El buen ejemplo es lo que cuenta, si queremos cambiar nuestra realidad social. Somos seres de hábitos y costumbres pero también de buenos ejemplos que tomamos de referencia de quienes influencian nuestra vida. Nuestro cerebro siempre ha concebido que la basura es asquerosa, inmunda y, por lo tanto, es importante que nos deshagamos de ella, sin importar los métodos que utilicemos, y mientras más rápido lo hagamos, mejor. Tendremos menos probabilidades de enfermarnos y contaminarnos. Nadie en su sano juicio conserva basura putrefacta en su hogar por días; el mal olor, las moscas y la descomposición orgánica lo harían imposible. Las personas siempre buscan lugares para desechar, muchas veces prohibidos, cercanos a otros núcleos urbanos, así nacen los basureros ilegales, qué poco a poco se vuelven legales.
A pesar de que lleguen los trabajadores de la alcaldía a limpiar y a instalar un rótulo que diga “En este lugar se prohíbe botar basura, la gente lo entiende: “Bote basura en este lugar”. El lector debería fijarse en ese curioso detalle.
Tristemente así funciona nuestro cerebro, a la inversa con algunos comandos. Esto no sólo aplica para temas ambientales, sino también para temas políticos y de realidad de país, donde la comprensión a la inversa sorprende y predomina.
A pesar de que anuncien multas duras para la gente sucia, para los anárquicos, ordenanzas más rigurosas, no parece calar y prevalece la cultura equivocada, las malas costumbres y la mala educación, la que hace creer al cerebro que merecemos vivir en la inmundicia.
Otro grave problema es que los adultos muchas veces no consideramos que hay ojos que nos observan para seguir nuestro ejemplo; somos ejemplo para sus vidas en el caso de nuestros hijos. Por eso debemos tener cuidado con nuestras acciones. Esta Patria se ha construido desde tiempos antiguos a costa del buen y el mal ejemplo.
Desde el transporte colectivo la gente no deja de tirar desechos desde las ventanas: vasos, bolsas de agua invasivas, durapax, latas, bolsas de churros, son arrojadas desde los buses, las paradas de buses son focos de contaminación y generación de desechos.
Pareciera que las autoridades no le toman tanta importancia a este tema, pero es parte de los compromisos adquiridos por el país para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible: crear las condiciones para alcanzar dichos objetivos. Los empresarios del transporte deberían rotular sus unidades con mensajes para persuadir a la población a evitar ensuciar la ciudad. Y las autoridades presionar para que lo hagan.
Según las mismas Naciones Unidas, a más desarrollo, más residuos generamos. Cuantos más residuos generamos menos desarrollados somos.
También, de cada latinoamericano se genera un kilo de basura diario, y la región latinoamericana genera unas 541,000 toneladas de basura lo que representa alrededor del 10% de la basura a nivel mundial.
Empresa privada, gobierno central, municipalidades, la Industria, están invitados a dar el buen ejemplo y a reeducar a la población para vivir con dignidad en ambientes más sanos y limpios.
Las nuevas generaciones deben ser más metódicas con los desechos, fomentar mayor eficiencia y estimular la Eco Innovación.
Según la ONU, la perspectiva de la basura es que ante el creciente consumo en el año 2050 se alcance las 671,000 toneladas de desechos. En Latinoamérica y ya no se diga en El Salvador seguimos sin superar el 90% sin reciclar, siguen siendo desaprovechados productos reciclables y que tienen una segunda vid útil. El gremio Industrial no le da el interés que se merece en invertir en infraestructura Industrial del reciclaje seguimos estancados, hay poca información al respecto y pocos datos que debería proporcionar una inteligencia de mercado y negocios del mismo gremio, y lo más lamentable es que es posible incrementar los empleos verdes en nuestro país, pero seguimos sin darle el interés debido y estimulando industrias que contaminan con productos que no quieren depurar.
Muchos empleos se están desperdiciando y seguimos estancados en una visión de corto alcance versus otros países de la región que van más adelante. El desecho siempre supera la poca infraestructura e inversión para reciclar, y esa es una mala señal de falta de voluntad. Por eso es que productos como el plástico son mal vistos. Se hace notar todos los inviernos cuando ese gran porcentaje de desechos sin tratar van a ríos, lagos, embalses y finalmente al mar. El costo es mayor, porque es algo que se pudo prevenir mediante planes y acciones permanentes e inversión.
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