Argentina con su tercera copa del mundo FIFA vive un momento de “liminalidad o antiestructura”, sin diferencias de clases, religión, ideologías. Se trata de un limbo carente de estatus, en dónde el tiempo se suspende; estos fenómenos se pueden dar en crisis o festejos descomunales (Arnold Van Gennep; Víctor Turner).
Desde el punto de vista antropológico, el concepto de liminalidad (del latín limes, "límite" o "frontera") significa no estar en un sitio (físico o mental) ni en otro; es un momentum, estar en un umbral, entre una cosa que se ha ido y otra que está por llegar. Por ejemplo, la enfermedad, la adolescencia, los viajes, la euforia, un concierto, un partido de fútbol, pueden generar estados liminales.
La situación de liminalidad es una noción ritual, sociológica y de psicología social, compuesta de una fase preliminal o previa, una fase liminal o intermedia y otra fase posliminal o posterior; la liminalidad genera una manifestación anti-estructura y anti-jerarquía de la sociedad, es decir, de una situación en donde se desarrolla una especie de comunión "espiritual" genérica entre los sujetos que sobrepasaría las especificidades de una estratificación. Se trata, por consiguiente, del momento donde las distintividades triviales quedan suspendidas, lo que precisamente permite "el paso" entre una condición social y otra.
En los grandes eventos deportivos de fútbol, particularmente en los estadios, se viven estas situaciones liminales; se celebra y se sufre en colectivo, sin barreras ni prejuicios, sin conocer a nadie, se crea una especie de masa social.
La arquitectura de las euforias colectivas, tal como lo señala la psicóloga Constanza Bonelli, tiene la característica de crear un "alma colectiva" en virtud de la cual quienes pertenezcan a la masa sentirán, valorarán, elegirán las mismas cosas, unificando su pensamiento en detrimento del pensamiento individual que los distingue de los demás. En este fenómeno el "contagio" es la característica distintiva, que quiere decir que bajo sugestión el individuo se aleja de su particularidad y se transforma en un ser que, unido a la masa, pensará de un modo nuevo, en conjunto con los demás.
Los seres humanos somos sociales, nos descubrimos en la alteridad (Levinás), de tal modo que las relaciones con los demás son sustanciales en la vida, al punto de formar y configurar su identidad. Así los fenómenos de masa son entendidos desde algo constitutivo del individuo que, desde una pulsión inconsciente, se siente atraído por la masa.
El concepto de “masa” se puede descubrir a partir de la Revolución Francesa (1789), cuando la sociedad descubre la consciencia que adquirieron los ciudadanos de los privilegios que tenía el clero y la nobleza. Así, la visión pesimista de las altas clases sociales hacia la nueva situación se expresaba en expresiones como “tiranía de la mayoría” u “oclocracia” (gobierno de la muchedumbre), lo que posteriormente nos llevaría al reposicionamiento de las nuevas democracias.
Más adelante, con la lectura de Marx, durante el siglo XIX, aparecen las tendencias igualitaristas del período de la Revolución industrial, que subvierten los valores de axiología tradicionales de la sociedad preindustrial.
Llegamos así a los aportes de José Ortega y Gasset en su libro La rebelión de las masas (1929) y al impulso del neomarxismo critico de la Escuela de Frankfurt (Adorno y Horkheimer), que dará pie a una nueva lectura de la psicología social: La psicología de masas, como el estudio del comportamiento de los grupos colectivos, investiga por qué los individuos se contagian del comportamiento de los demás y se limitan a repetirlo sin cuestionarse nada.
La influencia de las masas repercute en todos los ambientes de la vida ya sea política, religión, sociedad, economía o moda. Obviamente, la cultura de dicho grupo social está completamente relacionada con los valores que la masa ha creado o comparte. La idea de psicología de masas se centra en la inexistencia de autonomía dentro de un grupo ya creado. Una persona que forma parte de una masa deja de ser independiente, es más, se subordina al grupo al que pertenece.
William McDougall, Sigmund Freud, Alfred Adler, George Herbert Mead, Michel Foucault, Kurt Lewin, Gustave Le Bon o Ignacio Martín-Baró, realizaron contribuciones importantes para construir la teoría de la psicología de masas, integrando a sus teorías un conjunto de principios, entre los que podemos destacar: 1) Sentimiento de poder y dilución de la conciencia moral; 2) Contagio de sentimiento y forma de actuar; 3) Sugestionabilidad; 4) el valor de las ilusiones y la predominancia de lo irreal; 5) Mecanismos de Supervivencia; 6) Sentimientos simples y exaltados; 7) Bajo rendimiento intelectual; 8) Manipulación; 9) Conductas extremas; y 10) Doble movimiento de lo imaginario que finge lo real, y lo real que adquiere las características de lo imaginario.
Hoy con las redes sociales, es posible agregar a la base teórica de la liminalidad o fenómeno de masas un nuevo elemento digital, en dónde en base a imágenes, memes y videos, se construye una narrativa de postverdad y de neolengua, tal como lo anotamos en el artículo “Ingeniería lingüística y política” (2 de diciembre de 2022). El anonimato y los likes son parte de este nuevo paquete de masas digitales que fortalece a las masas.
Argentina con Messi y Scaloni viven un momento rapsódico de liminalidad, que luego chocará con la terrible situación económica que vive el país; aquí, sucede lo mismo pero con mayor intensidad y profundidad, el bukelismo está generando una atmósfera particular de bienestar, seguridad, reformas y cambios; ya veremos la sostenibilidad de los resultados… Por el momento a Messi y a Bukele se le perdona todo…
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Investigador Educativo/opicardo@asu.edu