En El Salvador, los precios internos de los alimentos aumentaron marcadamente, poniendo en peligro el acceso a estos productos, en especial de los hogares de bajos ingresos, que gastan la mayor parte de sus presupuestos en alimentos y son particularmente vulnerables a las alzas de los precios.
Es por esto la importancia de mantener una Reserva Estratégica de Granos Básicos, que permita brindar atención inmediata ante una crisis de inseguridad alimentaria y contener el alza de precios por desabastecimiento del mercado. Sin embargo, esto no será posible sin el apoyo directo a los productores nacionales y la creación de una política nacional agropecuaria. No podremos mantener un ciclo elevado de seguridad alimentaria si no intensificamos la producción nacional y creamos, al mismo tiempo, una reserva estratégica de alimentos en todos los niveles: individuales, comunitarios, municipales y departamentales. Los huertos familiares serán un gran complemento a la autosuficiencia alimentaria local. Se deben promover también en plazas y sitios públicos que, por ley, podrían tener una parte de su superficie destinada a tal fin.
Si bien es cierto que el país logra garantizar la disponibilidad de alimentos, pero a base de importación, algo que no le conviene a los productores locales ni a los consumidores.
Es importante mencionar que la medición de la pobreza monetaria se basa en la capacidad de una persona de pagarse el costo de la canasta básica alimentaria (CBA), el precio de los productos influye en el indicador y en el último año El Salvador se ha enfrentado a una ola inflacionaria histórica.
El Salvador tiene 1.8 millones de pobres, la cifra más alta en cuatro años y con el alto costo de los insumos enfrentan dificultades para alimentarse, por lo que se deben tomar acciones inmediatas como dotar de alimento focalizado a las familias más vulnerables. Según el informe Panorama Regional de Seguridad Alimentaria 2022, elaborado por agencias de Naciones Unidas, El Salvador es uno de los países de América Latina donde más aumentó la inseguridad alimentaria moderada o grave. Esta condición afectó a tres millones de personas entre 2019 y 2021. Es decir, uno de cada dos no comió lo suficiente o no comió.
Hay estudios claros que especifican que a aun cuando concluya la crisis financiera internacional, prevalecerá la de alimentos. Hay cuatro escenarios que se deben cuidar. En primer lugar, el país debe cuidar que haya suficientes alimentos; en segundo, que quienes produzcan tengan una vida sana; en tercer punto, que los productos no atenten contra el medio ambiente; y, por último, que puedan competir en planos internacionales.
Se debe construir una red de silos en todo el país con el propósito de acumular una reserva estratégica que garantice la seguridad alimentaria y para enfrentar cualquier fluctuación de los precios, sobre todo en el mercado internacional. Se debe mejorar la asequibilidad de los alimentos, reduciendo el impuesto sobre el valor añadido y animar a los operadores económicos a contener los precios minoristas.
Es urgente trabajar en cuatro esferas de acción: 1. apoyar a productores y consumidores, 2. facilitar un mayor comercio de alimentos e insumos productivos, 3. apoyar a los hogares vulnerables y 4. invertir en seguridad alimentaria y nutricional sostenible. Esto permitirá a la población local acceder a suficientes alimentos variados e inocuos, incluso durante los escenarios de crisis.
Ingeniera.