El artículo “Ocho puntos para los candidatos” (Carmen Elena Alcaine, EDH, 27/09/2023) señala lo prioritario para quien pretenda gobernarnos: 1. Claridad en las Finanzas Públicas. 2. Bitcoin. 3. Prioridad a la educación y la salud en el gasto público. 4. Eliminar el Estado de Excepción y procesar casos individualmente. 5. Reestructurar las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. 6. Restablecer credibilidad internacional. 7. Establecer un programa de Inversión Pública sostenible con atención especial a la integración de las comunidades de muy bajo ingreso. 8. Establecer un Gobierno libre de corrupción.
Leyendo “Liderazgo”, el reciente libro de Henry Kissinger, encontré cierto paralelo en esos ocho puntos con la Alemania de la posguerra, cuando sufrió una destrucción masiva que actualmente superó con creces.
¿Cómo se logró? Gracias a líderes como Konrad Adenauer, descrito prolijamente por Kissinger.
Porque, así como estamos en El Salvador, Alemania estaba en una situación económica terrible: destruida casi totalmente y, además, sometida a multimillonarias indemnizaciones que debía pagar. Afortunadamente no tenían el bitcoin, pero su moneda valía cero. La educación y la salud fueron abandonadas durante la guerra, cuando el gasto público se dedicó al adoctrinamiento de la población y a la producción de armamento (¿van viendo el paralelo?). ¿Estado de Excepción? Similar: la libertad estaba empeñada a los Aliados. Los cuerpos de seguridad desmovilizados habían sido cuerpos represivos. La imagen internacional era la de genocidas. Necesitaban velar por la población más necesitada (muchos morían de hambre y de enfermedades perfectamente controlables) y era prioritario establecer un gobierno que diera la confianza para que, tanto los nacionales, como los gobiernos mundiales, iniciaran un camino hacia restituir el respeto que Alemania había perdido. Entonces Konrad Adenauer tomó el liderazgo.
Tanto los Aliados como sus compatriotas confiaron en él porque fue un declarado enemigo de Hitler desde que éste iniciara su vida pública. Hombre de principios, actuó congruentemente en todo aspecto. Este punto es primordial para analizar nosotros, salvadoreños, a los candidatos que nos presenten. ¿Tienen principios sólidos? ¿Son congruentes o veletas?
Adenauer, para reubicar a su Patria en un lugar legítimo, lejano a la imagen de genocida que la marcaba, eligió un camino “al mismo tiempo humilde y audaz: confesar las iniquidades alemanas; aceptar las penas de la derrota y la impotencia, incluida la partición de su país; permitir el desmantelamiento de su base industrial como reparación de guerra y, mediante la sumisión, la construcción de una nueva estructura europea en la que Alemania pudiera convertirse en un socio fiable”. (Liderazgo, pág. 34). Así logró el apoyo de sus compatriotas para llevar a cabo lo que ahora conocemos como “el milagro alemán”.
Por eso, a los 8 puntos del inicio añado el de un liderazgo con humildad, audacia y carácter. Que reconozca y nos haga reconocer los errores del pasado, porque los hemos cometido todos: unos por acción, habiendo sido malos funcionarios o votando a personas no aptas para sus altos cargos; otros por omisión, al no habernos opuesto con mayor valentía y decisión a la infinidad de acciones equivocadas que se han tomado. Necesitamos un líder que nos transmita la confianza indispensable para apoyar las medidas durísimas que deberá tomar para salir de la debacle en que estamos.
Ojalá que, entre los candidatos que solicitarán nuestro voto, encontremos algún émulo de Konrad Adenauer, tal como lo describe Kissinger.
Empresaria.