Nos encontramos en una época en que los desafíos alimentarios son complejos. La población sigue creciendo y, con ella, la demanda de alimentos. La agroecología y la agricultura sostenible emergen como soluciones cruciales ante esta crisis. Al adoptar prácticas agroecológicas y cultivar su propio alimento en su espacio, ya sea un pequeño jardín o una granja, contribuye significativamente a un sistema alimentario más resiliente y sostenible.
Tener un huerto en casa, además de la satisfacción personal que puede generar consumir tu propio alimento, tiene diversas contribuciones saludables para nuestra vida: reduce los niveles de estrés, ya que nos reconecta con la naturaleza; fomenta tiempo en familia, nos proporciona alimentos sanos sin pesticidas; y por sobre todo, estas prácticas promueven el cuidado del medio ambiente, no sólo por generar más espacio verde, sino también, porque nos permite reciclar y disminuir nuestra huella de carbono.
Les dejo algunos consejos para iniciar nuestra propia huerta familiar:
1. Elección del lugar y el tipo de huerto: hay que encontrar un espacio soleado en nuestra casa que le dé el sol por lo menos en algún momento del día, ya que la mayoría de las especies necesitan como mínimo entre 4 a 6 horas diarias de sol directo. De acuerdo con el espacio disponible, ya sea, en un balcón, en un patio o en la terraza, podemos elegir entre huertas verticales u horizontales, o utilizar ambas para maximizar el espacio.
2. Elección de recipientes: para hacer un huerto podemos utilizar cualquier recipiente siempre y cuando el material no se degrade. Podemos utilizar macetas, botellas de plástico o pallets. La elección del recipiente determinará el tipo de cultivo que podemos desarrollar de acuerdo con la profundidad.
3. La tierra: debe ser fértil y contener un buen sustrato, que son los nutrientes que necesitará el cultivo para crecer. Hay mucho material disponible sobre el compostaje que es el reciclado de nuestros residuos orgánicos para luego reutilizar como fertilizante en nuestra tierra y así brindar mayores nutrientes a nuestras plantas.
4. Qué vamos a sembrar: las principales recomendaciones es plantar en espacios pequeños hortalizas de alto rendimiento como son los vegetales de hoja, tomate, cilantro, rábano entre otros; es importante investigar que se debe sembrar en cada mes, ya que algunos cultivos es mejor realizarlos en verano y otros en invierno. Otro punto para tener en cuenta es el tamaño de la planta, más precisamente de la profundidad de sus raíces; por ejemplo, el cilantro no necesita mucha profundidad mientras que el tomate si, por eso, la elección de la semilla se determinará de acuerdo con el lugar disponible de cultivo.
5. Hay dos tipos de siembra: la indirecta o en almácigo o la directa. La directa es cuando se coloca la semilla directamente en la tierra, mientras que la indirecta es cuando la semilla debe germinar en un entorno protegido para luego ser trasplantada al lugar definitivo del huerto. Los almácigos son pequeños recipientes que pueden ser envases de yogur, cilindros con papel de cartón, minimacetas, donde las semillas germinaran. Cuando la planta adquiere el doble del tamaño del recipiente y ahí debe ser trasplantada.
6. Riego: Una vez sembrada la semilla, se debe regar el huerto a diario siempre a la tierra evitando mojar las hojas y los frutos.
Es posible cultivar nuestro propio alimento. Solo necesitamos determinación para iniciar. Es importante entender que cultivar no es tirar una semilla en un poco de tierra y ya está, sino que requiere paciencia y perseverancia, hay que saber que haciendo se aprende. Por esto mismo, cuando vas a iniciar un huerto se recomienda empezar con plantas aromáticas que son aquellas que utilizamos para condimentar o preparar infusiones porque requieren poco cuidado y se pueden sembrar y cosechar en cualquier momento del año, y así no nos frustrarnos en el primer intento.
Con el programa Cosechando Sonrisas de la Organización Sonrisas y Amor para Todos sabemos que lo ideal es caminar hacia ciudades más sostenibles, más resilientes, en las que uno pueda encontrar comida y que estos alimentos puedan llegar a nuestra mesa, sin necesidad de recorrer cientos de kilómetros. Al elegir cultivar nuestros propios alimentos, nos convertimos en parte de la solución a los desafíos alimentarios globales.
Ingeniera.