Durante el proceso de negociación bajo los auspicios de las Naciones Unidas, el tema más difícil de la agenda, reconocido así por las partes y el mediador, fue el de la Fuerza Armada y, en un primer momento, las posiciones de las delegaciones estaban diametralmente opuestas, pues el FMLN, por ejemplo, insistía en la disolución de la institución, algo que para el gobierno era inaceptable.
En todo caso, el FMLN, en una Declaración Unilateral en el Acuerdo de México de 27 de abril de 1990, “… dejó constancia de que la redacción del artículo 211 [de la Constitución], en el que se define la Fuerza Armada como institución ‘permanente’, no es acorde con su posición sobre el particular, y dejó sentado que considera pendientes de negociación reformas constitucionales…”
Finalmente, las partes se pusieron de acuerdo en varias medidas, entre ellas la creación de una Comisión ad hoc para la depuración de la Fuerza Armada. Así, en el Acuerdo de Chapultepec se dispuso “un proceso de depuración de la Fuerza Armada, en el marco del proceso de paz y de cara al supremo objetivo de la reconciliación nacional, en base a la evaluación de todos sus miembros por una Comisión ad hoc…La evaluación tendrá en cuenta la trayectoria de cada oficial, lo que incluirá de modo especial:
- “sus antecedentes en cuanto a la observancia del orden jurídico, con particular énfasis en el respeto a los derechos humanos, tanto en su conducta personal como en el rigor con que haya dispuesto la corrección y sanción de hechos irregulares, excesos o violaciones de derechos humanos que se hayan cumplido bajo su mando, sobre todo si se observan omisiones graves o sistemáticas a este último respecto”;
- “su competencia profesional; y”
- “su aptitud para desenvolverse en la nueva realidad de paz, dentro del contexto de la sociedad democrática, y para impulsar la democratización del país, garantizar el irrestricto respeto a los derechos humanos y reunificar la sociedad salvadoreña…”
El Acuerdo de Chapultepec también estipulaba las medidas que debían adoptarse por infracción de cualquiera de las razones mencionadas: “el cambio de destino y, si fuere el caso, ser dados de baja”.
Se trataba de una tarea inédita, pues los miembros de un ejército latinoamericano serían evaluados por tres civiles, compatriotas suyos. Los tres comisionados fueron el Dr. Abraham Rodríguez, don Eduardo Molina Olivares y el Dr. Reynaldo Galindo Pohl. En relación con el Dr. Reynaldo Galindo Pohl, el Dr. Pedro Nikken que fue asesor jurídico de las Naciones Unidas en este proceso, me contó que el FMLN lo objetó argumentando que había estado demasiado tiempo fuera del país, pero que el Dr. Javier Pérez de Cuéllar, secretario general de las Naciones Unidas, puso fin a esta discusión diciendo al FMLN: “Si rechazan a Galindo Pohl, me rechazan a mí”.
Sobre el trabajo de la Comisión ad hoc, a fines de enero 2012, el Dr. Abraham Rodríguez participó vía videoconferencia en un coloquio que se organizó en París para conmemorar el vigésimo aniversario de los Acuerdos de Paz. En ese coloquio que organizaron el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, el Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po), la Embajada de México y la Embajada de El Salvador, el Dr. Abraham Rodríguez, ya para ese entonces el único comisionado todavía en vida, pues el Dr. Reynaldo Galindo Pohl había fallecido dos semana antes y don Eduardo Molina Olivares había fallecido en agosto de 2000, habló in extenso sobre la labor de la Comisión.
Aquí me permito transcribir parte de lo que dijo el Dr. Abraham Rodríguez en el Coloquio, que se reproduce verbatim en el libro La paz es posible: El Salvador 19922012, Memoria del Coloquio, París, 26 y 27 de enero de 2012, que publicó el Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador en 2014:
- “Bien, cuando nosotros integramos la Comisión ad hoc, quiero contarles algo, una anécdota. El Sr. Presidente de la República, el Licenciado Alfredo Cristiani, me había insistido en varias ocasiones en que integrara esta Comisión. Como ustedes saben, la Comisión fue seleccionada por el Secretario General de la ONU, pero le dio vida jurídica el Presidente de la República. Yo puse como condición para integrar esta Comisión que formara parte de ella el Dr. Reynaldo Galindo Pohl, que en paz descanse, porque lo conocía, lo conocía a fondo y sabía que con él y con Eduardo Molina Olivares podíamos hacer un trabajo tan delicado en beneficio del proceso de democratización del país”.
- “Un día recibí una llamada de Ginebra del Dr. Galindo Pohl quien me dijo: ‘Abraham, me han dicho que usted no acepta la Comisión ad hoc si yo no acepto’, si doctor, le dije, entonces me dijo, ‘mire, lo he pensado mucho y creo que es el momento en que debemos apostarle a la democratización del país’. Entonces, le dije, me alegro. ¿Quiere decir que va a venir tres meses como dice el Acuerdo? No, me dijo, ‘necesitamos por lo menos cuatro’. Se vino, nos integramos y empezamos a trabajar”.
