"Estúpido” es un calificativo un tanto desagradable: Que muestra torpeza o falta de entendimiento para comprender las cosas. Probablemente en la vida todos cometemos alguna estupidez, solo que algunas son más trascendentes que otras.
La frase «La economía, estúpido» (The economy, stupid), fue utilizada en la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre); James Carville, estratega de la campaña electoral de Bill Clinton, le aconsejó que debía enfocarse sobre cuestiones más relacionadas con la vida cotidiana de los ciudadanos y sus necesidades más inmediatas. Con el fin de mantener la campaña enfocada en un mensaje, Carville pegó un cartel en la oficina central de campaña con tres puntos escritos: Cambio vs. más de lo mismo. La economía, estúpido. No olvidar el sistema de salud. Aunque el cartel era solo un post o recordatorio interno, la frase se convirtió en un eslogan no oficial de la campaña de Clinton, que resultó decisivo para derrotar a Bush, algo poco probable.
Iniciando este periodo pre electoral, los partidos de oposición actuaron de manera estúpida sin tomar en cuenta los datos, y resulta que cada “grupúsculo” ha decidido proponer una fórmula y así fragmentar a un más ese limitado 16.8% de ciudadanos indecisos.
Frente a un padrón electoral de 5.2 millones de ciudadanos, con un tasa de participación optimista de 65%, el primer pronóstico de resultados según la encuesta del Centro de Estudios Ciudadanos (CEC) de la Universidad Francisco Gavidia (UFG) de junio 2023, sería para 3.3 millones de votos: 73.2 % de los ciudadanos votarán por Nuevas Ideas (GANA, PDC, PCN, CD y Fuerza Solidaria); 3.3% votarán por ARENA; 1.6% por Nuestro Tiempo (SUMAR); 1.2% por el FMLN. Conclusión: Reelección consumada y gane en primera vuelta…
Un candidato único de oposición podrá ostentar entre 22.9% a 30% de los votos; esto, en condiciones optimistas y con recursos para una campaña decente. Pero la maquinaria comunicacional y de propaganda oficial será apoteósica e indolente.
En este proceso preelectoral la oposición tenía dos caminos: a) No participar, para dejar en evidencia el repudio a la reelección como forma de protesta; y b) Participar con una candidatura única desde la sociedad civil, para realizar una medición real de opciones políticas y demostrar que el apoyo al Presidente es menor que el pronosticado por las encuestas. Seguramente el oficialismo tendría un “Plan B”, en caso que la oposición no participara, con sus partidos satélites para simular una democracia vigorosa, y siempre hubiesen aparecido un par de candidatos tipo maniquís o espantapájaros.
El protagonismo, los egos, las luchas ideológicas del pasado, el anacronismo de los analistas, la falta de entendimiento e interpretación del contexto político-digital, la limitada comprensión en la lectura de los datos, entre otros factores, hace que la oposición, no sólo no tenga rumbo, sino que además cometa un suicidio político sin necesidad de intervención del bukelismo.
Como me comentó un buen amigo, la oposición no tuvo “la capacidad de caracterizar y leer la situación política actual”; trabajan con hipótesis imaginarias, cifras irreales y malos cálculos. Sin considerar si quiera que hasta la gente afectada directamente por el régimen de excepción y las capturas están satisfechas por la situación de seguridad que se vive en las comunidades (al margen de las negociaciones y otros vicios del proceso).
Incluso, en esta debacle de intereses y egoísmos de “grupos políticos de la sociedad civil”, se llevaron de encuentro a la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) y a una de sus prominentes catedráticas; la UCA, como siempre lo ha hecho -y como lo deben hacer todas las universidades-, propuso su espacio para fomentar el diálogo y el debate democrático. En efecto, las universidades son centros de conocimiento y de ciencias, y la política es una ciencia. Además, las autoridades académicas deben iluminar y guiar las discusiones del país basadas en el conocimiento generado por la investigación.
Ahora es tarde, ya con al menos cuatro propuestas sobre la mesa: Parada-Medrano (Sumar-Nuestro Tiempo); Sánchez (Resistencia Ciudadana); Flores-Marroquín (FMLN); Bukele (Nuevas Ideas); las “Cartas están echadas”, la oposición está fragmentada y los resultados son fáciles de pronosticar.
Faltan muchos meses para la elección y el despliegue de la campaña; pero las condiciones comunicacionales y de marketing político serán “asimétricas”, muy asimétricas. Además, se seguirá el guion de la “lucha contra la corrupción” que tendrá un carácter simbólico e implementará el miedo como estrategia para ahuyentar a los patrocinadores de partidos políticos de oposición. Parece que todo será cuesta arriba…
Está por demás, advertir a los partidos políticos que la mayoría ingresan al escenario y a la arena del coliseo “heridos” y “apuñalados por el emperador Cómodo”, sin resolver su pasado ni las posiciones en torno a la corrupción y con un liderazgo debilitado; frente a un contrincante inmune y blindado por su aparato comunicacional de grandes proporciones.
Pero en política todo es posible, las situaciones cambian, las posibilidades aparecen, los estrategas diseñan imaginarios y la gente, con base en sus necesidades y miedos cree. Veremos qué sucede en el futuro inmediato, quizá aún falta que de modo absurdo aparezcan otras fórmulas, para fragmentar más el espectro electoral y magnificar la derrota…
Un par de consejos sanos y no solicitados para todos los partidos: 1) No sigan consejos ni análisis de políticos que ya fracasaron, tienen experiencia pero tienden a repetir los errores; 2) El territorio es importante, pero es más importante el espectro digital; 3) El mejor seguro político es la ética, busquen gente intachable; 4) Las promesas irreales funcionan, pero después te pasan factura; 5) No vean las gráficas, mejor lean e interpreten los datos; y 6) No cometan más estupideces…
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Investigador Educativo/opicardo@asu.edu