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La contribución de la labor humanitaria a la paz en El Salvador

En El Salvador, como en algunos otros lugares, aceptar la labor humanitaria tuvo dos dimensiones: alivio a poblaciones afectadas, y la búsqueda de cada parte en conflicto de réditos políticos, tanto al interior del país como en el extranjero.

Por Francisco Galindo Vélez

El objetivo de la labor humanitaria es salvar vidas y aliviar, aunque sea un poco, la realidad cotidiana de seres humanos en situaciones de incalificable sufrimiento, pero realizarla requiere contactos, directos o indirectos, entre las partes en conflicto. A veces, los acuerdos humanitarios, puntuales por su propia naturaleza, pueden contribuir a allanar el camino a acuerdos políticos que ponen fin a un conflicto.

En El Salvador, como en algunos otros lugares, aceptar la labor humanitaria tuvo dos dimensiones: alivio a poblaciones afectadas, y la búsqueda de cada parte en conflicto de réditos políticos, tanto al interior del país como en el extranjero. Lamentablemente, muchos ven la ayuda humanitaria solo desde el ángulo de las ventajas políticas que puede acarrear y que puede servirles para fortalecer su posición, pero por fortuna también hay personas e instituciones que creen verdaderamente en la ayuda humanitaria fuera de cualquier consideración de índole política. Sea como fuere, la labor humanitaria contribuyó a establecer puentes entre las partes, les permitió ir conociéndose o ir redescubriéndose, especialmente el redescubrimiento de la humanidad del otro, y empezar a construir confianza; todo fundamental una vez iniciada la negociación política para terminar la guerra.

Para la protección de las personas, las organizaciones internacionales hicieron un gran esfuerzo para lograr la convergencia en aplicación de diferentes principios y normas del Derecho Internacional Humanitario, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, y el Derecho de los Refugiados. También trabajaron para lograr una serie de convergencias y coordinaciones fundamentales:

  • Entre los organismos internacionales responsables de supervisar cada una de las ramas del Derecho Internacional para la protección de las personas en todo lugar y en toda circunstancia, a saber, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), el entonces Centro de Derechos Humanos y diferentes instancias, por ejemplo, la Comisión de Derechos Humanos, la Subcomisión de Promoción de Protección de los Derechos Humanos, y el Relator Especial de la Comisión de Derechos Humanos para El Salvador (ahora todo bajo la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos -  OACNUDH), y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
  • Al interior de las Naciones Unidas, entre agencias como el ACNUR, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), entre otros, y con la misión de Observadores de las Naciones Unidas en El Salvador (ONUSAL), cuando se estableció en El Salvador.
  • De agencias de las Naciones Unidas con instituciones fuera de ese marco como el ya mencionado Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que en 2016 pasó a ser parte de las Naciones Unidas.
  • De agencias de las Naciones Unidas con gobiernos nacionales.
  • De agencias de las Naciones Unidas con organizaciones no gubernamentales, internacionales y nacionales, para que pudieran realizar su trabajo sin obstáculos y con seguridad.

Además, las agencias de las Naciones Unidas realizaron una importante labor para mantener informadas a las instancias políticas de las Naciones Unidas (Consejo de Seguridad; Asamblea General y secretario general), y a países donantes, pues lograr su apoyo político y material era fundamental para realizar su trabajo y cumplir con sus respectivos mandatos.

Esta convergencia, coordinación y labor de información, fue fundamental para la protección de las personas en todo lugar y en toda circunstancia, y mucho se logró en El Salvador y en el resto de Centroamérica, pese a la siempre inevitable, y siempre lamentable, batalla territorial entre organizaciones internacionales.

Este es el enfoque que unos años después adoptó el ACNUR al presentar la idea de la necesidad de desarrollar un conjunto de principios para la protección de desplazados internos. A principios de los años 1990, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos organizó y facilitó una serie de reuniones para discutir la apremiante situación de personas obligadas a desplazarse al interior de sus propios países y que, compartiendo los mismos problemas y la misma realidad que los refugiados, no se beneficiaban de protección y ayuda internacional por no haber cruzado una frontera.

Fue una idea que desarrollaron de manera conjunta el ACNUR y el Instituto Interamericano como una forma de responder a la enorme presión en que se encontraba el ACNUR para trabajar directamente con desplazados internos, pues su mandato no se lo permitía. El ACNUR había trabajado con desplazados internos, por ejemplo, como extensión de su trabajo con refugiados que habían regresado voluntariamente a sus países.

