Hemos podido presenciar un batacazo en el cono sur de América Latina, en donde más de 14 millones de argentinos/as han elegido como nuevo presidente de la República a Javier Milei.
Economista, político y docente argentino, definido por los medios de comunicación internacional como un político de extrema derecha, vence en segunda vuelta de los comicios electorales al candidato peronista Sergio Massa, actualmente ministro de Finanzas, lo cual es un hito histórico en este país.
Cerca del 55.7% de los votos obtenidos por Milei fueron más que suficientes para revertir los 44.3% logrados por Massa, en la segunda vuelta, derrotando a una de las fuerzas políticas que ha dominado por mucho tiempo, el peronismo.
Sin embargo, cabe destacar tres elementos que han sido claves para que Milei se alce con la banda presidencial de Argentina. Primero: la crisis económica y social que atraviesa el país, en donde cerca de dos de cada cinco personas viven en extrema pobreza, acarreando una tasa de inflación anual que supera el 143%, siendo una hiperinflación que no pudo ser desvanecida ni ocultada por el candidato Massa, detonándose esta situación en sucesos como la escasez de combustible durante el periodo de campaña presidencial y siendo Massa ministro de finanzas de turno.
Segundo, el discurso rupturista de Milei que calo internamente en los argentinos/as. Aunado a promesas de liberalización de la economía, Milei acuño ese discurso característico de campaña con críticas a la llamada “casta política”, la cual definía que beneficia a pocos y empobrece a la mayoría, demostrando una postura de confrontación, lo que le permitió atraer votantes hartos del gobierno y el sistema peronista, pese a posibles incertidumbres e interrogantes que las propuestas de Milei no dejan de generar, siendo clave los votos de muchos/as jóvenes para lograr su triunfo en las presidenciales.
Y un tercer factor que fue el apoyo de la centroderecha antiperonista, sumando Milei los votos de los antiperonistas que en gran medida le permitieron la victoria contundente sobre Massa.
Para esto fue importante el respaldo que recibió en el balotaje de dos líderes de la coalición de centroderecha Juntos por el Cambio: el expresidente Mauricio Macri y la excandidata presidencial Patricia Bullrich, que salió tercera en octubre. Cabe destacar que Milei logró generar una mesura y postura más pragmática ante su rival más fuerte, Sergio Massa, demostrando equilibrio en sus emociones siendo estratégico para poder mostrar al electorado una postura más moderada en la segunda vuelta de las elecciones, lo que le favoreció grandemente sin duda alguna.
Sin embargo, al ser electo, su agenda no tiene nada que ver con la última moderación y esto les demanda diversos compromisos que deberán cumplirse como parte de promesas de campaña. Los retos son diversos, pero podemos enfocarlo en dos: la oposición del sistema político argentino y la economía.
Milei no va poseer mayoría ninguna de las dos cámaras, por lo que eso podrá contrarrestarle en su impulso de querer realizar ajustes en la parte económica y fiscal. Por otra parte, lo anterior podrá verse también como un desafío por el hecho de que Milei contempla como mecanismo de rescate la dolarización del país, lo que sin duda demanda al nuevo presidente el corregir la política fiscal y monetaria actual de Argentina, reducir la inflación, estabilizar el ala del sistema financiero y asegurar líneas de crédito más estables para generar confianza, lo que podría tomar un tiempo prudencial superior al corto plazo.
Los desafíos y oportunidades son diversos, por lo que se espera que el presidente Milei logre encarrilar el camino de un país como Argentina, para beneficio de su población y la sostenibilidad en lo político, económico y social a lo largo del tiempo. Ojalá la debacle de la izquierda argentina sea pauta para mejores proyectos y la prosperidad del país suramericano y el éxito en la mejora continua.
Abogado y master en asesoría fiscal y tributación internacional,
Universidad Nueva San Salvador