente, a todas las personas.

Los productores suelen explicar que ellos entregan al público lo que quiere ver. De acuerdo. Pero, si esto es así ¿cuál habrá sido el mensaje que el estrepitoso fracaso de películas fundamentadas en valores woke ha comunicado a los inversionistas? Mientras, en el otro “extremo” ¿cómo interpretar el éxito de series y películas netamente confesionales?

Precisamente por contraste con la mentalidad progresista dominante y su larvado, o explícito wokismo, el “inesperado” éxito de una serie como The Chosen, que recrea la vida de Jesús y sus apóstoles, ha confirmado a los productores que sí existe mercado para el cine dirigido a creyentes… tanto que la promesa de series y películas “cristianas” está al alza.

Tal como escribe Ana Sánchez de la Nieta, con una certera visión acerca de lo que venimos comentado: “The Chosen es un fenómeno desde el punto de vista cinematográfico, de la comunicación, del marketing y, por supuesto, de la evangelización. Y para demostrarlo, basta repasar los números. La serie, que se estrenó en 2017, va ya por la quinta temporada y se han anunciado otras dos. En total, tendrá 56 capítulos. Hasta la fecha acumula más de 200 millones de espectadores, y la campaña de crowdfunding que ha acompañado al proyecto desde su estreno ha recaudado alrededor de 100 millones de dólares. ¿Más cifras? La serie ha sido traducida a más de 120 idiomas –es la serie más traducida de la historia– y el objetivo, según manifiesta Kira McCracken, vicepresidenta de desarrollo de Come and See Foundation, que es la encargada del impulso de The Chosen, es llegar a 600 idiomas para que mil millones de personas puedan conocer la figura de Jesucristo en su lengua materna”. ¡Wow! (permítaseme la expresión).

The Chosen es un suceso inesperado. Inesperado, claro está, para los que creen que el mundo se ha ido al carajo… pero en absoluto inesperado para quienes viven con los pies en la tierra. Sin embargo, no hay que exagerar: la serie es, simplemente eso: una serie. Pero… exitosa. Y lo es no solamente porque tiene unos efectos especiales, calidad de actuación, o retrata unos valores pasados dirigidos a públicos nostálgicos, sino porque ha dado a la gente lo que todos quieren ver.

Dallas Jenkins, el creador de la serie, explica que “los espectadores fieles de las historias bíblicas a menudo perdonan producciones más pobres, pero la alta calidad de producción permite llegar a un público más amplio”. Es decir: a los convencidos puede llegarse con productos de menos calidad, pero a la gente, en general, siempre le atrae el buen trabajo, las cosas bien hechas y eso, precisamente, es lo que uno encuentra en la serie de marras.

Religión y éxito en taquilla. Interesante combinación.

Ingeniero/@carlosmayorare

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