Los hechos: 1) El país está más seguro luego de un proceso de disciplinamiento social intimidante; 2) se encarcelaron a miles de pandilleros; 3) se redujeron drásticamente los homicidios; 4) aparentemente menos extorciones pero aún hay desaparecidos; 5) algunos cabecillas de pandillas no están en la cárcel dónde deberían estar; 6) ha habido un costo o daño colateral de ciudadanos inocentes encarcelados; 7) el Estado de Excepción da herramientas a las autoridades de seguridad y a la vez temor a los ciudadanos por las arbitrariedades; 8) los cercos militares han funcionado; 9) el sistema de justicia sigue siendo ineficiente; 10) la impunidad no se discute…
Las interpretaciones: 1) Caminamos hacia un modelo autoritario; 2) No había otra forma de resolver el tema de pandillas; 3) Hubo diálogos o acuerdos entre el gobierno y las pandillas; 4) Las pandillas han desaparecido del mapa; 5) Se están creando ambientes carcelarios peligrosos; 6) El ejecutivo ha actuado y era lo que esperaba la gente; 7) Los Derechos Humanos se han relativizado; 8) Volvemos hacia un Estado policial y militarista; 9) El modelo de seguridad es atípico; 10) Se ha alineado los sistemas policial, fiscal, judicial.
Todo lo anterior es demasiado complejo, hay elementos a favor y en contra del gobierno; no podemos discutir y cuestionar el hecho de que tengamos una tasa de homicidios tan baja ni el valor de una vida. Pero el problema es de “métodos” de ingeniería social; al final erradicar rápidamente el fenómeno de las pandillas no es una tarea fácil de diseñar y ejecutar; y como en toda conflictividad social hay daños colaterales.
¿Se pudo hacer esto de otra manera…?; quizás sí, pero nadie lo intentó. Dicen que “hubiera… no debería de existir”; en las sociedades contemporáneas, tanto a nivel público como a nivel privado existen muchos “hubiera”; primera persona del singular (yo) o tercera del plural (ellos) del pretérito imperfecto de subjuntivo de haber o de haberse. Hubiera sido, hubiera podido, hubiera hecho, son acciones que alguna vez deseamos, imaginamos o esperamos que ocurrieran, pero que no ocurrieron…
Manos duras, súper mano dura, treguas, negociaciones, y al final parece que: a) la negociación falló; b) el chantaje no funcionó; o c) despertaron al autoritario; lo cierto es que hay datos y evidencias que el Plan Control Territorial o las ocurrencias del grupo funcionaron.
Quedan sin resolver algunos problemas críticos: el respeto de los Derechos Humanos; la presunción de inocencia; el uso político de la suspensión de derechos ciudadanos; el manejo discrecional de líderes de pandillas en Centros Penales y los abusos policiales y militares. ¿Este es el costo de la seguridad ciudadana?, ¿es el daño colateral?, ¿vale la pena…?, sí, y siempre sí, no sean mis o tus familiares y amigos…
Recientemente se acaba de inaugurar un centro penal de proporciones y cifras preocupantes; y tal como anunciaron en su presentación: “Señor presidente, el que ingrese aquí nunca saldrá de este lugar…”. Fue apoteósica y perturbadora la cadena nacional, y sólo me quedé esperando la “Cámara de gases”… Curiosamente, la lista de empresas proveedoras de este proyecto no salieron a felicitar al gobierno como solían hacerlo en el pasado en medias página de prensa escrita.
Hemos pasado la página en lo que respecta a las ideas de Michel Foucault (Vigilar y Castigar, 1975) sobre los conceptos de prisión, castigo, control social, disciplinamiento, rehabilitación, reinserción; en la narrativa oficial se denota una suerte de “venganza”, en dónde no cabe el concepto de segundas oportunidades.
Foucault analizó la prisión desde su historia y desde las clases dominantes, y explicó los modelos esclavizantes, las torturas y las disciplinas impuestas por los gobiernos; así, las cárceles se transformaron en algo más que una privación de libertad y comenzaron a reproducir nuevas jerarquías, ciclos de delincuencia o cambio de identidades.
Lo que está sucediendo en El Salvador será un caso de estudio; de hecho somos un laboratorio u experimento desde que firmamos los Acuerdos de Paz; también fue experimental la privatización de servicios públicos de comunicaciones, la dolarización, el gobierno de un movimiento guerrillero, el Bitcoin, etcétera. No dejamos de sorprender al mundo, a pesar de ser un país pequeño…
Tenemos todos los problemas y todas las soluciones; y si “hubiera” mejores políticos todo fuera mejor, pero hubiera no debería de existir…
Pero no seamos tan dramáticos…, en Argentina sigue gobernando el peronismo, y con la Copa del Mundo, Scaloni y Messi se han olvidado de todo y hasta piensan establecer su propia moneda; en Brasil por suerte se fue Bolsonaro pero ha vuelto Lula; Chile y Uruguay padecen de un trastorno de personalidad política múltiple; Perú es un caos; Colombia está en manos de un ex guerrillero; el debate en Estados Unidos está entre el menos peor de los males: Biden o Trump ¿no había mejores candidatos?; México involuciona a pasos agigantados, Costa Rica no se queda atrás; en Europa la OTAN no saben qué hacer con Ucrania. Corruptos van, corruptos vienen; guerras, megalómanos, fascistas, nacionalistas, populistas, hay de todo en la viña del Señor; y aun estamos lejos de los fríos y calculadores Estados de bienestar nórdicos.
Hubiera, no debería de existir…; si mi abuela tuviera ruedas no sería mi abuela, fuera una bicicleta…; de probabilidades, posibilidades y de buenas intenciones está lleno el planeta. Veamos como termina esta novela, si será un final feliz, dramático, cómico o cruel.
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Investigador Educativo/opicardo@asu.edu