Allá por el 2021, los salvadoreños amanecimos con la noticia de que la noche anterior, el Presidente Bukele asistió vía zoom a una conferencia internacional sobre Bitcóin, y como le gustó la idea, hizo del criptoactivo, moneda de curso legal, ordenó a la Asamblea aprobar el decreto y elaborar la ley correspondiente, aunque la mayoría de los salvadoreños y mucho menos sus serviles diputados tuvieran la más mínima idea de lo que era un B, ni las consecuencias de tener dos monedas, ni por qué seríamos el primer pais del mundo en tomar semejante decisión.
Y como el bukelismo no acostumbra pedir opiniones experimentados, estudiar las ventajas o desventajas para las ya endebles finanzas del país, apareció la ley y Bukele gastó varios millones de dólares de dinero del pueblo, para la compra de Bitcoins. En cadena nacional desde CAPRES hizo una presentación, que ni él entendió, pero que debía convencer a los ciudadanos del acierto de tal decisión. Anunció el nacimiento de la Chivo Wallet, que al instalarse en los celulares, recibirían $30, la construcción inmediata de los Chivo kioscos, con especialistas para ayudar a los ignorantes, protegidos por fuerzas de seguridad. Supimos del desastre de la Chivo Wallet, por una investigación de un pestigioso periódico de Estados Unidos con declaraciones del fraude que se escondía detrás de la implementación de la criptomoneda.
Luego la farsa del lanzamiento de Bitcoin City, donde Bukele protagonizó un mundo de fantasía, presentó a un oriental como experto en el tema, ante cientos de cripto invitados extranjeros, los únicos capaces de creer una mentira tan grande como que la energía del Volcán de Conchagua, serviría para la minería de B, ya que los pipiles sabemos que ese volcán está más dormido que un bebé recién nacido. Los agasajos y el trato exquisito que recibieron los visitantes, era una demostración más de la visión de futuro de este gobierno.
Esta semana, los contribuyentes nos enteramos de que desde la aprobación de la Ley Bitcoin, los esposos Stacy Herbert y Max Keiser se convirtieron en pareja muy cercana al GOES; que ella será la Directora de la Oficina Nacional del Bitcoin en El Salvador, y su esposo el asesor principal, lo que confirmó un artículo del Wall Street Journal. EDH informa que los esposos extranjeros ya tienen permiso de residencia en el país, pues su cometido será diagnosticar planificar, programar, coordinar, medir, analizar y evaluar políticas y proyectos relacionados al B así como examinar y diagnosticar las solicitudes de sociedades nacionales o extranjeras vinculadas al B que deseen operar en El Salvador. Y todo esto, según video de la Secretaría de Prensa de la Presidencia, sin recibir ningún tipo de salario.
A pesar de la opacidad que el gobierno de Bukele mantiene en todo lo relacionado con el uso de fondos públicos, el presidente presume por tuit de la constante compra de Bitcoins, aunque el valor de la criptomoneda ha caído tanto que ha resultado en una pérdida millonaria para el país, sin contar con el Fideicomiso, al costo de los inútiles Chivo kioscos, el regalo de los $30 a millones de personas y el fallido anuncio de Bonos Volcán que no interesaron a nadie. Sin embargo, a pesar de las advertencias de especialistas y de organismos internacionales que han suspendido los préstamos que tanto necesita el país, recomendando derogar la Ley Bitcoin, Bukele hace oídos sordos y sigue con su plan, apostándole a seguir perdiendo millones de dólares que tanto necesita el país. Y como es obvio que no hay almuerzo gratis, surge la pregunta de ¿por qué apostar a pérdida? ¿Quiénes serán los beneficiados de esta peligrosa apuesta? No parece ser el tan necesitado pueblo salvadoreño. Solo el tiempo lo dirá.
Maestra.