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Día de San Valentín

Cultivemos, pues, el amor entre los unos y los otros, entre los miembros de la familia, los cónyuges, los amigos. Incluso entre los enemigos, tal como lo recomienda Jesús de Nazareth

Por Carlos Alberto Saz

Este martes 14 de febrero se celebra el Día de San Valentín, popularmente llamado “Día del Amor”.
Del amor puro, sincero, divino, angelical, que emana de los corazones encendidos de cariño, respeto y todo lo demás que involucra valores y principios éticos y morales. No de un amor interesado, porque eso realmente no es amor.
Amor significa entendimiento, cariño, unidad, espiritualidad, empatía, afecto, atracción, adoración, veneración, aún sexualidad, cortejo, flechazo, flirteo, llama, éxtasis, deleite.


Según la mitología, Cupído era una divinidad de la mitología latina, que corresponde al Eros griego, dios del amor.
Hijo de Venus, se le representa con frecuencia en compañía de esta diosa o de Baco, Adonis o Hércules; este último aparece generalmente desarmado por Cupido, simbolismo de que el amor vence la fuerza.

“Algunas leyendas dicen que Afrodita (Venus) era hija de Zeus. Un relato más romántico afirma que la diosa del amor y la belleza nació de la espuma del mar y que apareció, entre las ondas, sobre una concha, rodeada por las brisas, los tritones y las nereidas.


“Se dice que las nereidas la llevaron sobre las olas a las islas de Chipre. Allí las Estaciones la vistieron y engalanaron, y la condujeron al Monte Olimpo.

“El delicado niño que la acompañaba es uno de los dioses más peligrosos, porque se trata del poderoso y despreocupado Eros (Cupido), dios del amor.


“Aunque Afrodita no siempre observó una conducta ejemplar, y nadie se salvaba de las travesuras del impertinente Eros ambos gozaban de gran simpatía, tanto entre los dioses como entre los humanos”(Nueva Enciclopedia Temática, Tomo 8. Editorial Cumbre, S. A. México, 1976).


Cultivemos, pues, el amor entre los unos y los otros, entre los miembros de la familia, los cónyuges, los amigos. Incluso entre los enemigos, tal como lo recomienda Jesús de Nazareth: “Ámense los unos a los otros, como yo os he amado… amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”. ¡Sí, Señor!

Maestro, psicólogo, gramático.

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