Se le conoció como Consulta permanente sobre el desplazamiento interno en las américas y participaron también el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), académicos y organizaciones no gubernamentales; el CICR participó a título de observador. Como funcionario del ACNUR en aquellos tiempos, me tocó presentar la propuesta al grupo: Identificar las normas del Derecho Internacional Humanitario, del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Derecho de los Refugiado, en este caso por analogía, que podían aplicarse a desplazados internos y, a partir de allí, identificar lagunas que exigían el desarrollo de nuevas normas.

Ese trabajo empezó bajo los auspicios del Instituto Interamericano y cuando el secretario general de las Naciones Unidas nombró un Representante Espacial para los Desplazados Internos, él y su equipo se hicieron cargo y prepararon dos estudios sobre estándares internacionales aplicables a desplazados internos. En 1998, el Representante Especial presentó los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos.

La importancia del trabajo humanitario durante la guerra en El Salvador tuvo, por lo menos, diez aspectos fundamentales:

  • Introdujo el concepto de “niños como territorios de paz” que logró ceses al fuego para la vacunación de miles de niños y salvar sus vidas.
  • Coadyuvó a crear condiciones para otros ceses al fuego, por ejemplo, para las fiestas de Navidad y año nuevo.
  • Salvó y mejoró las vidas de miles de personas en medio del horror de la guerra.
  • Permitió la visita a centros de detención, el intercambio de prisioneros y la entrega de personas secuestradas.
  • Contribuyó a disuadir algunas violaciones a los derechos humanos por la presencia en el terreno de trabajadores humanitarios, nacionales y extranjeros.
  • Abonó a construir puentes entre las partes en conflicto que servirían para la negociación política que vendría después y que pondría fin a la guerra.
  • Vinculó la labor humanitaria de protección y ayuda a refugiados, retornados y desplazados a los esfuerzos de búsqueda de la paz, en particular al proceso de Esquipulas que propiciaron los presidentes centroamericanos, pues al ser el desarraigo forzado una manifestación de problemas políticos mayores (que incluyen lo económico y social), su solución necesariamente pasaba por la resolución de esos problemas políticos mayores.
  • Vinculó las soluciones duraderas al desarrollo económico y social, pues allí se encontraba una de las causas de la violencia y del desarraigo forzado y, al darle este enfoque, abogó por la aplicación simultánea de derechos civiles y políticos y económicos, sociales y culturales, divididos desde 1966 en el Pacto de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales porque en el mundo de la Guerra Fría unos abogaban por derechos individuales y otros por derechos colectivos y por eso, en 1951, la Asamblea General de las Naciones Unidas había decidido que lo mejor era la redacción de dos instrumentos separados.
  • Abonó al desarrollo progresivo del Derecho Internacional de los Refugiados con una nueva definición del término refugiado, una visión integral para las soluciones duraderas y la inclusión del concepto de género en todo el trabajo con refugiados, repatriados y desplazados.
  • Logró acuerdos concretos que permitieron a organizaciones no gubernamentales, nacionales y extranjeras, realizar su labor humanitaria.

En el caso particular de El Salvador, la contribución de la protección de los derechos humanos tuvo una dimensión adicional, inesperada y beneficiosa, que contribuyó grandemente al proceso de paz: La decisión que tomaron las delegaciones negociadoras del gobierno y del FMLN de poner en marcha el Acuerdo sobre derechos humanos concluido en San José el 26 de julio de 1990, pese a que la negociación de la paz todavía no había concluido.

Esa decisión devolvió el impulso al proceso de negociación que en aquel momento se había estancado, y permitió el primer despliegue de ONUSAL en El Salvador, el 26 de julio de 1991, seis meses antes de la firma del Acuerdo de Chapultepec 16 de enero de 1992. Más allá de permitir recuperar el rumbo y el ritmo del proceso de negociación y hacer posible la llegada de ONUSAL, esta visión progresiva de la negociación y de la puesta en marcha de lo acordado contribuyó a la generación de confianza entre las partes y entre importantes sectores de la población salvadoreña que pasaron de una visión negativa, escéptica en algunos casos, cínica en otros, a tener optimismo y esperanza. 

Exembajador de El Salvador en Francia y Colombia, exrepresentante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Argelia, Colombia, Tayikistán y Francia y exrepresentante adjunto del ACNUR en Turquía, Yibuti, Egipto y México. También fue jurado del premio literario Le Prix des Ambassadeurs en París, Francia.

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