Nos encontramos en los primeros compases de una nueva guerra fría, que al igual que la primera, de fría no tendrá nada. Va a pelearse intensamente. La guerra de Ucrania y la de Oriente Medio están creando sinergias. Esto no significa que van a fusionarse en una sola, pero es un gran indicio de que forman parte de un tablero de juego mucho más grande por parte de un bloque que ha ido configurándose en torno a una idea: desafiar a Occidente y su hegemonía.
Irán es la bisagra entre ambos conflictos. Por un lado, son los claros líderes del creciente chií que lucha una guerra proxy con Israel en estos momentos, y por el otro, son el gran aliado de Rusia en su guerra imperial contra Ucrania. Los drones iraníes (como el Shahed) golpean al pueblo ucraniano desde 2022, incluso han llegado a montar fábricas de dichos drones en suelo ruso. La implicación es grande y con la sonada posibilidad de que Irán entregue misiles balísticos a Rusia puede que lo sea aún más. Se espera que en los próximos años la colaboración militar y comercial entre Teherán y Moscú se profundice muchísimo más, creando una especie de eje ruso-iraní que pueda proyectar sus objetivos en común en toda Eurasia.
En el extremo más oriental tenemos el drama de las Coreas, que se agrava cada vez más. La llegada de miles de tropas norcoreanas a suelo ruso para pelear contra Ucrania representa una considerable escalada pues es la primera vez que un tercer estado se involucra directamente en el conflicto. No obstante, el régimen de Corea del Norte se hace protagonista de otras maneras, llevando años con una clarísima hostilidad y evolución en su programa de misiles nucleares que busca desarrollar a tal punto que puedan alcanzar al mismo Estados Unidos.
El acercamiento cada vez más estrecho entre Rusia y los norcoreanos es una gravísima noticia para la seguridad global pues gracias a esto el programa de misiles de Kim Jong-un podría acelerarse considerablemente en el corto plazo.
Estos tres escenarios (Europa del este, Oriente Medio, y Asia Pacífico) orbitan, en lo que a ejércitos de refiere, alrededor de Rusia por el momento, y digo "por el momento" porque hay un país muchísimo más poderoso que tras el telón ha permitido todo esto y más pronto que tarde moverá ficha robándose el liderato y los reflectores. China. Es importante delimitar que estas guerras no han sido idea del gigante asiático, tampoco la actitud e ideologías de los países en cuestión. Sin embargo, no ha tenido reparos en ser el colchón económico de Rusia desde que empezara la guerra; tampoco en ser uno de los principales inversionistas extranjeros de Irán, y en el pasado tampoco en enviar a decenas de miles de sus solados a morir por el régimen comunista de Corea del Norte.
China se mantiene en la zona gris donde no se suma a un bando (aunque claramente favorezca a uno) a la vez que no ha hecho esfuerzos claros por presionar a estos países a cesar sus hostilidades, porque en el fondo, le conviene.
Su gran rival es Estados Unidos, con quien desde la presidencia de Donald Trump las relaciones se han deteriorado sensiblemente alrededor de un cambio de dimensiones colosales en la economía mundial. Una guerra económica ya está en curso alrededor del carro eléctrico, las tensiones sobre Taiwán tarde o temprano llevarán a lo que yo creo será el auténtico gran conflicto de la primera mitad del siglo XXI, y un largo etcétera de campos de batalla en los que China y Estados Unidos (junto a sus aliados) se enfrentarán en las siguientes décadas por la hegemonía global, por la supervivencia de bloques, tal como en el pasado sucediera con la Unión Soviética.
Las acciones de Rusia, Irán y Corea de Norte no tienen la capacidad de quebrar al bloque occidental, pero sí para desgastarlo y retrasarlo. China no está lista para ir a una confrontación directa, tienen problemas de los que encargarse puertas adentro, pero se espera que en las próximas décadas lo esté y será cuando los chinos den un paso adelante que el mundo de post Guerra Fría en el que vivimos terminará de desaparecer definitivamente. La guerra por Taiwán cambiará el mundo.
Lo que vivimos en este momento es una etapa de transición, con guerras entre las realidades del cambio de siglo, un reajuste en medio de la crisis que está dando lugar a una nueva guerra fría que nos llevará a un futuro incierto.
Especialista en temas internacionales.