Primero se llamó Feria Internacional con bonitos edificios en una de las mejores zonas de la capital donde importantes empresas podían exhibir sus productos y reunirse con empresarios extranjeros para generar negocios. Cada país tenía un pabellón donde presentaban sus especialidades y permitía a bachilleres y universitarios tener un trabajo en vacaciones. Luego las pymes pudieron hacerse presentes y vender a un público cada vez más numeroso. Aumentaron los restaurantes y lugares de comida popular. Más un anfiteatro para conciertos de artistas nacionales e internacionales.
Cambió su nombre a Centro Internacional de Ferias y Convenciones y se convirtió en un lugar dedicado exclusivamente a la celebración de una feria anual, que permitiera un clima de negocios y la presentación de productos y marcas de prestigio internacional y la celebración de convenciones y exposiciones culturales. Uno de sus mayores atractivos fue la celebración anual de Consuma, en agosto, donde las pymes presentaban sus productos, y atraía un numeroso público entusiasmado por las ofertas y las oportunidades gastronómicas. En diciembre, Cifco se convertía en la Villa Navideña, decorada para hacer realidad los sueños de los chicos, con la presentación de los personajes que recordaban el nacimiento del Niño Jesús, Santa Claus, renos y trineos que hacían soñar y volar la imaginación.
Pero todas estas etapas pasaron a la historia cuando la pandemia covid, ante el anuncio del mandatario cyan de hacer de las instalaciones de Cifco un hospital provisional, que luego inventó convertirlo en el más grande de la región, con mil unidades de cuidados intensivos. No sabían, ni el presidente ni sus seguidores que necesitarían aproximadamente 5,000 personas entre médicos intensivistas, enfermeras y personal especializado. Se maquilló la fachada del edificio principal, y con bombo y platillo se inauguró una única sala, sin permitir el ingreso de la prensa independiente. Y como las mentiras tienen patas cortas, pronto se supo que distaba mucho de ser un verdadero hospital. Sin lavandería, sin espacios para uso de los médicos, ni lugares de esterilización y muchas otras carencias que pronto fueron denunciadas por médicos y pacientes. También se destruyó el estacionamiento, para sustituirlo por un cajón de 4 pisos, que terminó siendo vacunatorio y hoy está desierto. A un costo de varios millones de dólares, que debieron usarse para mejorar la red hospitalaria del país, tan abandonada.
Actualmente, el Cifco mantiene una oficina, con personal, pero sin cumplir su destino original ni las funciones que con tanto éxito desarrollaba para beneficio de pequeños comerciantes y como sana distracción para el pueblo con las ferias populares de agosto y diciembre. El tiro de gracia a tan respetada institución fue la decisión del nuevo director, familiar del inquilino de CAPRES, de realizar con motivo de las fiestas patronales en honor del Divino Salvador del Mundo, un espectáculo de terror, de muy dudoso gusto, en las instalaciones de FENADESAL, con características de terror satánico. Para promocionarlo, solicitó a la Arquidiócesis de San Salvador, un permiso para filmar un video en la fachada de la histórica Iglesia del Calvario, una de las joyas de nuestra capital, hoy descubierta en toda su belleza. Un engaño completo, ya que el mencionado director, vestido totalmente de blanco, como un personaje de una serie de terror, que representa al Anticristo, salió de las puertas del templo para iniciar, con monstruos y figuras grotescas, el anuncio de su próxima actividad satánica.
Ante las protestas del pueblo por semejante falta de respeto a un lugar sagrado y a los sentimientos religiosos del pueblo, el Obispo y las autoridades religiosas, explicaron el engaño, y prohibieron la filmación en iglesias católicas. Una señal más de que este gobierno se ha propuesto destruir en lugar de construir y sumir al pueblo en la ignorancia y la pobreza con actividades donde abunda la vulgaridad y la irreverencia. Un réquiem para el CIfco, que merecía un menor destino.
Maestra.