Como sabemos estamos en un mes dedicado tanto a las madres de la tierra como la que cada uno tenemos en el cielo, la cual es la Virgen María; en esta ocasión deseo dedicar una carta de un hijo a todas las madres de la tierra que han tenido el deseo de superar todos los obstáculos que le da la vida.
Ustedes son seres mucho más valientes y fuertes, ejemplos de dar hasta su vida por los demás, nos aceptan a cada hijo tal y como somos sin importar si venimos con una discapacidad o daño; son grandes para superar cualquier obstáculo en la vida.
Una madre es la primera casa segura de todos los hijos porque gracias a Dios y a ustedes, les damos batería desde el momento de la concepción, vivimos en paz, felicidad, escuchamos su corazón y las palabras que nos dicen cuando estamos en el vientre, sentimos cuando lloran, tienen dudas si abortar o no, están tristes, cuando bailan música de bebe para que nosotros sintamos en el vientre, cuando están felices, nos comparten su alimento durante nuestra estadía en su cuerpo, nos dan vida, nos consienten desde antes de nacer no comiendo cosas que dan gases, nos defienden, sienten nuestras patadas y les damos dolores cuando ya vamos a nacer y queremos conocer el mundo exterior, nos preparan el cuarto, hacen baby shower a nuestro nombre antes de nacer, nos toman fotos por medio de ultrasonido para ver como vamos creciendo y si es niño o niña, toman vitaminas.
Una vez que nacemos están pendientes para que durante nuestra estadía en el hospital y durante el parto no nos hagamos daño, no nos pase nada malo, nos cuidan para que no nos duela la primera vacuna, están pendientes de que comamos y hagamos nuestras necesidades fisiológicas, nos suben a las redes sociales en fotos acabados de nacer, nos presentan a la familia, nos dan leche materna y nos dan nuestras primeras ropas.
Durante la niñez todos los hijos buscamos protección, afectividad, amor, cariño, consuelo en nuestra madre durante las cosas buenas, cuando nos caemos por primera vez, cuando hacemos travesuras, cuando estamos enfermos, cuando necesitamos ayuda en un deber o para conocer el mundo.
Durante la adolescencia ustedes se vuelven las ovejas negras de los hijos o en muchos casos las consejeras del hijo; están en todo momento con nosotros, nos educan y nos forman en la vida, son guías en nuestro camino.
Cuando los hijos se casan o buscamos novia/o, ustedes lo sienten y son las primeras en darse cuenta, nos aconsejan, aunque las cambiemos nunca nos dejan de querer y amar, siempre siguen teniendo guía en nuestro camino.
En conclusión, creo que el amor de una madre es el segundo amor más grande después del amor de Dios; es un amor puro y sincero; son guías y luz en el camino de los hijos; son las primeras educadoras y maestras de los hijos; son un don perfecto de Dios.
¡¡¡FELIZ DIA DE LAS MADRES!!!