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Salud ocupacional en la agricultura

Hay una amplia gama de oportunidades para que las tecnologías y las políticas reduzcan sustancialmente las cargas que el trabajo agrícola impone. Los empleadores tienen el deber de proporcionar y mantener los lugares de trabajo, las instalaciones, las herramientas y demás equipo de trabajo en buenas condiciones de seguridad y salud.

Por Ondina Ramos
Ingeniera en Alimentos

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el sector agrícola es uno de los más riesgosos para la salud en todo el mundo. La agricultura es una actividad económica que requiere crecer en prevención del riesgo laboral, dado que en los últimos 10 años se ha catalogado como la actividad económica con mayores índices de siniestralidad laboral. Las consecuencias para la salud asociadas con estos riesgos van desde padecimientos simples como la insolación hasta enfermedades complejas como el cáncer.

El sector requiere de mayor apoyo en la gestión de la salud ocupacional, apoyo tripartito que permita el compromiso del Estado, las personas empleadoras y trabajadoras, dado que la salud ocupacional es uno de los más importantes derechos laborales y de su respeto depende la vida y salud de las personas trabajadoras del sector, así como su bienestar integral.

Las labores agrícolas poseen varias características que las hacen peligrosas para la salud: la exposición al clima, el contacto cercano con animales y plantas, el uso frecuente productos químicos y biológicos, las difíciles posturas de trabajo durante horas prolongadas y el uso de herramientas y maquinaria agrícola riesgosas. Las enfermedades relacionadas con los plaguicidas, por ejemplo, casi no se denuncian, aunque se calcula a nivel mundial que entre 2 y 5 millones de personas sufren envenenamientos agudos cada año, de los cuales unas 40,000 personas mueren. Se sabe también que cada año se producen millones de lesiones, de las cuales al menos 170,000 resultan fatales para los trabajadores agrícolas. Tanto las condiciones y equipos de trabajo inseguros, como la capacitación inadecuada, y la escasa disponibilidad y uso de equipos de protección personal, contribuyen a esta problemática y El Salvador no es la excepción.

Las repercusiones para la salud y las lesiones dependen del tipo de actividad agrícola, el tipo de trabajador y la ubicación geográfica. Diversas investigaciones realizadas sugieren que los trabajadores agrícolas que usan maquinaria motorizada corren un mayor riesgo de sufrir accidentes fatales, pero que las lesiones son en realidad más comunes en los cantones menos mecanizadas debido probablemente a la menor adhesión a las normas de seguridad. Asimismo, los riesgos básicos tales como herramientas filosas y mordeduras de víboras pueden causar heridas debilitantes y muertes.

El miércoles 3 de julio del presente años, un joven salvadoreño quedó prensado bajo una máquina de cortar zacate mientras realizaba labores agrícolas junto a su padre en el caserío El Tigre, cantón Ateos, distrito de Sacacoyo, La Libertad Oste. Lamentablemente a pesar de todos los esfuerzos por salvarle la vida, el joven falleció. Estos accidentes fatales pueden prevenirse.

Una de las medidas fundamentales para incidir en la estadística de siniestralidad laboral es promoviendo la cultura de prevención, eje de acción primordial y que debería estar plasmado en una Política Nacional de Salud Ocupacional. Este eje de acción debe incluir necesariamente una estrategia de promoción del cumplimiento de la normativa.

Hay una amplia gama de oportunidades para que las tecnologías y las políticas reduzcan sustancialmente las cargas que el trabajo agrícola impone. Los empleadores tienen el deber de proporcionar y mantener los lugares de trabajo, las instalaciones, las herramientas y demás equipo de trabajo en buenas condiciones de seguridad y salud. Además, deberían organizar el trabajo de manera que puedan prevenir, en la medida en que sea razonable y factible, los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, y aplicar las normas, los repertorios y las directrices prescritos, aprobados o reconocidos por la autoridad competente.

El relevo generacional es un inmenso desafío para el futuro del sector agropecuario. Por un lado, los jóvenes son agentes de cambio clave, que el sector necesita para abordar los grandes desafíos contemporáneos, incluyendo la innovación tecnológica. El agro es un sector que envejece y muchos productores temen que no haya una sucesión generacional.  Los obstáculos al cambio generacional en la agricultura son múltiples. Sin embargo, entre ellos destaca la falta de motivación de los jóvenes, causada entre otros factores por las malas condiciones de trabajo en agricultura. Mejorar las condiciones laborales y por lo tanto la salud ocupacional en el agro, aparece entonces como una condición imprescindible para incentivar a los jóvenes a trabajar en el sector.

Ingeniera

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Agricultura Opinión

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