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Objeto de estudio…

“Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto” (Georg C. Lichtenberg)

Por Óscar Picardo Joao

La clase política, y en ella los políticos, no son nuestros amigos, enemigos, rivales, oponentes, contrincantes, antagonistas, son simple y llanamente un “objeto de estudio”; un fenómeno del cual nos servimos para teorizar, comprobar hipótesis y aplicar el método científico, de cara a obtener hallazgos para las Ciencias Sociales y Políticas.

El objeto de estudio corresponde al término o forma del acto del conocimiento, es decir, aquello que es alcanzado primariamente mediante la razón, concretamente el campo de conocimiento de una ciencia o disciplina. En otras palabras es un acto epistemológico, que articula al investigador con lo investigado. Se trata de un segmento de la realidad que resulta de interés científico para un investigador. Es algo que intenta conocer, averiguar o comprender, y que constituye el asunto que trata la investigación.

En este contexto, el objeto de estudio no se limita a ser un “tema” de la investigación, sino que también puede comprender o incluir un caso específico, un conjunto de características, un contexto determinado o algún tipo de relaciones, dependiendo de qué sea exactamente lo que se proponga hacer el investigador. De hecho, una misma investigación puede tener diferentes objetos de estudio, aunque esto no sea metodológicamente recomendable, pues se establecen dinámicas de investigación sumamente complejas; o bien, nos podemos enfrentar a un objeto de estudio dinámico, que va cambiando o modificándose y requiere un tratamiento metodológico y técnico más complejo.

Al definir el objeto de estudio de una investigación se está delimitando también la realidad que será abordada en el proceso científico, a partir de las proposiciones que constituyen la hipótesis, o sea, el punto de partida. La delimitación temporal, geográfica, temática, entre otras permite focalizar y dirigir mejor la investigación.

Tal como señala Héctor Zamitiz Gamboa, la Ciencia Política es muy transdisciplinar y suele tener como objeto de estudio el poder político, en concreto el poder público, pues el poder es un fenómeno que se presenta prácticamente en cualquier grupo humano. El poder político en términos de las relaciones sociales, el poder público como tal o el poder del Estado: “La ciencia política ha sido definida generalmente como la disciplina que estudia, mediante un método científico, los fenómenos referidos al poder político, al Estado y a las relaciones que se establecen entre éste y la sociedad, así como a las formas de organización y representación políticas.

¿Por qué la política y los políticos son un objeto de estudio de interés en la academia? No sólo por sus contradicciones, su corrupción, su clientelismo o su nepotismo, su ideologización, fenómenos que representan una oportunidad de estudiar estas conductas y sus implicaciones en realidades económicas o jurídicas más complejas. Sino que además, los políticos son los que deciden el destino de una nación con sus decisiones, decretos, leyes, políticas y programas; y en no pocos casos, aquí se juega el futuro de la ciudadanía. Charles de Gaulle irónicamente decía: “He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”.

En los últimos años nos hemos dedicado a estudiar la política desde la psicología social, intentando entender varios aspectos: La Ideología y sus cambios; el fenómeno de culto; la satisfacción vicariante; la indefensión aprendida; el cerebro del fanático; entre otros tópicos. Aquí el objeto cambia de perspectiva: se trata del estudio de las relaciones sociopolíticas y cómo estas influyen y modifican la conducta, los pensamientos y sentimientos de las personas (aunque desde el espectro político).

La política es fundamentalmente una actividad dinámica y evolutiva a través de la que se llega a adoptar y ejecutar decisiones en y para una comunidad, condicionada por factores ideológicos y uso del poder en un sistema reglado. Estamos frente a algo importante para pocos e indiferente para la mayoría.

Efectivamente, una minoría de ciudadanos con limitados principios éticos han hecho de la política un modus vivendi; y es que para ser político no se necesita mucho equipaje intelectual, solo una buena narrativa comunicacional y el apoyo de herramientas de marketing; lo demás viene por añadidura: privilegios, lujos, una falsa historia de servicio, mucho dinero y poder. Por esta razón muchos no quieren soltar el poder una vez que llegan a conocerlo, comprenderlo y probarlo…

En la actualidad los paradigmas tradicionales de izquierda o derecha, vertical u horizontal, progresista o conservador, marxista o capitalista, igualdad o libertad, se han diluido en un peligroso cocktail de intereses económicos y complejos de personalidad. Transitamos en una época en dónde se han debilitado los debates teóricos, dando paso a un pragmatismo digital; incluso lo geopolítico, como diría Bauman, también es más líquido y susceptible a los partes económicos de los mercados. Y éste fenómeno también es de nuestro interés.

Pueden tener todo el poder y en dinero del mundo, pero no dejan de ser unas “ratas blancas” de laboratorio, que entran y salen de la caja de Skinner, prefiriendo el placer a la supervivencia, su beneficio al servicio a los demás; efectivamente, la política funciona bajo la lógica egoísta del circuito cerebral del placer (mesocórticolímbico). Como diría Louis Dumur: “La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos”.

La academia seria y honesta no está interesada en disputar cuotas de poder; su crítica no tiene intereses ideológicos o partidarios; es simplemente un ejercicio científico, descriptivo y ético. Si fueran honestos y decentes, la politicidad de su accionar nos presentaría escenarios para una crítica constructiva o una descripción modélica; pero lamentablemente suele suceder lo contrario, incluso detrás de lo bueno que hacen hay intereses oscuros y hay evidencia de ello.

La pregunta fundamental de nuestro objeto de estudio debe seguir siendo: ¿Dónde hay un político íntegro que utilice el poder con ética, honestidad, trasparencia y sin miedos?, ¿dónde…?   

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.

Investigador Educativo/opicardo@uoc.edu

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