- “Primer detalle: decidimos que no íbamos a recibir dinero del gobierno, queríamos una independencia total, así que fuimos a las Naciones Unidas y nos dieron algo de apoyo, pero no nos podían dar un presupuesto. Pero nuestros amigos de Suecia, Finlandia, y Noruega nos proporcionaron 200 mil dólares que fue lo que invertimos en el trabajo que hicimos. Y lo que sobró lo devolvimos debidamente auditado con una cuenta que detallaba todos los gastos que se hicieron”.
- “Una vez que estuvimos integrados buscamos un local, pero nadie quería darnos un local, toda la gente temía que el local fuera dinamitado. Finalmente, la esposa del Doctor Alberto Ulloa Castro nos alquiló un pequeño edificio, y tuvimos desde luego que asegurarlo porque ella misma también tenía miedo de que se lo destruyeran”.
- “Una vez nos instalamos, revisamos en detalle qué era lo que nos pedía el Acuerdo de Paz. Lo que nos pedía era evaluar a la Fuerza Armada. Cuando averiguamos cuántos miembros la componían, se nos informó que eran tres mil y resulta que para hacer nuestro trabajo solo teníamos tres meses. Y teníamos que entrevistar, porque el Acuerdo lo dice, a cada oficial. Como no era imposible realizar el trabajo de esa manera, decidimos que solo íbamos a entrevistar a Generales, Coroneles y Teniente Coroneles para que el Acuerdo sirviera de ejemplo. No podíamos entrevistar a más oficiales, hubiera sido imposible de esa manera por lo que limitamos el trabajo”.
- “Luego decidimos qué tipo de pruebas íbamos a recibir y decidimos que íbamos a trabajar con las hojas de los oficiales, pero además con toda clase de prueba que nos llegara nuestras manos, sin discriminar ninguna. Y luego decidimos que todos los acuerdos que tomáramos iban a ser tomados por unanimidad”.
- Entonces, una vez que hicimos eso, declaramos que nuestro trabajo iba a ser completamente objetivo, que lo considerábamos como un sacrificio porque en aquel momento todo el mundo pensaba que corríamos riesgos hasta de perder nuestras propias vidas. Nosotros, con tal que el país se pacificara decidimos hacer este trabajo lo más objetivamente posible, sin tratar de dañar a nadie y buscando darle cumplimiento a los Acuerdos de Paz”.
- “Una vez que terminamos el trabajo, se lo entregamos al Secretario General y al Presidente de la República”.
- “Yo sé que el Presidente de la República tenía bastante dificultad para poder cumplir los acuerdos de la Comisión ad hoc, pero gracias a Dios se cumplieron”.
- Ahora el país tiene unas Fuerzas Armadas ejemplares, de las cuales el pueblo se siente orgulloso. Y en esto contribuimos nosotros”.
Sobre la seguridad de los comisionados, el Dr. Abraham Rodríguez me contó que antes de empezar el trabajo, se reunió con el Dr. Reynaldo Galindo Pohl en Washington, que primero lo invitó a un paseo en barco por el río Potomac, algo que él disfrutaba mucho, después lo convidó a su restaurante favorito y le preguntó si estaría de acuerdo en que ambos ordenaran su plato predilecto. Una vez terminada la cena, le dijo: “Sabe que es posible que no sobrevivamos esto”. Después el Dr. Galindo Pohl me confirmó esta anécdota.
El Dr. Abraham Rodríguez y el Dr. Reynaldo Galindo Pohl también me contaron que funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos en San Salvador visitaron a cada comisionado en su casa para darles consejos sobre asuntos de seguridad. Para llegar a cada casa hicieron un importante despliegue que difícilmente podía pasar desapercibido. Tanto el Dr. Abraham Rodríguez como el Dr. Reynaldo Galindo Pohl me hablaron de la importancia del despliegue que había hecho la Embajada, pues llevaba un mensaje que no podía ser más claro.
El informe de la Comisión ad hoc es confidencial. El Dr. Reynaldo Galindo Pohl entregó una copia al secretario general de las Naciones Unidas y el Dr. Abraham Rodríguez entregó otra al presidente de la República, y se sabe que un poco más de cien oficiales de alta graduación fueron dados de baja como resultado de ese informe.
Los comisionados no cobraron por su trabajo, lo hicieron por amor a la Patria y, pensando en la historia del país y en el legado fundamental para futuras generaciones, decidieron enviar toda la documentación a una universidad en los Estados Unidos, especificando que solo podía hacerse pública pasados 25 años.
Exembajador de El Salvador y exrepresentante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). También fue jurado de premio literario Le Prix des Ambassadeurs en París, Francia.