Por Los agricultores confirman lo que se ha venido señalando por mucho tiempo: el sector agrícola sigue abandonado y el actual gobierno no ha establecido políticas ni acciones que permitan salir adelante por el contrario se han realizado grandes recortes presupuestarios al sector.
Es necesario señalar que el país requiere urgentemente de una agenda política de reactivación agropecuaria, que permita al sector crear las bases para que pueda recuperarse dignamente. Se debe propiciar un desarrollo integral en un plan que involucre acciones de asistencia técnica, capacitación, mercadeo de los productos agrícolas, almacenamiento y calles en buen estado.
Es triste que debamos importar nuestras hortalizas, cuando nosotros tenemos toda la capacidad de producirlas, si tuviéramos los apoyos gubernamentales. Uno de los principales problemas que enfrenamos es que hasta el momento no tenemos una política nacional agropecuaria.
Las difíciles posibilidades que se priorice la agricultura han disuadido a los jóvenes de ingresar al campo. Este es un momento en que el país necesita generar más alimentos debido al crecimiento de la población en tierras menos fértiles debido al cambio climático y las prácticas agrícolas insostenibles, el sistema alimentario no puede permitirse seguir perdiendo por igual a empresarios, innovadores o jornaleros.
El relevo generacional es un inmenso desafío para el futuro del sector agropecuario. Por un lado, los jóvenes son actores de cambio clave, que el sector necesita para abordar los grandes desafíos actuales, incluyendo la digitalización y la innovación tecnológica. Por otro lado, el agro es un sector que envejece, y muchos productores temen que no haya una sucesión generacional. Los obstáculos al cambio generacional en la agricultura son múltiples. Sin embargo, entre ellos destaca la falta de motivación de los jóvenes, causada por las malas condiciones de trabajo, salarios insuficientes, sin seguros por perdidas y falta de accesos a créditos. Mejorar las condiciones laborales y por lo tanto la salud ocupacional en el agro, debe ser imprescindible para incentivar a los jóvenes a trabajar en el sector.
Los agricultores son esenciales para el bienestar de todas las comunidades. El trabajo que hacen removiendo y regando la tierra contribuye a comunidades enteras: ayudando a las mujeres embarazadas a mantenerse saludables, a los niños a prosperar en la escuela y a los adultos a seguir carreras significativas. Al aumentar y mejorar la asistencia financiera para la agricultura en pequeña escala se puede llegar a crear una nueva generación de agricultores capaces de asumir las consecuencias del cambio climático.
Ya no podemos permitirnos continuar con una línea de pobreza e inseguridad alimentaria que impide que los agricultores hagan más que sobrevivir año tras año, rezando para que las fuertes lluvias o sequías no arruinen sus siembras. Los costos para toda la sociedad son simplemente demasiado altos para ser ignorados.
Los agricultores carecen de poder político; pero a pesar de todas las dificultades que enfrentan se las ingenian para producir alimentos, y los funcionarios públicos a cargo no ven la necesidad de ayudarlos; y, cuando los políticos asignan presupuesto a prioridades, aparentemente, más urgentes, no quedan recursos para la agricultura. La realidad de nuestro país es que los agricultores familiares, muchos de los cuales operan a pequeña escala, se enfrentan al hambre y la pobreza.
Si los políticos realmente trabajaran por el país sabrían que la agricultura desempeña un papel crucial en la economía; que podría llegar a ser la columna vertebral de nuestro sistema económico, ya que no sólo proporciona alimentos y materias primas, sino también oportunidades de empleo, por lo que se necesita visión y una verdadera apuesta a la producción de alimentos en nuestra tierra.
Un informe del año 2010 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) concluía que el incremento de los beneficios del sector agrícola en países subdesarrollados resultaba una pieza clave, por encima del crecimiento económico en general, para reducir la pobreza. En definitiva, la agricultura, tiene una capacidad para producir alimentos y materias primas a bajo coste, y debido a su interrelación con otros sectores, constituye una base sólida sobre la que sustentar y mantener el crecimiento económico y el bienestar social de un país.
Los salvadoreños hemos visto desfilar diferentes ministros del Ministerio de Agricultura y ganadería en los últimos 6 años, pero ninguno ha trabajado por el sector, solo han dejado más calamidad y deudas.
Nuestros agricultores merecen vivir dignamente y como ciudadanos es necesario unirnos, para exigir a las autoridades competentes mejores condiciones para el sector.
Ingeniera.