Por El cambio climático ha puesto de moda la sostenibilidad. Ahora que vivimos en carne propia la sequía (fenómeno de El Niño), calor extremo, las lluvias catastróficas, el recrudecimiento de la temporada de huracanes, enfermedades, el aumento del nivel del mar, el incremento del plástico en el océanos, entonces ahora es necesario adoptar una postura más verde.
En algunos casos esta postura es consecuente y es parte de un proceso (el cual no es fácil) de una conversión a la sostenibilidad. El empresario muchas veces no entiende que tiene que modificar desde la filosofía empresarial, la famosa visión y misión y todos los valores, evolucionar la acción de la empresa a la sostenibilidad. Una vez el empresario asume, se educa, se empapa y está convencido de ese proceso, entonces ya tiene propiedad para motivar a implementar acciones serias y que se medirán con el tiempo.
Ahora bien, muchos juegan a aspirar o a emular esa situación, y lo que ocurre es un efecto nocivo para la misma organización, por una parte genera burla, rechazo y por otra repulsión, algo que no tolera el mercado y la opinión pública es que mientan. Así ha pasado con una marca de bebidas famosa en el mundo, que por más verde que trate de pintarse, seguirá siendo la principal fuente de contaminación de los océanos por plástico.
¿Qué sucede con esta empresa? En primer lugar sus directivos, estrategas y ejecutivos no distinguen o no dimensionan aún el daño, más bien se concentran en cuestiones meramente económicas como las bolsas de valores, estrategias de mercadeo, publicidad y las utilidades. Ahora que existe una nueva corriente o tendencia, entonces esta gran empresa está obligadamente recurriendo a investigar más y a incorporar tecnologías que puedan sustituir en el futuro al plástico de consumo masivo, eso es difícil y mientras tanto (sus departamentos de innovación se quiebran la cabeza) millones de sus botellas terminan en el océano. Con el agravante de la comparsa de producción de petróleo y sus derivados.
Un empleado puede estar contagiado por el ahínco de la sostenibilidad, pero por más propuestas que haga, por más que sea creativo , si sus superiores a nivel de empresa siguen enfrascados y recluidos en las cavernas de las malas prácticas anti medio ambiente, difícilmente esa golondrina hará verano en esa empresa.
El líder empresarial convencido, consecuente, inteligente evalúa y se adelanta a los hechos y los escenarios, pero no con burdas campañas o maquillajes para la imagen corporativa, va a generar cambios e impacto para el país y para la comunidad.
A nivel de gobiernos pasa exactamente lo mismo, miremos el caso de la gran nación del Norte, un ex presidente que todos conocemos por su manera escandalosa de ser y de actuar, dejó por sentado su incredulidad por el cambio climático, solo basta eso como para que se desmoronen un montón de políticas y programas que este rico país pueda apoyar internamente como fuera de sus fronteras, bueno y que mayor ejemplo de que Estados Unidos no se comprometiera al apoyo a países en riesgo por el cambio climático al retirarse del Acuerdo de París.
Otros líderes que se muestran enemigos del medio ambiente podemos mencionar al mismo Vladimir Putin, sin escrúpulos y que ve de una manera fría al aprecio por la naturaleza y la vida, y que mayor ejemplo desde concebir un conflicto nuclear en su cabeza como lo ha expresado sin ningún remordimiento en medio del genocidio del pueblo ucraniano. Otro líder que fue hostil en su postura contra el cambio climático es el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que vio en el Amazonas una fuente de negocio y aparente desarrollo y propició su acelerada deforestación en evidente ignorancia de lo que este ecosistema representa para el equilibrio ambiental del planeta.
Si los líderes y presidentes no valoran en la actualidad la necesidad de equilibrar y resguardar los pocos recursos naturales que tenemos por medio de políticas reales de protección, la sociedad y la comunidad internacional presionará, serán requisitos que nuestro país deberá cumplir si quiere competir.
En Twitter: @Chmendia