Bien dijo Karl Marx en su ensayo “La ideología alemana”: Mientras que en la vida ordinaria cada comerciante es muy capaz de distinguir lo que alguien profesa ser y lo que realmente es, nuestros historiadores aún no han ganado ni siquiera esta visión trivial. Toman cada época en su palabra y creen que todo lo que dice e imagina sobre sí mismo es verdad.
Esto se aplica como anillo al dedo cuando en vez de historiadores uno piensa en el público en general creyendo en todo lo que le dicen los comerciantes de bitcoins. Tome usted el caso de Sam Bankman-Fried, que está en una celda en las Bahamas esperando que lo extraditen a Estados Unidos acusado, entre otras cosas, de fraude, lavado de dinero y violación de las leyes de financiamiento de los partidos políticos. El sigue tratando de mantener su imagen que los bitcoineros tratan de proyectar: que son jóvenes inocentes que se interesaron en las criptomonedas porque son idealistas libertarios, interesados no en ganar dinero—no, no, no—y mucho menos en estafar gente, sino en independizar a la gente del control de los bancos centrales. Esa imagen pública la han cultivado desde el principio para atraer incautos para que les dieran sus ahorros; ahora, que él y muchos otros han quebrado fraudulentamente, la cultivan para que la gente crea que, si han quebrado de esa forma, es porque son tan buenos e inocentes que no se dieron cuenta de lo que estaban haciendo.
Así, por ejemplo, cuando contó que había quebrado, Bankman-Fried fingió que su transferencia de diez mil millones de dólares de sus clientes a su empresa personal había sido el resultado, no de un plan o de decisiones explícitas, sino de desafortunados ataques de distracción, explicables en un genio de su calibre. Esta máscara ha sido arrancada por los fiscales federales de Estados Unidos, que lo acusan de haber conspirado para cometer estos crímenes desde que las empresas fueron fundadas, de modo que en realidad fueron fundadas con el propósito de cometerlos. Pobre Sam, porque está sufriendo mucho, dice él, no por todos los años de cárcel que le van a meter, sino por todo el dolor que ha causado al millón de personas que ha estafado. Este dolor profundo, sin embargo, no le impidió tratar de volver a estafarlos diciendo, cuando ya la empresa estaba más que reventada, que iba a volver a empezar e iba a recuperar todas las pérdidas de sus amados clientes…si le daban más dólares. Por suerte, los fiscales lo interrumpieron con su solicitud de extradición. Si no, a saber cuántos hubieran vuelto a caer. Ingratos, porque, junto con sus dólares le hubieran enviado todavía más dolor al pobre Sam.
El día que Banking-Fried fue capturado, Binance, la plataforma más grande de criptomonedas, sufrió retiros de mil millones de dólares, terminando una semana en la que los retiros alcanzaron 3.6 mil millones de dólares. Changpen Zhao, jefe ejecutivo de Binance, dice que tiene 60 mil millones de dólares para cubrir los retiros, pero no dice cuánto dinero debe ni quienes tiene prioridad en el cobro. Peor aún, se supo esta semana que la empresa enfrenta una investigación criminal sobre lavado de dinero e infracciones a las leyes de sanciones contra operaciones financieras que ayudan a terroristas y Rusia. Pobre señor Zhao. Dice que siempre ha tenido buenas intenciones, incluyendo cuando la Fiscalía del Estado de Nueva York expulsó del estado a Binance por hacer trampa en las cuentas, diciendo que tenía más reservas que las que tenía—que es una de las cositas que Sam Bankman-Fried también hacía.
Pero hay muchos fiscales que son descarnadamente cínicos ante la angelical inocencia de estos señores y las angustias que están pasando. Daniel Williams, fiscal del distrito sur de Nueva York mandó un mensaje a los que quedan libres; “Vamos a ir por ustedes. Robar es robar aunque se vista con las ropas de las criptomonedas”. John Ray III, el gestor de la quebrada FTX nombrado por un juez dijo hace poco; “Esto no es sofisticado en absoluto, esto es simplemente una malversación de fondos”.
Combine usted estas palabras con las de Marx que cité al principio de este artículo y tendrá una buena guía para juzgar la política del gobierno salvadoreño de seguir invirtiendo en bitcoins.}
Máster en Economía
Northwestern University