El modo en que los grupos sociales asumen la realidad y se posicionan frente a los problemas es muy complejo. Hechos parecidos pueden generar reacciones diferentes en momentos distintos. El Dr. Jorge Arias Gómez decía que hay momentos de flujo y reflujo de la movilización política y social, sin que las ciencias sociales puedan explicarlos a cabalidad. Don Jorge era un hombre político, en el sentido de que toda su vida actuó políticamente o trató de entender políticamente la realidad del país; sus clases eran un ir y venir, problematizando presente y pasado.
Esos cambios en el humor político de la sociedad son evidentes si contrastamos dos momentos: 1979 y 2025. Obviamente son dos contextos muy diferentes. En 1979 hacía crisis el modelo desarrollista autoritario que venía impulsando desde 1950 en el que los militares habían jugado un papel protagónico. En términos económicos la apuesta desarrollista funcionó hasta que vino la guerra con Honduras en 1969. En el plano político, se había jugado a la democracia, sin que aquellos que detentaban el poder asumieran que podían perder las elecciones; cuando eso sucedió, impusieron el fraude, con lo cual aumentó el descontento popular. A inicios de 1979, el general Romero, último presidente pecenista, enfrentaba una creciente movilización popular en su contra. Falto de argumentos políticos, recurría cada vez más a la represión.
En ese contexto, el 29 de abril de 1979 fue capturado Facundo Guardado, secretario general del Bloque Popular Revolucionario (BPR) y cuatro dirigentes más. El Bloque era el frente de masas de las FPL. Inmediatamente inició una movilización para lograr su libertad: paros en fábricas, manifestaciones, quema de buses y vehículos y ocupaciones de embajadas e iglesias, incluyendo la catedral de San Salvador. Los actos de protesta aumentaban con los días. Los estudiantes universitarios participaban en todos. El 8 de mayo una protesta de organizaciones populares terminó en una matanza frente a Catedral, entre los muertos había dos estudiantes de la UES y uno de la UCA. La escalada de violencia fue mayor en mayo. El día 22, hubo una masacre en la embajada de Venezuela, cuando la policía desalojó a los ocupantes. Una profesora, hija de Salvador Cayetano Carpio, estaba entre los 14 muertos. Unos días después, las FPL asesinaron al ministro de educación, Carlos Herrera Rebollo. Se estimaba que en ese mes hubo más de ochenta muertos y un centenar de desaparecidos. Tratando de controlar la situación el gobierno decretó estado de sitio. Fue en vano.
Facundo Guardado y sus compañeros fueron liberados. Guardado dio declaraciones en el auditórium de derecho de la UES, el cual resultó pequeño para dar cabida a los miembros de las organizaciones populares que celebraron por lo grande esa victoria. Tan fuerte fue esa movilización que el BPR publicó un libro: “Mayo heroico 1979”, en el que daba su versión de lo sucedido. El libro registra 15 grandes acciones realizadas. Da cuenta de 48 muertos y 47 heridos, todos militantes del BPR. Entre los muertos registraban 3 miembros del UR-19 (UES), 2 del FUR-30 (UCA), y 10 del MERS (organización de estudiantes de secundaria). Registran 55 muertos más (al parecer miembros de otras organizaciones), para un total de 103 fallecidos.
La libertad de esos dirigentes tuvo un alto costo en sangre; estos se reincorporaron a las actividades de sus organizaciones. Guardado sostuvo su compromiso político durante toda la guerra civil y llegó a ser un importante jefe militar. En la ofensiva de noviembre de 1989 estuvo a cargo de las fuerzas de las FPL que incursionaron en el norte de la capital. En la postguerra fue coordinador del FMLN; terminó expulsado por la dirigencia ortodoxa.
Hoy día, hay varios miembros o exmiembros del FMLN en la cárcel. Atilio Montalvo y otros excombatientes fueron capturados en vísperas de la toma de posesión presidencial acusados de preparar actos terroristas. La evidencia presentada es risible: mensajes a través de celulares y unos supuestos explosivos artesanales. Es difícil creer que guerrilleros veteranos con alta formación militar hicieran algo tan poco profesional. Hace poco fue capturado Eugenio Chicas, acusado de enriquecimiento ilícito. Chicas no solo era un crítico acérrimo del gobierno. En 2019 le gano al hoy presidente un juicio por difamación, quien tuvo que pagar $50,000 como compensación. No ha habido ninguna movilización por esas capturas. El FMLN hizo lo que ya es costumbre; sacar un comunicado que muy pocos leen y que en nada incomoda al gobierno. Por el contrario, en las semanas anteriores, un creciente descontento en redes sociales a causa del maltrato de animales en un refugio de Ilopango, obligó al gobierno a tomar medidas tan apresuradas como cerrar el hospital de mascotas Chivo Pets, el IBA y la Polipet. Increíblemente, un día después, el presidente reabrió Chivo Pets, de nuevo en atención a la movilización en redes.
¿Cómo explicar que en 1979 hubiera una movilización tan fuerte por la libertad de cuatro dirigentes del BPR, y que no haya habido ninguna por los casos de Montalvo, Chicas y los otros efemelenistas? Obviamente, la primera razón es que en 1979 había una fuerte organización de izquierda, la cual ha desaparecido hoy día. Sin embargo, hoy día la gente se indigna y moviliza por el bienestar de unos animales, sin necesidad de una estructura organizativa, ¿por qué? Puedo complicar más el tema, ¿Por qué esa misma gente no se moviliza (aunque sea por redes sociales) por otras causas?, por ejemplo, salud, educación, pensiones. ¿Es que vale más el bienestar de no sé cuántos perros en un refugio, o su atención en hospital veterinario, que el bienestar de las personas?
Algo ha cambiado en la sociedad salvadoreña para que se den este tipo de situaciones. Yuval Harari, en su libro “De animales a dioses” propone que en los fenómenos sociales intervienen lo objetivo, lo subjetivo y lo intersubjetivo, y que lo últimos es clave para desencadenar grandes procesos de cambio social. Lo subjetivo es lo que existe al margen de la voluntad o incluso del conocimiento del sujeto, la gravedad, por ejemplo, aunque no todos los individuos sean conscientes de ello. Lo subjetivo es algo que existe en función de la conciencia y creencias de un individuo; se acrecienta, cambia o desaparece si ese individuo cambia ideas o creencias.
En los casos discutidos arriba, por diferentes razones una persona conoce un hecho (lo objetivo) y se posiciona en contra (lo subjetivo). Pero la capacidad de acción un solo individuo o de un grupo pequeño es muy limitada. La movilización solo es posible cuando interviene lo intersubjetivo: algo que existe en la conciencia de muchas personas que comparten ideas y creencias y se movilizan por ello. Cuando esas ideas o creencias crecen adquieren gran capacidad de convocatoria y pueden provocar grandes transformaciones y, sobre todo, compromiso e incluso disposición al sacrificio por aquello en lo que se cree, sea esto una fe, la nación o la revolución. Esto es lo que pasó en 1979, y en cierto modo pasó hace poco con Chivo Pets. Pero otros problemas como la salud y las pensiones no movilizan. Algo perdieron los salvadoreños en el camino, que no se movilizan por ellos “humanos”, pero sí por los animales. Más de algún político saca provecho de ello.
Historiador, Universidad de El Salvador