El desempleo entre los jóvenes de la dictadura comunista china ha ido en aumento, por lo que el régimen optó por la salida más fácil: dejar de publicar cifras al respecto, lo que es equivalente a esconder la basura debajo de la alfombra, medida que ha suscitado toda clase de burlas urbi et orbe, “en la ciudad y el mundo”.
El régimen bukeleano en nuestro suelo optó por lo mismo: la Dirección General de Estadísticas y Censos, una entidad muy prestigiosa que ni siquiera el dictador (brujo) de la década de los Treinta, Hernández Martínez, se atrevió a tocar, aquí simplemente fue tomada por asalto: el ente está ahora bajo control del Banco Central, donde si quieren pueden maquillar a su antojo lo que se publica o no se publica según su conveniencia.
El desempleo y particularmente el de jóvenes, de mujeres y de personas mayores es siempre una consecuencia de las dictaduras como de leyes laborales que obran como una camisa de fuerza sobre la economía: al coartar en la medida que sea el libre movimiento de recursos, se restringe la inversión, pues muy pocos empresarios arriesgarán su dinero en países donde se pisotean las leyes o se “desaparecen empresarios” como es ya costumbre en China, donde literalmente es del dominio público, causa escándalo, cuando la gente se esfuma, deja de verse, como en el caso de Jack Ma o Bao Fan o el excanciller Qin Gang.
Por un tiempo, el multimillonario de Alibaba, Jack Ma, dejó de aparecer en público, seguramente para que tuviera claro que nadie puede echar la mínima sombra sobre Xi, como tampoco sobre los déspotas que mantienen hambreando a los cubanos ni a la narcodictadura venezolana, cuyo cabecilla ha anunciado la celebración de “elecciones” con urnas ya cargadas de votos a su favor, como se dice que ellos le ofrecieron hace pocos años al hondureño Zelaya, el del sombrero.
Uno de los tantos “chanchullos” del momento es el que ha salido a luz sobre el denunciado intento de Trump de revertir los resultados de las elecciones en el Estado de Georgia, una investigación que él cínicamente califica como una “cacería de brujas”.
Toda manipulación de la verdad, incluyendo taparla, cerrar puertas y ventanas como en Nicaragua, genera desconfianza o inclusive pánico, siendo los jóvenes y los grupos vulnerables —mujeres, personas mayores y gente con alguna medida de discapacidad— los perjudicados.
Cuando hay “demasiadas leyes” todos salen muy perjudicados
Las dictaduras, al igual que los excesos de leyes y regulaciones, son el equivalente de camisas de fuerza, lo que impide a la gente de toda condición y edad moverse con libertad, buscar sus propios senderos. El ejemplo clásico de lo que debe un país hacer para estimular la formación de negocios es que en una “ventanilla única” los interesados puedan tramitar lo esencial para echar a andar un proyecto, lo que se malogra cuando las personas están forzadas a ir de oficinas en oficinas donde las solicitudes van literalmente de escritorio en escritorio.
En tal sentido hay áreas muy amigables en nuestro país, como sacar un pasaporte o licencia, lo que acaba de anunciarse que puede hacerse on-line, que en un día se arregla, a diferencia de países como Costa Rica, donde obtener un pasaporte es asunto que toma un mes…
¡Más libertad para todos !