Hace 15 meses que la Ley Bitcoin entró en vigencia en nuestro país, en aquel momento, el Gobierno empezó a comprar la criptomoneda cuando esta tenía un valor de más de $60 mil dólares. Recientemente, la CNBC publicó que el Estado salvadoreño ha gastado aproximadamente $375 millones en Bitcoin y ha perdido al menos unos $60 millones; además de ello, este mes, el Bitcoin ha tenido su caída más baja desde que entró en vigencia en El Salvador. El 3 de noviembre de 2021, a las 18:00 horas, un Bitcoin llegó a valer $68,991 dólares; para este miércoles 9 de noviembre, a las 12:50, un Bitcoin valía $16,686 dólares. El fracaso es claro.
Frente al estrepitoso fracaso del Bitcoin y ante un proyecto autoritario en el que la imagen lo es todo, ¿por qué el oficialismo sigue cargando con el desgaste que les genera el Bitcoin? Surgen muchas ideas e hipótesis al respecto, sobre todo cuando este es un gobierno que ha ocultado toda información, y que el manejo y toma de decisiones con respecto a la política del Bitcoin es completamente una incógnita, lo único que es público, son los tuits del Presidente cuando ha anunciado que ha comprado cierta cantidad de Bitcoin. Sabemos que esta criptomoneda es usada, alrededor del mundo, para lavar dinero, incluso es un mecanismo muy utilizado por narcotraficantes, siendo esta también una moneda muy poco rastreable. Sabiendo todo esto, ¿qué está ocultando el Gobierno de El Salvador? Porque si es un hecho que existe toda una trama alrededor del Bitcoin, el fracaso no es casualidad, sino un costo que probablemente asumen algunos pocos.
El Gobierno de El Salvador no tiene una claridad económica. Solo para octubre de este año, la inflación llegó al 7.5 %, la tasa más alta en 25 años. Esto último representa un duro golpe para la economía familiar de los salvadoreños, la canasta básica ha aumentado un 22 % en lo rural y un 16 % en lo urbano. ¿Cuál ha sido la respuesta del Gobierno? Ninguna, solo más endeudamiento para tratar de llegar a flote a las elecciones de 2024 y opacidad en el manejo de los fondos públicos. La corrupción y la redes criminales al interior del gabinete presidencial, ya son un hecho. Con esto se cumple una teoría de la reelección presidencial: más tiempo en el poder para meter debajo de la alfombra todos los fantasmas de corrupción que rondan en este gobierno. ¿Cuántos de esos fantasmas están ligados al Bitcoin?
La situación económica es dura y no mejor a años anteriores, y esto no se resume en una frase propagandística entre el pasado y el futuro, sino a un mal de siempre: incapacidad, y la de este Gobierno, a todas luces, es mucho mayor. Para ratificar este último planteamiento: con todo el desperdicio de recursos públicos en Bitcoin y claras posibles fugas de dinero, ¿de cuántas escuelas se les privó a la ciudadanía? ¿Cuántas mejoras a los hospitales públicos no se pudieron hacer gracias al Bitcoin? ¿Cuántas promesas no cumplidas se pudieron cumplir con todo ese dinero? La propaganda es efectiva para la foto del momento, pero detrás de esta administración autoritaria algo huele muy mal y eso, será lo verdaderamente histórico de este Gobierno, para mal claramente.
Después de 2024 el oficialismo pretende concretar la reelección de la única persona que mantiene este espejismo y que oculta los grandes fracasos y la crisis económica que le depara a El Salvador. Cuando la gente resienta su golpe en el bolsillo, ese día caerá el régimen. Y por ello es que el Bitcoin es su más grande fracaso, porque a la vez es su plan de escape.
Comunicólogo y político