Por Se informa: “Las vacaciones agostinas en El Salvador cerraron con 200 personas lesionadas y 16 fallecidas en accidentes de tránsito, de acuerdo con el informe final que presentaron este miércoles al mediodía autoridades del Sistema Nacional de Protección Civil. En total, durante el periodo vacacional que comenzó el pasado 30 de julio y finalizó este día, se contabilizaron 333 accidentes de tránsito y las autoridades detuvieron a 56 personas por conducción peligrosa. “En el 2023 hubo 13 fallecidos por siniestros viales, para este año 2024 se tuvo tres fallecidos más (16) y esto es un 23 % de incremento; en cuanto a los lesionados hubo un 20 % más. Mientras, en la cantidad de detenidos peligrosos también se tuvo un incremento del 12 %, en cuanto a los siniestros viales un 14 % de incremento. También hay un incremento del 40 % más de esquelas que fueron impuestas para esta temporada vacacional y las pruebas de alcoholemia que tiene un incremento del 33 %”, explicó el titular del Viceministerio de Transporte (VMT)”.
Recién pasa un periodo vacacional, es tiempo de regresar a casa. No todos regresarán a sus casas, muchos sí lo harán, una minoría está ingresada en los diferentes centros de atención médica y a los que tristemente sacaron la peor parte, sus parientes los lloran. No podemos ser simples estadísticas, que cada año, cada vacación se repita la historia de que los noticieros resuman lo sucedido y todo se remonte a decir cuántos muertos, cuántos heridos, cuántas personas fueron salvadas de morir ahogadas.
Lamentablemente las campañas de prevención no logran su cometido y todo se tabula en frías cifras; no es responsabilidad del Estado evitar un accidente, no, aun, brindan protección en las diferentes playas y hay un grupo de guardavidas en casi todos los centros recreativos. Que la prevención funcione es tarea de la familia salvadoreña. Parece que ni las altas multas disuaden al que ya decidió irse de farra, no ocupan a otra persona que en total sobriedad maneje el vehículo ni contratan salva vidas profesionales cuando de excursiones se trata.
Mientras el padre y los amigotes disfrutan de los diferentes licores, los hijos, creyendo que pueden nadar o que al ver una mar en calma, no tienen ni idea que en segundos serán succionados por esa inmensidad de agua; está claro que planes de prevención no funcionan y hay algo que duele a cualquiera como que es que le toquen el bolsillo, aquí en el país, eso parece no importar, altísimas multas se pagan, la divierta es casi nuestro apellido, no hay revisión del vehículo como tiene que ser, se desconocen las carreteras más peligrosas del país y a veces atenidos que conducimos un vehículo todo terreno obviamos lo peligroso de ciertas carreteras que, no hay mes o semana que no haya un accidente, a veces no pasa de un pequeño percance y en otras situaciones, un paseo familiar donde todos han disfrutado, se termina con una tragedia que lamentar.
El desenfreno no deja nada bueno, en un país donde el conducir un vehículo escomo entrar a una arena romana, donde el carro más grande o el motociclista que , hacen de las calles un lugar donde batirse a duelos, es cosa de niños; se ejerce una violencia inimaginable, somos intolerantes y en una sociedad violenta, se debe manejar en primer lugar pensando en uno, y luego, se debe conducir pensando en qué puede hacer el vehículo del frente, el vehículo de al lado pues todos los días, hay percances trágicos, y todo por no ser nosotros los que debemos buscar la prevención.
¿Qué pasa si llegamos media hora al lugar de reunión? ¡No pasa nada! Si llevásemos a un parque enorme todos los carros y las víctimas de los fatales accidentes, no cabrían tantos carros pues el número de accidentes para el período de vacaciones es altísimo.
Como médico, entiendo que cada herido es un gasto que el Estado absorbe, la salud se ve afectada pues accidentes y algunos que no son accidentes como es ir totalmente borracho tiene un costo altísimo, y somos nosotros los responsables de tales accidentes.
Son 200 hogares que deben verse involucrados en gastos, en hospitalizaciones y más, y lo triste que dejan estas vacaciones son 20 familias que no volverán a ser las mismas, pues perdieron a un ser querido. Creo que estas líneas son apenas un llamado a la toma de conciencia que todos debemos practicar; no es el Estado, es cada familia que debe apelar al buen tino, y no terminar siendo otras estadísticas al fin de las vacaciones.
Médico.