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Preguntas y propaganda

La propaganda no odia a la verdad, porque se nutre de ella, pero desalienta a todo aquel que busque más allá de la gruesa niebla de su embuste. Porque ella, para los que caen dentro de la boca de esta Venus, es comodidad y resguardo, seguridad y unidad. La propaganda es realidad dada vuelta, un espejo negro que refleja algo que no existe.

Por Alonso Correa
Periodista panameño

Dentro de nuestra cabeza todos somos jueces, jurados y verdugos. Somos los reyes en solitario del infinito espacio de nuestra consciencia, exceptuando casos especiales. Pero, cuando nos contamos un secreto, debajo del hueso y de la duramadre, en las tímidas conversaciones que tienen nuestras neuronas, ¿somos el que lo cuenta o el que lo escucha? Cuando pensamos en una frase, cuando contamos hasta diez, cuando nos guardamos un insulto o cuando practicamos un halago, ¿somos el emisor o el receptor? ¿Quién es el verdadero yo en la interminable charla de nuestra cabeza?

¿Somos acaso la unión de miles de ideas que convergen en una sola memoria? ¿Son nuestros pensamientos realmente nuestros o hemos adaptado nuestra vida alrededor de lo que aprendemos? Porque los ladrillos de nuestro templo son los fragmentos que a propósito o por accidente nos dejamos inocular en el subconsciente. Son esas pequeñas curvas que nos desvían hacía otra manera de ver la vida. Esas ideas que volvemos nuestras y transformamos en parte de la esencia con la que nos cubrimos.

¿Y qué sucede cuando permitimos entrar planteamientos que, en vez de ayudarnos a florecer y hacernos vivir con areté, inculcan en nosotros una mentira? ¿Qué es aquella herramienta utilizada por tiranos y mediocres para hacer resonar los tambores de su odio? La propaganda. Madera de los barcos del engaño que navegan en el límite de la realidad. Invasores de la tierra de la manipulación. Efectiva, casi invisible e internacional. La propaganda es la guillotina a punto de decapitar a la democracia. La espada de Damocles.

La propaganda no odia a la verdad, porque se nutre de ella, pero desalienta a todo aquel que busque más allá de la gruesa niebla de su embuste. Porque ella, para los que caen dentro de la boca de esta Venus, es comodidad y resguardo, seguridad y unidad. La propaganda es realidad dada vuelta, un espejo negro que refleja algo que no existe. Por esa razón es tan eficiente, porque transfigura la realidad en algo muy parecido a lo que es en verdad. Maquillaje y sombras. Humo y ruido. Es una imagen de marfil y oro, una maqueta vacía de lo que quisiéramos que fuese. Es dulce y pegajosa, malvada como la brea y amable como la miel.

Estas atractivas características mueven a los que se sienten defraudados con lo establecido. A los que odian al status quo. La utilizan porque como una serpiente se cuela a través de la ventana sin ser vista y engulle al recién nacido de la cuna. Les gusta a las masas porque les apasionan los chivos expiatorios, las cabezas de turco, los objetivos de odio. Se envuelven en ella y permiten que las raíces lleguen a su corazón. Porque la propaganda es comodidad y resguardo, seguridad y unidad. En ella, comunidades enteras convergen bajo un solo himno y una sola bandera. Una nueva nación nace de la tierra de un Estado. La grieta se sumerge en lo más profundo de la unidad y separa entre creyentes y no creyentes de una homilía falaz.

Y el problema aparece por la dificultad que tiene el hacer desaparecer la propaganda, porque crea una realidad alterna que con tiempo y mantenimiento, se convierte en algo físico, para el que cree en ella. Es como un hongo que esparce las esporas de sus calañas al viento del Norte con la esperanza de multiplicarse en nuevas tierras. Y ya no son pocas las ramificaciones que tenemos de este mal a nuestro alrededor, el océano virtual le ha proporcionado una carretera por la que sus tentáculos puedan alcanzar hasta la más mínima partícula de libertad. [FIRMAS PRESS]

 

*Escritor panameño.

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Aspectos Normativos En Comunicación Medios De Comunicación Opinión Propaganda Electoral

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