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Enfoque epidemiológico a los accidentes de tránsito

una de las principales causas de la creciente tasa de accidentes viales tiene mucho que ver con el deterioro de la salud mental de la población y, por ende, de los conductores.

Por Rodolfo Chang Peña |

En El Salvador siempre han ocurrido accidentes viales en cantidad importante pero dentro de ciertos rangos lo que podría interpretarse como la tasa de prevalencia; no obstante, en las últimas décadas las cifras se han incrementado (Tasas de incidencia) a expensas probablemente de las tragedias en carreteras y las relacionadas con los motociclistas. ¿Pero los cálculos se fundamentan en registros estadísticos fiables?

Llama la atención que en la actualidad se desempeñan más gestores de tránsito que colaboran con el ordenamiento, hay más retenes distribuidos en las principales carreteras para detectar los excesos de velocidad, funcionan más puestos de control antidoping y se imponen más multas y sanciones pero en cambio los accidentes lejos de disminuir, siguen una tendencia alcista ¿Será que se está fallando en algo?

También llama la atención el incremento de conductores temerarios y peligrosos identificados en los puestos de control antidoping. No se sabe si ello obedece a que han mejorado los métodos para detectarlos, si existe una mayor cantidad de alcohólicos que se atreven a conducir o si el flagelo del alcoholismo crónico ha crecido como problema de salud.

Se sabe que son condiciones contributorias el estado y grado de deterioro de carreteras, condiciones climáticas de la época, falta de señalización y advertencias, estado y condiciones mecánicas de los vehículos automotores y distractores que desvían la atención del que maneja, etc. Pero muy poco se ha investigado sobre su nivel de responsabilidad, actitud, mentalidad y estado emocional, En efecto, no se conoce que se haya analizado a profundidad esta faceta, tampoco que se encuentre respuesta a las interrogantes ¿Por qué el conductor salvadoreño se accidenta con más frecuencia de lo esperado estadísticamente? ¿Por qué incurre en las mismas causas cuando se accidenta? Y ¿Por qué arriesga su vida y la de sus semejantes con tanta frialdad y conformismo?

Como es natural existen conductores respetuosos de las normativas de tránsito, educados, tranquilos, corteses, sensatos y concentrados en el manejo pero lamentablemente existe un grupo de dimensiones desconocidas que por su forma de conducir, caen en la que se podría llamar la “Subcultura de la irresponsabilidad”. Características que destacan de las personas de este último sector son ignorar olímpicamente el Reglamento de Tránsito, exceder la velocidad permitida con jactancia, invadir el carril que no le corresponde y darse por ofendido, no guardar la distancia con el vehículo delantero, sobrepasar en forma temeraria y de paso insultar el prójimo, no conceder el cambio de luces al encontrarse con otro vehículo por la noche y mostrar irritabilidad e intolerancia irracional.

Esta subcultura tiene un intenso arraigo similar al de lanzar basura a la calle, alcantarillados, quebradas, ríos y playas. Orinar al aire libre sin mayores miramientos y comer en el interior de los autobuses del transporte colectivo. De paso se robustece con la impericia, la mala educación y con los trastornos de la personalidad. De ahí que a nadie extraña que el violento y agresivo utilice su vehículo como arma, el egocéntrico quiera pasar primero a toda costa, el narcisista se preocupa más por exhibirse, el prepotente se abra paso a claxonazos y mentadas de madre, el mal educado desconozca la cortesía, el despistado se olvida de poner combustible, el ansioso depresivo actúa con prisa para llegar a ninguna parte y el acomplejado desee llamar la atención con la estridencia de su música.

De lo expresado anteriormente se desprende que una de las principales causas de la creciente tasa de accidentes viales tiene mucho que ver con el deterioro de la salud mental de la población y, por ende, de los conductores. Corrosión que se ha venido acumulando gradual y progresivamente junto con otras patologías sociales en las últimas décadas. La complejidad del problema, su larga data, cronicidad y raigambre hacen difícil revertir la situación en el plazo inmediato, pero con voluntad y paciencia es posible lograr algún éxito sobre todo si se empieza a trabajar con nuevas estrategias con los futuros conductores.

Médico.

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