Hay en los pueblos anglosajones una imagen que se usa para describir una situación en la que todo el mundo se da cuenta de que hay algo que está pasando pero nadie quiere hablar de ella. La imagen es que hay un elefante que se ha metido en el cuarto y todo el mundo lo ignora, haciéndose como que no lo ve. En El Salvador hay varios elefantes en el cuarto. Uno de ellos es que el FMLN se opone a este gobierno pretendiendo que lo hace porque defiende a los principios democráticos cuando en realidad lo hace por celos del oficio—es decir, porque este gobierno está haciendo cosas que ellos no pudieron hacer.
Esto lo he enfatizado ya en varios artículos a través de los años, notando, por ejemplo, que el FMLN dice indignarse porque el presidente está intentando perpetuarse en el poder contra la Constitución pero al mismo tiempo, el mismo FMLN, apoya y defiende a los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela a pesar de que hacen lo mismo, y defiende a esos gobiernos en ese punto específico, además de todos los demás. Se requiere una cara muy dura para protestar contra el presidente actual de El Salvador mientras defienden lo que el régimen castrista ha hecho por más de 60 años en Cuba y Chávez-Maduro y Ortega por varias décadas ya.
De igual forma el FMLN se rasga las vestiduras porque el gobierno actual ha violado la integridad del poder judicial, y a través de esto, la división de poderes que es esencial para la existencia de la democracia, cuando ellos mismos trataron varias veces de descabezar a la Corte Suprema de Justicia y especialmente a la Sala de lo Constitucional atacándola con violencia física en las jornadas en las que el gobierno mismo del FMLN la invadió con francotiradores (anticipando la violación de este gobierno a la Asamblea Legislativa), rompiendo sus cerraduras, y, después, por varios años, atacando a los magistrados a pedradas en las carreteras).
Ahora se quejan de que este presidente inyecta odio, cuando ellos lo inyectaron por décadas sin fin, y tuvieron a un presidente que dedicó todos los sábados de su presidencia a inyectarlo con la misma pasión con la que lo hace el actual presidente.
Esto no es por casualidad. El buscar la alianza con fuerzas democráticas para derrocar a un tirano que luego ellos sustituyen ha sido parte integral del marxismo desde su fundación, prueba de lo cual se puede encontrar en la carta de consejo que él y Engels enviaron a la Liga Comunista en 1850, en medio de las revoluciones que ellos habían ayudado a generar en toda Europa menos Inglaterra. Refiriéndose precisamente a una situación como la actual, en la que los comunistas habían buscado la alianza de los partidos democráticos en contra de gobiernos tiránicos, Marx y Engels aconsejaron que al derrotar a dichos tiranos los comunistas no debían establecer un gobierno estable con sus aliados democráticos, sino atacar a éstos inmediatamente para eliminarlos del poder. En sus palabras (Marx y Engels, Discurso del Comité Central a la Liga Comunista, Robert C. Tucker El lector de Marx-Engels, Edición Kindle, págs. 476 y 477):
“En una palabra, desde el primer momento de la victoria, la desconfianza debe dirigirse ya no contra el partido reaccionario conquistado, sino contra los aliados anteriores de los trabajadores, contra el partido que desea explotar la victoria común solo para sí mismo”.
Hay mucha gente que ha olvidado esto o que piensa que lo malo de este gobierno es que este presidente es el presidente, no que él haga las cosas que él hace en contra de la democracia y los derechos individuales de los ciudadanos. Hay mucha gente que odia a este presidente porque quisiera ser él. Los ciudadanos deben distinguir entre todos estos y definir lo que justificaría una oposición cerrada a este régimen y no cometer el error craso de apoyar a quienes lo quieren sustituir sin cambiar nada excepto la identidad del dictador. El país no va a ganar nada si no elimina la dictadura.
Esto, por supuesto, no elimina la perversidad de persecuciones ilegales que este gobierno realiza contra miembros del FMLN y contra gente de todos los signos políticos. Si hay algo que este gobierno puede aprender de la experiencia del FMLN es precisamente que el que siembra vientos cosecha tempestades. Durante los dos periodos del FMLN este partido se sintió todopoderoso, y creyó que todo el odio que estaba inyectando se iba a traducir en la destrucción total de ARENA, el centro y la derecha de la política salvadoreña, exclusivamente. Nunca se imaginaron que, como siempre pasa, el odio iba a rebotarle a los que lo inyectaban, y que junto con el centro se iba a derrumbar el FMLN mismo, y con más fuerza.
Así, la Diosa Fortuna dice a Boecio cuando éste espera que lo ejecuten después de haber ejercido el poder en el imperio romano de Rávena en “El Consuelo de la Filosofía”: “La inconstancia es mi pura esencia; es el juego que nunca ceso de jugar mientras giro mi rueda en su siempre cambiante círculo, llena de alegría mientras llevo lo que está en el tope al fondo, y lo que está en el fondo al tope. Sí, sube en mi rueda si así quieres, pero no cuentes como una injuria cuando con la misma lógica tú comienzas a caer, como las reglas del juego eventualmente van a requerir”.
El FMLN debería aclarar que está en desacuerdo no sólo con las violaciones de los derechos individuales realizadas por el gobierno de El Salvador sino también las realizadas por Cuba, Nicaragua y Venezuela y repudiar sus propios ataques al equilibrio de los poderes del Estado.
Máster en Economía
Northwestern University