Por El 19 de agosto del año 2003, una bomba en el hotel Canal de Bagdad (capital de Irak) cobra la vida de 22 trabajadores humanitarios, por lo que cinco años más tarde la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) adopta resolución que designa la fecha 19 de agosto como Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, el cual convoca y reúne a distintos socios del sistema humanitario para abogar en la salvaguarda y bienestar de las personas que se ven afectadas por las diversas crisis y la seguridad de los trabajadores humanitarios.
Según el informe sobre el panorama global humanitario 2022, el cual ofrece un panorama global de las tendencias actuales y futuras de la acción humanitaria en la búsqueda de recursos para la prestación de asistencia humanitaria mas eficaz, refleja datos importantes con respecto a los desafíos que volvieron a surgir por consecuencia de los últimos años en los que nos hemos visto afectados por la pandemia, la cual aún no desaparece. Desde el cobro de vidas humanas, conflictos políticos que golpean a la población civil, descalabro de los sistemas sanitarios, retrocesos de los avances que en su momento se alcanzaron en temas como empleo, seguridad alimentaria y educación, son tendencias globales que requieren una atención articulada de todos los sectores sociales y no únicamente de los equipos que brindan asistencia humanitaria.
Los datos que reporta la Organización de las Naciones Unidas reflejan que en 2022 se pronostica un aproximado de 274 millones de personas en 63 países distintos, que se verán en la necesidad de requerir protección y asistencia humanitaria. Lo anterior refleja que el numero se incrementa en comparación a los datos del 2021 (235 millones aproximadamente), lo cual requiere una inversión importante y un trabajo arduo para atender esta situación que genera un impacto a nivel mundial.
El trabajo articulado a nivel social puede mermar significativamente las consecuencias que pueden traer los desafíos reflejados. Apoyo en la mejora de recolección de datos para abordar necesidad específicas, la vocación y acción de intervención de los líderes locales y las comunidades que les respaldan, son parte de las posibles alternativas y recursos con los que se puede contar para atender los desafíos en general, los cuales en gran parte son predecibles por lo que la acción anticipada puede ayudar a mitigar el golpe e impacto de choque, reduciendo las necesidad humanitarias, ayudando a ser mas resilientes y mejorando la eficiencia de los recursos.
Si bien es cierto los desafíos son diversos, hay que reconocer que el trabajo humanitario va dejando huella a su paso, ya que su constante trabajo en atender, por ejemplo, la interrupción de los servicios de salud, evitar niveles alarmantes e insostenibles de hambre y pobreza, apoyo a las personas mas vulnerables, apoyo a refugiados, transversalizar la protección y violencia de género, han sido temáticas que no se han dejado a un lado por parte de estos sectores humanitarios y que al contrario, han continuado su ardua y noble labor en beneficio de la humanidad, logrando poco a poco asegurar operaciones humanitarias más sólidas, oportunas y eficientes.
Tal y como en su momento lo manifestó el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en el discurso brindado a la Asamblea General de la ONU en 2021: “Estamos al borde de un abismo. Y estamos avanzando en la dirección equivocada. El mundo debe despertar. Ahora es el momento de restablecer la confianza. Ahora es el momento de inspirar esperanza. Ahora es el momento de cumplir”. Esta en nosotros hacer la diferencia.
Abogado
Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas
Decano de la Universidad Nueva San Salvador