El cáncer de mama es el más frecuente en El Salvador; los salvadoreños compartimos nuestra vida cotidiana con cerca de unas 4000 mujeres que padecen cáncer de mama o son sobrevivientes a la enfermedad.
En el año 2022 diagnosticamos 1900 casos nuevos y lamentamos el fallecimiento de unas 600 mujeres. En El Salvador, una de cada 7 u 8 mujeres padecerá cáncer de mama en algún momento de su vida: esto es un problema grave de salud pública y las mujeres deben tomar conciencia de su enorme responsabilidad con ellas mismas y con su familia para evitar que el cáncer se haga presente en sus vidas o detectarlo tempranamente cuando puede controlarse con tratamientos sencillos y poco agresivos.
Durante el año 2022 en el ISSS diagnosticamos 576 casos nuevos de cáncer de mama, el 68% de ellos entre las edades de 40 y 69 años con una mayor incidencia a los 52 años; el 16% entre 24 y 39 años y otro 16% entre 70 y 92 años. El 90% de ellos en etapas avanzadas de la enfermedad y lamentamos la muerte de unas 175 mujeres. Esta es una fotografía válida y actualizada de lo que pasa en el país porque el ISSS tiene bajo su responsabilidad la atención sanitaria del 30% de la población salvadoreña.
Tienen más de 20% de riesgo de padecer cáncer de mama aquellas mujeres que tienen mutaciones heredofamiliares conocidas de los genes BRCA u otros que controlan el desarrollo de cáncer de mama, ovario, colon o páncreas y las que han recibido tratamiento con radioterapia en tórax antes de los 30 años de edad. Tienen entre 15 y 20% de riesgo aquellas que son sobrevivientes a la enfermedad o tienen parientes de primero o segundo grado de consanguinidad con cáncer de mama especialmente si lo han sufrido antes de los 40 años o son hombres. Tienen un riesgo promedio o menor al 15% aquellas que no tienen ninguna de las condiciones anteriores.
En general, existen factores personales de toda mujer que aumentan el riesgo de padecer la enfermedad como la edad entre 40 y 69 años; haber tenido su primera menstruación antes de los 12 años o su última menstruación después de los 55 años; haber tenido su primer hijo después de los 30 años o no tener hijos; haber recibido terapia con estrógenos por tiempo prolongado. La clave para el control personal y familiar del cáncer de mama se basa en la prevención primaria y en la detección temprana. Prevención primaria significa adoptar un estilo de vida que no permita que la enfermedad aparezca como evitar el tabaco, el uso abusivo del alcohol, la obesidad, el sedentarismo, tener una dieta saludable con bajo contenido de grasa animal y carnes preservadas, aumentar en la dieta más frutas, verduras y ensaladas frescas, y hacer treinta minutos de ejercicio cada día.
Detección temprana significa diagnosticar el cáncer de mama cuando no se palpa y no produce ningún síntoma, es decir cuando tiene menos de un centímetro de diámetro y recibe tratamiento adecuado. Desde 1960 se comenzó a utilizar la mamografía para la detección temprana del cáncer y demostró durante 40 años que es un método sencillo, accesible, barato e ideal para la detección temprana, demostrando que disminuye la mortalidad en un 40% y los casos de enfermedad avanzada en un 25%.
Desde hace unos 20 años se utiliza la mamografía digital que además de permitir el apoyo del diagnóstico por computadora, facilita el almacenamiento, recuperación y transmisión de las imágenes; además produce una mínima radiación a la mama, tiene una sensibilidad del 75-90% para detectar los casos con cáncer y una especificidad del 90-95% para detectar los casos sin cáncer.
La clave para el control del cáncer de mama a nivel poblacional se basa en un programa organizado de sensibilización nacional sobre el problema del cáncer de mama y la realización de la mamografía anual en por lo menos el 70% de las mujeres de 40 a 69 años de edad y preparar al sistema de salud para dar debida atención a los casos tempranos detectados y a los casos avanzados que vayan diagnosticándose.
La concienciación de la población debe iniciarse en la escuela primaria, continuar en la escuela secundaria y persistir en los centros de trabajo para mantener vivo ese sentimiento de responsabilidad de la familia para cuidar de nuestras abuelas, madres, esposas e hijas de este terrible flagelo y organizar a la ciudadanía y a las comunidades para vencer las barreras sociales que eternizan la inequidad en el acceso a la atención sanitaria de la mujer.
Si el MINSAL decidiera tamizar al 70% de las más de 958 mil mujeres entre los 40 y 69 años que viven en el país, tendría que hacer unas 671 mil mamografías a un costo de $17.50 cada una con una inversión de casi 12 millones de dólares para detectar unos 900 casos de cáncer de mama temprano anuales.
El problema del cáncer de mama al igual que los cánceres de cérvix, colon, estómago y próstata ha sido identificado desde que arranca el registro de la historia de la oncología nacional en 1925 pero todos los gobiernos han volteado la mirada hacia otro lado; en 2015 el MINSAL reconoció que se ha invisibilizado por décadas el problema del cáncer en El Salvador y se le ha dado una respuesta parcial y fragmentada. El gobierno actual sancionó la Ley de Prevención, Control y Atención del Cáncer y el reglamento para su aplicación, pero la población todavía no se beneficia de dicha ley.
Mi consejo es que toda mujer entre 40 y 69 años solicite su mamografía de tamizaje anualmente en todos los centros de atención del MINSAL, ISSS, Bienestar Magisterial, Sanidad Militar, Fosalud, a su compañía privada de seguro médico o realizarla en forma privada y si tiene factores de riesgo moderado o alto inicie la mamografía a los 35 años.
Cirujano Oncólogo