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Ciencia y periodismo

La gente, en conclusión, está muy preocupada de qué hacemos con la tecnología. Lo comunicadores lo saben y por eso noticias relacionadas con la salud, el medio ambiente, el cambio tecnológico, o las consecuencias en el clima de la industrialización, gozan de buena audiencia.

Por Carlos Mayora Re
Ingeniero @carlosmayorare

El papel que la ciencia juega en la conciencia colectiva actual es muy importante. Tanto que se ha dicho que sin la intervención de la técnica en la vida cotidiana nuestro mundo sería completamente diferente.


Sin embargo, la ciencia no deja de inquietar por varias razones. La primera por lo que se ha llamado el síndrome de Frankenstein, o un convencimiento que produce temor a que la humanidad termine dominada por las máquinas; y la segunda, a que acabemos como el aprendiz de mago de la Fantasía de Disney, destruyendo el mundo por el abuso incontrolado de la tecnología, primero contra el medio ambiente y luego contra el hombre mismo.


Si, además, consideramos la hiper comunicación en la que vivimos, los elementos para que cualquier noticia catastrofista sea tomada como verdad indiscutible(como la “predicción” que circuló hace unas semanas según la cual en San Salvador alcanzaríamos temperaturas entre 45 y 55 grados centígrados) están servidos.


La gente, en conclusión, está muy preocupada de qué hacemos con la tecnología. Lo comunicadores lo saben y por eso noticias relacionadas con la salud, el medio ambiente, el cambio tecnológico, o las consecuencias en el clima de la industrialización, gozan de buena audiencia.


Sin embargo, entre los informadores y los investigadores, entre los periodistas y los científicos, no es raro que se produzcan desencuentros. Los dos hablan lenguajes diferentes, tienen intereses distintos, se manejan con tiempos diversos, y piensan que los medios de comunicación están para objetivos diversos.


Y esto se da no solo en temas científicos, sino también en periodismo económico, periodismo político, e incluso periodismo deportivo. De modo que a los científicos, los economistas y los informadores deportivos no les queda más remedio que adecuarse a los formatos informativos y no al revés: los comunicadores tienen la sartén por el mango… y se publican informaciones y artículos que todos desearían pudieran ser matizadas.


Lo cierto es que informar objetivamente acerca de temas científicos no es nada fácil. Tanto que ni en el ámbito de la ciencia se alcanza la soñada (e imprescindible) objetividad de los hechos… y ya no se diga en temas que tienen detrás intereses millonarios, o ideológicos, o políticos. Porque, como muestra la experiencia, la objetividad plena es algo difícilmente alcanzable, y más todavía si esta va a contracorriente del mainstream cultural, de la sensibilidad generalizada respecto a un tema determinado, o -simplemente- de intereses económicos que generan pingües beneficios, tantos en cuanto se mantienen como incuestionables ideas que no resisten un sencillo análisis periodístico de “fact chequing”.


Un ejemplo de esto es cuando se cita a un experto sobre cualquier tema eminentemente científico (cambio climático, manipulación genética, criptomonedas, derechos humanos, por citar un puñado), pero el periodista autor de la nota respectiva encabeza el asunto con un titular que, si bien es atractivo, y hasta sensacionalista, le hace un flaco servicio al contenido de la entrevista misma, en su contenido de verdades y datos. ¿Con qué se queda la mayoría de los lectores? Con el titular que no con poca frecuencia refleja más los prejuicios del entrevistador -o sus intereses- que lo que el experto de marras quiere comunicar.


Pero no piense el lector que estoy metiendo a los periodistas todos en el mismo saco. Objetivamente los comunicadores no tienen por qué ser expertos todólogos… y, además, están sujetos a unos tiempos para publicar la información que en muchos casos simplemente impiden seleccionar y matizar lo que se publica. Doy por supuesto, indiscutiblemente, que hay muy buenos periodistas especializados.


A estos hechos es a los que en mi artículo anterior me refería con lo de “tecno-construcciones”… y no tanto a que “niegue” la realidad de que el tema climático no solo es importante, sino imprescindible, se le trate en sus dimensiones adecuadas: ni tanto que queme al santo, ni tanto que no le alumbre…

Ingeniero/@carlosmayorare

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Cambio Climático Opinión

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