El discurso vehemente del Jefe del gobierno alemán, el canciller Olaf Scholz delante del parlamento, el Bundestag, el 11 de septiembre pasado, representó un momento clave en la acción gubernamental en materia de migración. Las consecuencias sobre el “espacio Schengen”, creado desde 1995 y compuesto de 25 países de la Unión Europea y creando un amplio espacio de libre circulación de bienes y personas, pueden ser reales
El reciente éxito del partido de extrema derecha “Alternativa para Alemania”, AfD, en las regiones de Turingia y Sajonia, y la perspectiva de una victoria, el 22 de septiembre próximo en el land de Brandeburgo, obligan al canciller a concentrarse sobre los temas sobre las migraciones e integración. El ataque al cuchillo en la ciudad de Solingen, el 24 de agosto pasado, que dejó tres muertos y fue reivindicado por el Estado Islámico, había impactado la opinión pública.
Es en este contexto tenso, que Olaf Scholz pronunció un discurso de política general durante el cual afirmó que “el pueblo” quería “una política seria” sobre los temas migratorios. A pesar de haber defendido las medidas a favor de una atención a migrantes, el gobierno alemán decidió extender los controles a todas las fronteras terrestre, pone en tela de juicio la lógica del espacio de libre circulación europeo. Fue motivado por “una grave amenaza al orden público”, presentado en Bruselas como lo exigen las reglas comunitarias.
La Comisión Europea, el poder ejecutivo de la Unión, examina la medida que debe ser “proporcionada y necesaria”, aunque “excepcional”. El control a las fronteras debe ser temporal, pero puede ser renovado cada 6 meses. Ahora bien, el canciller alemán tenía que retomar una iniciativa en medio de tensiones interiores tanto como sobre el escenario internacional. Las derrotas de su partido SPD en las últimas elecciones regionales, demostrando una vez más, pocos meses después de las elecciones europeas de junio pasado, demostraron nuevamente cuanto las temáticas sobre “la identidad nacional” se han vuelto centrales para las opiniones públicas.
El canciller socialdemócrata ha respaldado una medida que pedía también el partido de la CDU, los conservadores alemanes durante años dirigidos por Ángela Merkel. El actual presidente del partido, Friedrich Mertz afirma desde hace tiempo que les parecía indispensable mientras el dispositivo anunciado por el gobierno debe aumentar el número de negaciones en la frontera, de demandas de entradas en Alemania.
Olaf Scholz sabe que las próximas elecciones legislativas el año próximo serán muy reñidas mientras se refuerza en los “Lander”, las regiones, la AfD, obligando la CDU a aparecer firme sobre estos temas. Llevando sobre el concepto de una “doble frontera” como lo habían propuesto varias fuerzas nacionalistas europeas, tal como en Francia durante las europeas, la decisión del canciller alemán genero reacciones en Europa.
El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, publicó un tuit bastante irónico: “Bienvenido al club”. Por cierto, la situación se pone más tensa en Europa: la presión migratoria continúa en el espacio mediterráneo, entrando en un decenio de crisis. La guerra en Ucrania se ha vuelto como un desafío suplementario cuando nuevas medidas europeas deben ser aplicadas en la perspectiva de 2026. Dos años son demasiado largos para un canciller alemán que debe tener resultados en los próximos meses a riesgo de perder las elecciones en 2025.
Esta adecuación parece también de actualidad en países de Europa central y oriental, tanto como en el oeste de Europa. Italia, España, Francia, Bélgica, Países Bajos. El rechazo a las fronteras alemanas anuncia nuevas llegadas en los países vecinos. Muchos ven “un peligro” para la cohesión europea cuando la, Unión está puesta bajo presión a través del escenario regional e internacional. Al nivel comercial, la relación con China se pone más compleja cuando los intereses comerciales se cruzan y chocan sobre varios sectores.
El conflicto entre Ucrania y Rusia también tiene fuertes consecuencias. Europa tuvo desde dos años para buscar y adaptar nuevas fuentes de suministros de energía, por ejemplo. Reforzando su industria de defensa militar queda el tema ucraniano prioritario. La posibilidad de una autorización de uso de misiles a medio y largo alcance, que fuesen británicos (Storm shadow), franceses (SCALP-EG) con tecnología estadounidense, favoreció una advertencia de Moscú afirmando que esta decisión, actualmente estudiada en Washington, podría “cambiar la natura del conflicto”.
Tantos aspectos que componen una realidad tensionada en la Unión Europea, atrapada entre las consecuencias migratorias, en mayoría del Medio Oriente y África sometida desde hace años a crisis repetidas, y el conflicto en Ucrania. El endurecimiento de la posición de Alemania encabezada por un canciller socialdemócrata revela cuán urgentes se han vuelto las respuestas a estas temáticas que pueden poner en tela de juicio la lógica de la construcción de la Unión Europea.
Politólogo francés y especialista en temas internacionales.