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Huertos escolares en El Salvador

El éxito de los huertos escolares depende de la actitud, las motivaciones y la comprensión de la escuela y la comunidad, así como de su capacidad para sostener el huerto durante un periodo mínimo de un año. Recordemos que el respeto por el entorno comienza en el hogar, y continua en la escuela.

Por Ondina Ramos
Ingeniera en Alimentos

Un huerto escolar representa más que una simple área de cultivo de hortalizas, granos, cereales y frutas dentro de un espacio escolar. Se trata de una forma natural y económica de producir alimentos nutritivos. 

La enseñanza y activación de los huertos escolares permite el fomento de iniciativas de producción alimentaria. Siendo uno de los principales objetivos promover la sana alimentación en las escuelas a través de la propia producción. Disponer de un espacio para que los alumnos puedan experimentar y conocer el ciclo natural de las plantas que proporcionan alimento, favorece el aprendizaje y amplía su formación. Está comprobado que esta práctica ayuda a los niños a convivir con la naturaleza, permitiéndoles cuidarla y a adquirir valores como la responsabilidad; también permite a los docentes enseñar a los menores acerca de nutrición, además fomentar la actividad física y ayuda a minimizar la pobreza alimentaria en las zonas más vulnerables de El Salvador.

La alimentación se constituye como uno de los principales derechos del ser humano, amparados por la ley, por tal motivo, estamos obligados a velar por una alimentación digna para los niños, que fortalecerá el desarrollo integral del cuerpo humano dentro del grupo familiar como también en los centros educativos. Los huertos escolares son una excelente alternativa para producir alimentos que satisfacen la necesidad de obtener alimentos sanos libres de procesos químicos y cultivándose aquellos que contienen los nutrientes necesarios para el desarrollo. Una buena alimentación en los niños estimula los procesos cognitivos fortaleciendo la actividad cerebral por medio de la absorción de macronutrientes, proteínas, grasas, minerales y vitaminas que además de contribuir al desarrollo neuronal, también crean energía en el infante que le permitirá estar totalmente activo durante el proceso de aprendizaje.

Existe evidencia de que los niños expuestos a una educación alimentaria y participando activamente en programas de huertos escolares tienen más probabilidad de seleccionar y consumir alimentos más saludables en comparación a otros grupos de niños que sólo tienen educación alimentaria teórica, por lo que es vital la implementación de huertos escolares como una forma de influir positivamente en los hábitos alimentarios a una edad temprana.

Se cumple con el objetivo de enseñar a obtener alimentos frescos y seguros durante todo el año y es una fuente segura de alimentos.

Además, cabe mencionar que los huertos escolares presentan oportunidades para poder trabajar en grupo permitiendo a los estudiantes poner en práctica los conceptos de sociabilidad ya que interactúan con otros niños. De igual manera desarrollan un sentido de responsabilidad, ya que se sienten comprometidos a cuidar el desarrollo del huerto para poder obtener los productos cosechados.

Al desarrollar un huerto escolar, se combina el aprendizaje práctico con el social y la preparación para la vida activa, promoviendo un cambio en el estilo de vida. El éxito de los huertos escolares depende de la actitud, las motivaciones y la comprensión de la escuela y la comunidad, así como de su capacidad para sostener el huerto durante un periodo mínimo de un año. Recordemos que el respeto por el entorno comienza en el hogar y continúa en la escuela. La satisfacción personal de realizar esta actividad es cuando los niños y adultos recogen sus hortalizas y preparan la comida que ellos mismos han producido, esto comprueba que todo trabajo tiene su fruto. Lo que se cosecha se pueden utilizar en el comedor escolar, también los estudiantes pueden llevarse parte de esta cosecha a casa. Otra opción es que puedan vender estos productos en su comunidad y utilizar las ganancias para mantener el huerto, comprar semillas y materiales.

Es necesario concientizar sobre el respeto a la naturaleza y a dignificar el trabajo del campo y del agricultor, ya que está siendo poco valorado pese a su gran importancia para el desarrollo económico del país. A medida que crece la preocupación por el medio ambiente, aumentan los problemas de salud relacionados con la alimentación y la nutrición, es importante tomar medidas que minimicen impactos negativos en la vida de cada salvadoreño por lo que no dudo que los huertos escolares son una herramienta pedagógica-práctica que disminuye la pobreza alimentaria sobre todo de las zonas rurales del país.

Los huertos escolares requieren de mucha constancia, orden, respeto e involucramiento de los padres de familia, maestros y alumnos. Por lo tanto, la educación impartida dentro del huerto escolar se considera un elemento importante para lograr el objetivo de la seguridad alimentaria. Es decir, el objetivo de lograr que todas las personas tengan acceso a una alimentación sana y posean conocimientos sobre cómo llevar una alimentación saludable. Los huertos escolares son una gran oportunidad para sacar a los alumnos de sus rutinas más sedentarias.

¡Enseñemos a cultivar nuestra tierra para encaminarnos a una economía familiar estable!

Ingeniera en alimentos y directora de la organización Sonrisas y Amor para Todos.

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